Es geólogo, descubrió los mayores yacimientos mineros del país y ahora lidera un mega proyecto que aplicó al RIGI
Ricardo Martínez conversó con Forbes sobre los próximos pasos de Gualcamayo, la situación de la minería argentina y reveló cómo fue el descubrimiento de los proyectos más grandes a nivel nacional.

La carrera de Ricardo Martínez coincide con los hitos más importantes de la historia minera argentina: desde la sanción de la Ley de Inversiones de la década del 90' con la oleada de proyectos que implicó hasta el ingreso en producción de muchos de ellos a principios de los 2000' y este nuevo boom de la mano del RIGI. 

En una charla con Forbes, este geólogo sanjuanino que hoy lidera un proyecto de oro por más de 600 millones de dólares, cuenta cómo fue el descubrimiento de yacimientos icónicos como Veladero o Josemaría, de qué manera consiguió el interés de compañías internacionales y cuáles son sus próximos objetivos.

¿Cómo arranca tu historia con la minería?

Me recibí de geólogo en el 85'. Inmediatamente me gané una beca y me fui a hacer un máster a Estados Unidos, en Ohio. Por cuestiones de esa época y del destino, me especialicé en geología estructural. Es decir, cómo la corteza se deforma, cómo se arregla una cosa para que pase otra. Y eso lo empecé a trabajar, hice una tesis sobre el petróleo y empecé a trabajar. Y cuando volví a la Argentina a fines del me volqué a trabajar en petróleo un poco, pero inmediatamente me encontré con una cuestión que pude empezar en el Departamento de Minería del Gobierno de San Juan, el gobernador de esa época era geólogo, él me dio la posibilidad. Tuve una carrera académica en la Universidad, incluso gané una beca del Conicet para hacer un doctorado y todo, pero el Conicet, como tantas veces, quedó desfinanciado y no tenía los fondos. O sea, el destino me fue llevando a la minería.

¿Y el salto al sector privado?

Justamente me fui del Gobierno en un momento cuando todo el mundo quería ser geólogo o trabajar en el Estado, yo salté y me puse a hacer promoción de proyectos en forma privada junto con algunos colegas. Y así me fui insertando en un mundo totalmente nuevo de promover prospectos mineros en un país que nunca había tenido minería privada de exploración. Para esa época ni siquiera estaba la Ley de Inversiones Mineras, que fue recién en el 93'.

¿En qué se consistía ese trabajo?

Ir a un lugar, financiar de tu bolsillo, sacar 20 o 30 muestras.

¿Cómo eran esas expediciones?

En mula, a pie, acampando por largos días. Y lograr interesar a alguien que venga a invertir mayor cantidad de dinero en esa prospección inicial. Y después vendías tu servicio a quien podía financiar la continuidad de ese modelo de exploración que vos habías iniciado con 10 muestras.

¿Y ahí qué buscabas? ¿Inversores extranjeros?

Buscaba fundamentalmente gente que yo había conocido que había venido al país a buscar ese tipo de cosas previo a la Ley de Inversiones Mineras. Y bueno, por suerte a través de una persona que después me ayudó y que fue mi mentor técnico como geólogo, que es el doctor Patricio Jones, él nos contrató a un colega y a mí. Y empezamos con ese grupo que después devino en ser el grupo Lundin (empresa canadiense propietaria de lo que hoy es Vicuña, potencialmente el mayor yacimiento de cobre del país), que estaba empezando la factibilidad del proyecto Bajo de La Alumbrera en Catamarca (el único gran proyecto de cobre que estuvo operativo en la Argentina entre 1997 y 2018). Y al poco tiempo de eso formamos lo que fue Argentina Gold, que fue la empresa que ganó la licitación de Veladero (el mayor proyecto de oro que tiene el país) en su momento, año 94. Comenzamos Veladero y formamos la empresa para comenzar Veladero y otros proyectos más.

Mina Gualcamayo

¿Eso fue ya con la Ley de Inversiones Mineras?

Claro, en mayo del 93' se promulga la Ley de Inversiones Mineras. Formamos esta empresa y ganamos la licitación de Veladero y obviamente me tocó ser el geólogo original inicial del equipo que empezamos a trabajar en Veladero con profesionales muy jóvenes de acá de San Juan que íbamos en mula y buscábamos los antecedentes que había y buscábamos más muestras. Y al principio todo un fracaso, no encontrábamos nada de oro en ningún lugar, hasta que llegamos a Veladero norte, donde está hoy la mina, y la cosa hizo un vuelco brusquísimo. Encontramos, empezamos a encontrar, nosotros creíamos que habíamos encontrado un yacimiento gigante, el mercado no nos creía, nuestras acciones no subían. Cuando encontramos el yacimiento, pozo 55, que empieza a ser notorio, todo el mundo lo sabe, se cayó el mercado a nivel mundial porque hubo un fraude impresionante en Indonesia que se llamó Bre-X (retratado en la famosa película Gold) y los mercados se fueron al suelo, nuestra acción valía 3 dólares y bajó a 30 centavos. Justo cuando descubrimos el yacimiento. Entonces tuvimos que diseñar un programa para convencer al mercado internacional de que era verdad, que los valores eran reales, que no se había hecho un fraude de información como esto de Indonesia que había ocurrido en ese momento y donde los fondos de pensión americanos y canadienses habían perdido miles de millones de dólares. Le terminamos vendiendo el proyecto a Homestake Mining, una empresa de 125 años. Y con esa empresa terminamos en 2 años la factibilidad del yacimiento y me tocó en el año 2001 presentar en la Bolsa de Valores de New York Stock Exchange el informe de factibilidad del yacimiento que casi 10 años antes habíamos comenzado a prospectar en una mula.

Y no fue el único yacimiento que descubriste con tu equipo, ¿no? Hubo otros que hoy están en todos los diarios que también los pudiste descubrir.

Por suerte, bajo la misma estructura con el doctor Jones y con Lukas Lundin comenzamos la exploración de esta nueva área que hoy es el distrito Vicuña. Yo por suerte tengo el gran honor de haber puesto todas las propiedades tanto del lado argentino como del lado chileno dentro del grupo. Descubrimos a principios de 2003 lo que hoy se llama Josemaría. El yacimiento se iba a llamar Don Emilio porque era un cura de la orden del Opus Dei que nos ayudaba espiritualmente, venía a Veladero a dar misas. Y Don Emilio nos dijo: "No, no, encárguenselo a alguien que está más arriba" y se lo encargamos a José María Escrivá de Balaguer, que es el fundador del Opus Dei, y por eso se llama Josemaría el yacimiento (hoy es santo, en esa época era solamente una posibilidad de canonización). La fe tiene que ver mucho con lo que te mueve. Los geólogos sobreviven muchas veces más diciendo que no, a decir que sí. Yo soy de los geólogos que dicen normalmente que sí, que creo que puede haber más, que creo que se puede resucitar lo que vamos a hablar ahora, que se puede poner a Gualcamayo de pie de vuelta y que por 30 años más ponga mineral en distintos lugares del mundo, que ponga mucho trabajo en Jáchal y en San Juan y que esta gran familia de Gualcamayo hoy se vea con una fuerza y con una fe y un corazón renovado porque hay un grupo grande de gente encabezado por Juanjo y todo su equipo y todos los que hacemos el equipo que estamos poniéndole a esto toda la garra y toda la fe y todo el conocimiento y la inversión que hace falta para sustanciar todo eso que puede venir.

También estuviste muy cerquita de descubrir Filo del Sol, ¿no?

Filo existía, no se llamaba Filo. Filo del Sol se lo pusimos nosotros subiendo a pata desde el lado chileno porque cuando vos subís muy temprano en la mañana se ve el filo y se ve el sol de atrás. Nosotros lo vimos y fuimos a ver ese proyecto, no lo descubrimos porque ya estaba de alguna manera delimitado. Un geólogo americano que se llama Peter Drobeck, había trabajado en esa zona con otra empresa del lado chileno. Y él nos llevó en el año 99', un poco antes de la venta de Argentina Gold a Homestake, y fuimos y no pudimos llegar arriba porque nos agarró nieve, no veíamos nada, pero sacamos algunas muestras.

¿Todo eso es a pata el trabajo del geólogo?

Dejábamos la camioneta 5 kilómetros abajo y subíamos de 4.500 a 5.000 metros para llegar hasta el lugar desde Chile, por el lado argentino no había forma de llegar. Y tuvimos la suerte de que Lukas Lundin en ese momento se quedó con la idea y al otro año ya cuando había vendido Argentina Gold puso dinero y empezó el proyecto. En el año 2000 junto con Patricio empezaron a perforar, hicieron un joint venture RTZ, fijate vos la vida, y perforaron 6 u 8 pozos y no fueron excelentes los resultados y RTZ se bajó y se fue. Nosotros lo tomamos al proyecto de vuelta, devolvieron las propiedades y todo. En la debacle de De la Rúa y los 5 presidentes en una semana yo fui y negocié ese contrato con los dueños de la propiedad por muchísimo menos dinero de lo que se pagaba antes y lo conseguí y lo contraté de vuelta a ese proyecto. Ese contrato lo guardo en mi corazón porque es el nacimiento del Filo del Sol que se conoce hoy y mi gestión técnica legal en ese momento con los abogados de la empresa lo conseguimos y lo pusimos en marcha, empezamos a hacer los primeros muestreos regionales, le dimos otro enfoque mucho más grande, nos dimos cuenta de que había muchas cosas que no se habían visto antes y pusimos muchos pozos. Uno de esos pozos (el pozo 28 original) tuvo muy buen resultado en los últimos metros, entonces cuando pudimos llevar una máquina de diamantina en el año 2005 para perforar a mayor profundidad (las otras eran de aire y no penetraban más de 300 metros), las máquinas se nos congelaban en pleno verano. Entonces no podíamos perforar, sabíamos que hacerlo a esa altura de más de 5.000 metros era un desafío enorme a nivel tecnológico. Años después, creo que en 2020, llegó alguien ahí después de haber hecho muchas inversiones y de haber gastado mucho dinero, y perforaron en el mismo lugar de aquel pozo 28 a mayor profundidad como queríamos hacer nosotros. Y ahí descubrieron el corazón del proyecto Filo del Sol, que se llama la zona Aurora. 

Proyecto de cobre Josemaría, lo que hoy se llama Vicuña tras la fusión con Filo del Sol.

¿Y cómo llegás a Gualcamayo?

Yo estaba tranquilo en mi rutina geológica que nunca abandoné. Siempre hice muchas otras cosas, hoy producimos con mi familia aceite de oliva, tenemos otras actividades que las siguen mis hijos y me permiten seguir siendo geólogo. Yo estaba haciendo consultoría, acabábamos de terminar un informe de impacto ambiental de otro yacimiento que se está poniendo en marcha, que es Hualilán, junto con un grupo de profesionales casi todos sanjuaninos.

¿Hualilán también lo pusiste en marcha vos?

No, el informe de impacto ambiental de explotación de la nueva etapa lo terminamos en el 2022. Y estábamos un día, apareció un colega que nos dice: "Miren, hay una persona que está interesada en ver una posibilidad minera en San Juan". Nos reunimos, apareció este señor, Juan José Retamero, rápidamente creo que hubo esa química, ese feeling de: "Bueno, se puede hacer algo con este inversor". Sin decir nombres nos dijo: "Estoy atrás de un proyecto" y yo le dije: "Ah, vas a comprar Gualcamayo", "¿Y cómo sabés?", "Y... porque no hay muchos proyectos como el que estás describiendo, hay uno solo". Así que nos pusimos de acuerdo, inmediatamente me dijo: "¿Te subís al barco?", "Sí, me subo".

Y vos coincidías que era un proyecto que tenía potencial.

No solamente acordé con lo que él me decía, sino que le recontra aposté encima muchísimo más de lo que él creía y él se subió a mi apuesta también y a la del grupo. Y esto fue muy rápido y en 2 meses estábamos comprando la mina.

Eso en 2023, cuando la minería argentina estaba complicada.

Estaba muy complicada. Muy complicada con retenciones, con un país que no te dejaba importar, que no te dejaba sacar una divisa afuera y todo eso. Pero Juanjo es el que apostó ahí, porque él conocía el país, venía de 10 años sufriendo en la Argentina con inversiones de entrar y salir, pero inversiones que estaban complicadas. Y creo que ahí la apuesta y la visión de su grupo y él y quien lo asesoró en esa parte (que no fui yo) lo importante es que puso lo que había poner, tomó el riesgo y hoy estamos empezando a disfrutar de los primeros resultados de afrontar ese riesgo y de creer, de ponerle corazón a algo que si lo pensabas solamente no te decidías, había que ponerle algo más que pensamiento y opcionalidad financiera.

¿Qué rol cumplió el RIGI para que este proyecto cobre más dimensión?

Ahí tengo que darle pie a la visión del grupo, especialmente la visión de Juanjo, porque él apenas empezó a sonar la posibilidad de tener un esquema de este tipo como el RIGI (incluso antes de que se promulgara el RIGI) ya empezó a decir: "Si viniesen condiciones que nos aseguren algún tipo de seguridad los proyectos pueden volar en Argentina porque todo el mundo está viendo que Argentina está lejos de los problemas bélicos que tiene el mundo, está renovando su esquema". Acordate, nosotros compramos Gualcamayo antes de la elección de Milei. Cuando gano Milei todos nos rascamos la cabeza: "¿Qué va a pasar?". Como todo el país creo. Empezamos a ver algunas cosas positivas y cuando vimos esto del RIGI y la posibilidad obviamente apostamos. Juanjo quería presentar el RIGI tres meses antes de lo que lo presentamos, prácticamente cuando salió la ley, siempre dijo que estábamos demorándonos.

¿Cómo te ves de cara al futuro además del desarrollo de Gualcamayo? ¿Seguís con ese espíritu aventurero de buscar más proyectos?

Yo obviamente no soy un pibe, tampoco soy un viejo. Me entreno, trato de cuidarme y de estar disponible físicamente para el esfuerzo que haga falta hacer. Intelectualmente no tengo ninguna duda de que quiero estar y quiero ver esto. En algún momento cuando empezó toda esta historia un periodista me preguntó: "¿Por qué retiraron al cierre?" y yo dije: "Porque yo no quiero vivir para ver el cierre de Gualcamayo, quiero que se cierre mucho después que yo no esté" y sigo sosteniendo esa apuesta. Así que si Dios me da vida y Juanjo sigue apostando y el grupo se sigue reforzando como se está reforzando y tenemos el empuje de todo el equipo, lo vamos a concretar, lo vamos a hacer.