Hace unos días, una nueva polémica se desató en las redes sociales argentinas cuando emprendedoras y modistas comenzaron a manifestar su rechazo hacia las prendas del gigante chino Shein. A través de la red social X se difundieron mensajes de costureras que se negaban a arreglar prendas provenientes de la plataforma de ultra fast fashion, mientras emprendedoras criticaban abiertamente el impacto de estos productos importados en la industria local. El debate dividió aguas: por un lado, quienes defienden el acceso a ropa barata en un contexto de retracción de consumo; por el otro, los que alertan sobre el daño a la producción nacional.
Esta controversia encuentra a la industria textil argentina en un momento delicado. Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), en los primeros cinco meses del año, las importaciones de ropa registraron un incremento del 77% comparativamente al mismo período de 2024, totalizando US$ 253 millones.
En tanto, de acuerdo con datos de la Fundación ProTejer, en marzo de 2025 la utilización de la capacidad instalada del sector registró apenas el 41%, manteniéndose 11,5 puntos porcentuales por debajo del nivel de marzo de 2023. Una cifra que deja entrever un dato preocupante: "Seis de cada diez máquinas permanecen detenidas en las fábricas textiles", como señala el último boletín económico sectorial de la entidad.
Durante el primer trimestre de 2025, cinco de cada diez empresas del sector textil e indumentaria registraron caídas en sus ventas respecto del mismo período del año anterior, con una merma promedio del 5%. Pero al ampliar la mirada a los últimos dos años, la situación se agrava: siete de cada diez empresas vieron reducir sus ventas, con una caída promedio del 21% en relación con el primer trimestre de 2023.
El empleo también refleja esta tendencia negativa. En febrero de 2025, el sector textil, confecciones, cuero y calzado registró una caída del 7% en el empleo asalariado registrado privado, equivalente a la pérdida de 8.500 puestos de trabajo.
Entre las principales razones que explican esta debacle, las empresas destacan la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores (señalada por 8,2 de cada 10 empresas) y, significativamente, "la mayor participación de productos importados en el mercado local", mencionada por 6,3 de cada 10. De hecho, desde la Fundación ProTejer advirtieron que solo el 33% de las prendas consumidas en Argentina son de fabricación local. Según la misma fuente, el 75% de la indumentaria que se vende en los shoppings es de origen importado.
El tsunami de las importaciones y el colapso de precios
Durante los primeros cinco meses de 2025, las importaciones de productos textiles e indumentaria alcanzaron 159.943 toneladas y US$ 701 millones, representando un aumento del 93% interanual en cantidades y 53% en valores. China fue el país que mayor crecimiento de envíos de ropa al mercado argentino registró de enero a mayo de 2025 con un incremento del 97% interanual.
Los números revelan una realidad que trasciende el volumen: se trata de una caída histórica en los precios de importación. Las prendas ingresaron a un promedio de 17,49 dólares FOB por kilo en enero-mayo 2025, un mínimo histórico que representa una caída del 22% respecto al mismo período del año anterior. Los tejidos de punto llegaron a apenas 2,21 dólares FOB por kilo, un desplome del 80% interanual.
Todos los rubros registraron incrementos dramáticos en volumen: tejidos de punto creció 153% en toneladas, confecciones 150% y prendas 118%. "Esto significa que se está importando a menores precios que los del año pasado", advierte el informe de ProTejer, una realidad que tensiona aún más la competitividad de la producción local.
Esta avalancha de importaciones baratas se explica por las medidas de desregulación comercial implementadas: eliminación de valores criterio, eliminación del canal rojo de fiscalización, derogación de la Declaración Jurada de Composición del Producto, flexibilización de medidas antidumping, eliminación del control aduanero del etiquetado y falta de implementación de reglamentos técnicos para restringir sustancias nocivas para la salud del consumidor.
El fenómeno de las compras internacionales online no se limita únicamente a Shein o a Temu. En este contexto de apertura comercial, otras plataformas cross-border también están experimentando un crecimiento. Tiendamia, el marketplace que permite comprar directamente a vendedores verificados en Estados Unidos y China, reveló que la categoría Indumentaria duplicó las ventas entre enero y julio de 2025 con respecto al mismo período del año anterior, posicionándose como la primera en el ranking de productos más buscados. En el caso de Temu, Andreani, la compañía encargada de entregar sus pedidos en Argentina, pasó a tener 300.000 envíos mensuales solo de productos de Temu tras cerrar una alianza en marzo.
"En Tiendamia las marcas de indumentaria están entre las más elegidas por los consumidores locales, que encuentran precios muy competitivos con un proceso claro y sencillo", explicó Santiago García Milán, Country Manager de Tiendamia para Argentina y Perú. Entre las marcas internacionales más demandadas se encuentran Adidas, Nike, Tommy Hilfiger, Armani Exchange, Columbia, North Face, New Balance, Dr Martens, Levi's y Uggs.
Cambio de estrategia o adaptarse
En este contexto, los empresarios locales están evaluando cómo competir. Por caso, Gabriel Corigliano, fundador de MOM Sports, optó por una estrategia agresiva. "Para nosotros, los industriales, es muy complicado competir con toda esta apertura. Tendrán bajos precios pero la calidad de productos no es buena. Mi estrategia es vender más barato que Shein", explica el empresario.
Corigliano, con 20 locales propios, 16 en Argentina, uno en Paraguay y cuatro tiendas en Estados Unidos, decidió expandirse en plena crisis: "Hice al revés de todos, cuando todos se asustan yo invierto. Cuando algunos cierran negocios, yo abro más locales". Durante el primer semestre del año abrió siete locales, seis en Argentina y uno en Miami.
Su estrategia incluye promociones agresivas: "Las promos imbatibles son tres prendas por $ 20.000 o una prenda por $ 10.000", dice. Para poder competir, MOM Sports mantiene toda la cadena vertical: "fabricamos el hilo, las telas, hacemos los diseños, confeccionamos y vendemos en nuestros propios locales".
La empresa, que cuenta con cinco plantas distribuidas en San Martín, Vicente López, Chilavert, Chascomús en la provincia de Buenos Aires y otra en Justo Darac, San Luis, tiene actualmente 20 locales propios: 16 en Argentina, 1 en Paraguay y 4 en Estados Unidos, y exporta a estos mercados además de Brasil. "Queremos ser 'la China de América' y vender desde Argentina al mundo", explica Corigliano, quien también invierte fuertemente en innovación: "Somos los únicos que fabricamos prendas deportivas con tecnología seamless en Argentina, que es ropa sin costura. Ahora vamos a invertir en tecnología para tejer telas de alto rendimiento. Estamos trayendo máquinas que en vez de coser con hilos la pegan con calor y otras de corte láser".
El empresario reconoce que "la rentabilidad nos cayó un 50% en el último año", pero mantiene una filosofía de crecimiento: "Never give up, jamás hay que darse por vencido, esa es mi frase de cabecera". Su estrategia incluye diferentes formatos de venta, desde locales tradicionales y outlets hasta un nuevo formato donde "vendemos toda la ropa de indumentaria deportiva a $ 10.000".
Corigliano es crítico del contexto normativo: "Los gastos de los servicios se multiplicaron por 10, necesitamos que nos ayuden a volver a precios como teníamos con el gobierno anterior. Recién vuelvo de China, pueden fabricar con buenos precios porque tienen todo subsidiado la luz, el gas, el combustible".
MOM Sports abrió su primera tienda en Estados Unidos en el Dolphin Mall en marzo de 2022 y recientmente abrió su segundo local en ese shopping. Además, cuenta con un sitio online que desde Miami comercializa ropa a todo Estados Unidos y apuesta fuerte a la venta a través de Tik Tok.
El fenómeno Shein: más que moda barata
Detrás de esta controversia está el meteórico crecimiento de Shein en Argentina. La empresa, fundada por Chris Xu en 2008, pasó de vender vestidos de novia baratos online a convertirse en un imperio del "ultra fast fashion" con una valoración que rondaría los US$ 30.000 millones.
Xu, de 41 años y con una fortuna estimada en US$ 9.100 millones según Forbes, forjó un modelo sin precedentes: Shein lanza miles de artículos nuevos cada semana, llegando a añadir alrededor de 2.000 productos nuevos por día a su catálogo online, con picos de 600.000 prendas disponibles.
En Argentina, el furor por Shein se explica por varios factores convergentes. El Gobierno flexibilizó las compras al exterior por courier, elevando el límite de valor FOB de US$ 1.000 a US$ 3.000 y eximiendo de derechos de importación a envíos de hasta US$ 400.
Para Alejandra Boland, consultora de negocios internacionales, el fenómeno Shein pone sobre la mesa "varias verdades incómodas" del sistema. "En un país donde comprar ropa nacional es, muchas veces, más caro que viajar y comprar afuera, la irrupción de un gigante global como Shein, con precios ultra bajos y logística aceitada, tensiona aún más el ecosistema", analiza.
Boland señala que las marcas de moda argentinas están "atravesadas por un entorno que limita su crecimiento": "Producir acá es caro: los insumos importados tributan cifras altísimas, los textiles nacionales son escasos y muchas veces de baja calidad y los procesos productivos enfrentan regulaciones y una logística cada vez más compleja".
Asimismo, Boland no cree que la solución pase por "cerrar fronteras ni demonizar al consumidor", sino por cambios sistémicos: "Ncesitamos un entorno impositivo que acompañe y estimule a quienes producen en el país, una industria textil que se modernice y se vuelva competitiva, y marcas que, sin resignar propósito, se animen a revisar sus estrategias".
En tanto, Diego Meischenguiser, presidente de Perramus, una empresa centenaria que emplea a 180 personas y que recientemente anunció que traerá nuevamente a la marca británica Hunter a la Argentina, reconoce la complejidad del momento: "Está llegando mucha competencia de productos de China". Para el empresario, tercera generación en la firma familiar y quien se muestra a favor de una economía abierta, el sector está "en ese proceso que las marcas están empezando a buscar la forma de diferenciarse", aunque reconoce que "es un desafío grande".
Mientras Argentina avanza en la desregulación comercial, incluyendo "la eliminación de controles clave en aduana y en la cadena de valor textil", otra parte del mundo va en dirección opuesta. Francia aprobó recientemente una ley histórica para frenar el "ultra fast fashion", buscando fomentar la sostenibilidad y proteger su industria de la competencia desleal. Esta normativa europea representa, según ProTejer, "una oportunidad para Argentina de revalorizar su producción textil, que ya tiene potencial para ser más sostenible", mientras que "Europa avanza hacia regulaciones que premian la sostenibilidad y castigan la sobreproducción".
"A nivel global, Shein está siendo observado por su impacto ambiental, social y por prácticas laborales cuestionables. Europa y EE.UU. están empezando a regular con más fuerza el fast fashion extremo, mientras el modelo de negocios ultrarrápido enfrenta crecientes cuestionamientos éticos y sostenibles. Aun así, sigue expandiéndose. Y Argentina no es la excepción", agrega Boland, quien detalla que el discurso sobre lo "ético" o lo "correcto" necesita complementarse con soluciones concretas: "Mientras no se resuelva la ecuación económica, las marcas argentinas seguirán enfrentando enormes desafíos para ofrecer propuestas valiosas a precios posibles", dice.
"Hoy el rubro textil en Argentina está atravesando una transición complicada. Se siguen sosteniendo estructuras muy grandes vinculadas a la fabricación y la confección, mientras al mismo tiempo se empieza a abrir la posibilidad de importar cada vez más productos. Hay muchas empresas que no terminan de volcarse 100% a la importación, porque ya lo intentaron en otro momento y no obtuvieron los resultados que esperaban. Pero tampoco quieren desarmar toda su estructura de producción, por la cantidad de empleados que tienen, por la inversión ya realizada en maquinaria y porque históricamente siempre necesitaron de la fábrica para sostenerse", comparte Facundo Guerrero, fundador y director de BDigital, una agencia de marketing digital surgida hace 10 años en Argentina y con oficinas en Buenos Aires, Miami y Australia, está asesorando a más de 25 marcas fabricantes y mayoristas de indumentaria en el país.
Y añade: "Entonces, lo que está pasando hoy es que el consumo está en baja, pero la importación sigue creciendo, lo que genera una sobreoferta que muy probablemente, en el corto o mediano plazo, se traduzca en una explosión de promociones, descuentos agresivos y reventones de stock, ya que muchas empresas importaron productos en cantidad para la temporada de invierno, y están trayendo aún más para la temporada de verano. Y cuando llegue el momento de tener que pagar esas importaciones, la necesidad de liquidez va a empujar a muchos a bajar precios de forma repentina".
Finalmente, sobre el futuro de la industria textil, el director de BDigital sostieen: "En beneficio del consumidor, los precios probablemente bajen porque la demanda va a ser menor que la oferta, y eso inevitablemente va a empujar los precios hacia abajo. Lamentablemente algunos competidores del sector no podrán realizar las inversiones necesarias para importar productos de mejor calidad a menor precio. Y también van a quedar estructuras muy grandes que, por los costos que manejan, no van a poder sostenerse. Es muy difícil competir con el precio final que puede tener una prenda confeccionada en el exterior".
Boland concluye: "Argentina tiene diseñadores y marcas con una potencia creativa extraordinaria. Tiene identidad, mirada propia y una comunidad de emprendedores resilientes que no para de reinventarse. En este contexto desafiante, se están gestando propuestas valiosas, colaboraciones con impacto, modelos de producción más conscientes y marcas que, incluso desde lo pequeño, están abriendo caminos nuevos. Hoy, más que nunca, estamos frente a una oportunidad de revisar, reconfigurar y proponer. De construir un ecosistema de moda más accesible, conectado con su comunidad y con una visión de futuro posible. Porque detrás de cada decisión de consumo también se juega la posibilidad de una industria que evolucione".