El vínculo estrecho que hay entre el dólar y la industria energética hace que, ante cualquier ajuste cambiario, los precios de combustibles y tarifas estén en la mira de todos por su posible correlato en la inflación.
El salto de la divisa en el mes de julio que ya acumula un 7% provocó el mayor aumento de combustibles del 2025 y el primer ajuste que hace YPF en la mitad de un mes. Hasta ahora, todos los cambios en el surtidor se aplicaban el día 1, pero la pérdida de rentabilidad era tan grande que decidieron anticiparse con una suba del 2,5%.
El cambio fue replicado por el resto de las compañías refinadoras y se suma al 3,5% que había sido anunciado a principios de julio por YPF y al 5% que aplicó el resto a fines de junio por el impacto en el barril internacional que tuvo la guerra entre Israel e Irán.
De hecho, los motivos que justifican este ajuste no corresponden solamente al movimiento cambiario de julio. Desde la salida del cepo para personas físicas el 11 de abril, las dos variables más importantes que definen el precio de los combustibles evolucionaron al alza. El dólar oficial subió un 18% y el precio del barril de petróleo Brent pasó de un promedio de 63 dólares a cerca de 69 dólares entre junio y julio.
Para colmo, los contratos de suministro se pagan con un retraso de 30 días, con lo cual, se termina tomando un tipo de cambio que se desconoce al momento de la compra y genera incentivos de cobertura ante momentos de volatilidad cambiaria como el actual.
"Compramos a ciegas, sin saber el precio que vamos a terminar pagando. Nos gustaría cubrirnos, pero la verdad que ni siquiera está pasando. Apenas llegamos a trasladar lo que fue el crudo, imagínate el tipo de cambio", sostiene uno de los jugadores del mercado.
Por el lado de las tarifas, hay que considerar que aproximadamente el 80% del costo eléctrico y el 100% del gas está dolarizado, números que obligan a un ajuste inmediato frente a cualquier oscilación cambiaria o a un aumento de subsidios.
El segundo camino es el que finalmente se va a tomar en esta oportunidad, por lo menos, hasta que pasen las elecciones de octubre. Una de las estrategias que ya se hizo los últimos meses y se repetiría en agosto para evitar un perjuicio a las distribuidoras, es reducir el precio mayorista (denominado PIST) que les pagan a las productoras.
En julio se bajó en casi tres centavos de dólar el millón de BTU (la unidad de medida del gas) para compensar el incremento del tipo de cambio que toma en cuenta el promedio de los días hábiles de la primera quincena de cada mes.

Impacto en la inflación
La gran pregunta es qué consecuencia puede tener estas variables en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que viene de dos meses con los valores más bajos en cinco años y casi comparables con la situación del 2017.
Según indicaron las principales consultoras económicas, afortunadamente el golpe será muy bajo y no evitará un nuevo reporte inflacionario por debajo del 2% en el mes de julio. De acuerdo a Eco Go, la incidencia de los energéticos sobre la inflación será de apenas 0,14 puntos porcentuales, mientras que el resto afirmó que "no se está viendo un passthrough muy alto".
"La inflación de julio se ubicaría en 1,9% mensual. El salto respecto a la semana pasada responde principalmente al aumento del 2,5% aplicado por YPF sobre el precio de las naftas, que se suma a la suba del 3,5% a principios de mes; el incremento en el precio de los alimentos consumidos fuera del hogar; y al cierre de paritarias para el empleo doméstico, donde se acordó una suba del 1% para el mes", puntualizaron en su clásico informe.
Por su parte, desde C&T destacaron a Forbes que solo se están viendo aumentos importantes "en alguna verdura por cuestiones climáticas y por turismo debido a las vacaciones de invierno, aunque en un menor nivel que en diciembre".
"No estamos viendo nada de passthrough. La inflación viene debajo del 2%. Está casi todo muy tranquilo y los servicios están aumentando más despacio", agregaron.