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Nicolás Gadano
Negocios

"Creer que Vaca Muerta va a resolver la macro argentina es un error"

Fernando Heredia

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En una charla con Forbes, el economista Nicolás Gadano anticipa exportaciones altísimas de cara al 2030, pero advierte que nada será suficiente si continúan los desequilibrios económicos.

8 Octubre de 2025 07.45

La crisis financiera y cambiaria de estas últimas semanas demostró, una vez más, que por más que Argentina reciba enormes préstamos internacionales como los del FMI, swap chinos o del Tesoro norteamericano, los desequilibrios macroeconómicos pesan más en esa balanza. 

Para Nicolás Gadano, economista jefe de la consultora Empiria (muchas veces mencionado como posible secretario de Energía bajo el PRO), la misma lógica aplicaría para Vaca Muerta que, desde hace años, aparece como la salvación del país en este eterno problema de restricción externa. 

"Esa idea de que Vaca Muerta va a traer los dólares que hacen falta para la Argentina y va a resolver la macro es un error", afirma en una entrevista con Forbes, donde hace un repaso de la política energética en estos primeros dos años de administración Milei, propone una venta parcial de activos de YPF y analiza el futuro del sector.

Se están por cumplir dos años de esta gestión. ¿Qué rescatas como positivo del ámbito energético y cuáles son las materias en las que considerás que faltan trabajar un poco más?

La orientación general de la política energética y, en particular, la de Oil & Gas, ha sido muy positiva. Recordemos que, en materia legislativa, la única ley que sacó Milei —la Ley Bases— tiene dos capítulos cruciales para el desarrollo de esta industria. Uno fue la modificación de la vieja Ley de Hidrocarburos, que estaba pensada en el abastecimiento interno y ahora se orienta hacia una industria exportadora de petróleo y gas. Porque hoy prácticamente todo barril adicional de crudo o metro cúbico de gas que se produce es para exportar. Eso da más seguridad y certidumbre a las inversiones. Además, se sumó el RIGI, un régimen promocional impositivo, aduanero y de control de cambios con varios beneficios. Energía y, en menor medida, minería son los sectores que más lo aprovechan. También hubo una decisión clara de poner en orden los precios de la energía en gas, electricidad, petróleo y derivados, después de muchos años de distorsión. Aun así, queda mucho por hacer, especialmente en infraestructura eléctrica de transporte y distribución. Pero los avances son importantes, sobre todo en el crecimiento sostenido de Vaca Muerta.

Mencionabas el ajuste de precios, sobre todo en tarifas, como algo positivo. Pero en estos meses previos a las elecciones se estuvieron pisando esos precios. Particularmente, en materia de impuesto a los combustibles, algo que desde el punto de vista distributivo es bastante controversial.

Estoy de acuerdo lo que sugerís, pero depende de cada segmento. El impuesto a los combustibles recae principalmente sobre sectores de mayores ingresos y, además, grava una externalidad negativa como son las emisiones. Argentina en 2017 fijó el impuesto por litro, no por porcentaje del valor. Con inflación, si no se actualiza, el impuesto se licúa. La ley prevé que se actualice, pero ni el gobierno anterior ni este lo han hecho porque buscan maximizar la caída de la tasa de inflación. Eso tiene efectos colaterales. Este gobierno parece enfocado en reducir la tasa de inflación al mínimo, y por eso ha postergado algunos ajustes de precios energéticos.  Y no sólo está el tema del impuesto, sino que el tipo de cambio se movió. Y como casi la totalidad de los precios de la energía están dolarizados, por lo tanto, es necesario que eso se traslade al público. Si no lo hace va a tener que pagar más subsidios: es pan para hoy y hambre para mañana.

¿Creés que después de las elecciones habrá un ajuste importante en tarifas y combustibles?

Es probable. Sin embargo, hay factores que juegan a favor del gobierno para contener estos aumentos. Los precios internacionales del petróleo y los combustibles están bajando, lo que puede compensar una eventual suba del tipo de cambio. En gas y electricidad, los precios spot bajan mucho en verano porque sobra mucho gas. Entonces, hay circunstancia que podrían permitir hacer estos ajustes después de las elecciones con un impacto limitado sobre los consumidores.

Hasta hace poco el gobierno parecía encaminado a un buen resultado electoral y una eventual reelección. Pero el escenario cambió. ¿Esto puede poner en riesgo los proyectos de infraestructura eléctrica y gasífera de largo plazo por el riesgo de que asuma una nueva administración que no respete los contratos firmados o la deuda asumida?

Diría que hay dos aspectos. Uno positivo: hoy existe consenso político sobre el rol del sector energético. Ninguna fuerza, ni siquiera el kirchnerismo más duro, propone estatizar toda la industria o devolver a YPF un monopolio estatal. Incluso el formato de YPF —51% estatal y 49% privado— funciona razonablemente bien y todos los gobiernos lo respetaron. Pero la industria no puede crecer solo con eso. Necesita estabilidad macroeconómica, libre disponibilidad de divisas y acceso a financiamiento. El riesgo de que vuelva un gobierno que rompa ese equilibrio —que no respete contratos o la deuda— genera incertidumbre, afecta la visión de largo plazo y retrasa el ingreso de compañías nuevas. De hecho, estamos viendo muchas empresas que se van. Como puede ser que se vaya Exxon, Petronas o Total. Son empresas que han padecido el exceso de regulaciones. Se necesitan varios gobiernos con un respeto a ciertas reglas básicas de la economía. 

¿Pensás que se levantará el cepo para las empresas?

Creo que es altamente probable que hacia fin de año haya un esquema cambiario más flexible y un cepo levantado. El gobierno lo sabe, se demoró mucho y se desequilibró en esa salida parcial de abril porque fue muy flexible para los individuos y muy poco flexible para las compañías. Aun si no tiene un buen resultado ahora, creo que el gobierno va a avanzar hacia levantar las restricciones. Esperemos que, con eso, los sectores más dinámicos como energía, minería o agroindustria empiecen a invertir un poco más.

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Nicolás Gadano, economista jefe de Empiria.

Hace años se dice que cuando Vaca Muerta esté en plenitud se resolverá el problema de la restricción externa. Sin embargo, van pasando los años, Vaca Muerta crece y el país sigue con problemas de acumulación de reservas. ¿Te parece que el gobierno que asuma en 2027 va a tener resuelta esa cuestión por la envergadura que tomaría el Oil & Gas en ese momento? 

Si no existiera Vaca Muerta, Argentina no tendría petróleo ni gas suficientes ni siquiera para abastecer su mercado interno. Con lo cual, sería un problemón. Hoy explica más de la mitad de la producción nacional y ya van dos años consecutivos con superávit energético. Este año rondaría entre 6.000 y 7.000 millones de dólares y podría llegar a 15.000 o 20.000 millones hacia fin de la década. Aun con esta macro y con estos precios internacionales a la baja. Dicho esto, esa idea de que necesitamos más dólares en el fondo esconde que somos un país que no se quiere acomodar a la riqueza que tiene. Hay una idea de que Vaca Muerta va a traer los dólares que hacen falta para la argentina y va a resolver la macro. Eso es un error. Si al Estado argentino nunca le alcanza, por más que entren más dólares, la macro va a seguir inestable. Hay países que tienen exportaciones mucho más chicas como Paraguay y, sin ningún Vaca Muerta, son macroeconómicamente estables. Hay una vieja frase de Pablo Gerchunoff que dice que el tipo de cambio real de equilibrio económico siempre está por encima del tipo de cambio que la sociedad pretende. La sociedad pretende algo que nos haga más ricos, que podamos vacacionar todos en Europa. Eso no cierra económicamente. Además, la mayoría de esos dólares son de las empresas, no del Estado. Y mucho de eso se usa para repagar créditos o girar dividendos. El problema argentino no es la falta de dólares, sino que los tiene el sector privado y las deudas las asume el Estado. Argentina tiene mucho más activos que pasivos en moneda extranjera. Un dato de color es que Argentina es el país con más dólares billete per cápita del mundo. El BCRA estima 200.000 millones de dólares billete. Es un promedio de 5.000 dólares per cápita. Eso es más que en los Estados Unidos, donde la gente no tiene billetes. El día que podamos estabilizar y volcar esa cantidad de plata al financiamiento de Vaca Muerta, generar crédito y que la gente que tiene ese ahorro que no le da ningún tipo de rendimiento pueda generar algún beneficio, sería muy bueno para la economía. Pero para eso necesitas confianza, seguridad jurídica y respeto por los contratos. Cosa que no está dentro de nuestro pasado reciente.

Se habla de cambios de gabinete a mitad de mandato. Supongamos que te eligen para comandar la Secretaría de Energía, con autonomía del Ministerio de Economía. ¿Qué harías en estos dos años que le quedan al gobierno?

Primero, mantendría la Secretaría dentro del Ministerio de Economía: energía y economía no pueden disociarse. Subsidios, precios y tarifas deben coordinarse con la política macro. Dicho eso, aceleraría el crecimiento del sistema eléctrico, definiendo claramente el rol público y privado en la generación y transmisión para construir nueva potencia y nuevas líneas. El gobierno tiene la idea de que el Estado no tiene que invertir, pero para que el sector privado hunda capital necesitas otro riesgo país, otra confianza. Hay que ser más pragmáticos y flexibles. Usar herramientas que se han usado en el pasado aunque no te gusten como forma de transicionar hacia un esquema que maximice la inversión privada. Y después, impulsaría un mercado de combustibles más competitivo. Para eso, intentaría que YPF pierda participación en el downstream. YPF tiene un market share muy grande y eso ha tentado a todos los gobiernos de usar a la empresa como una herramienta de control de precios. Y eso no le hace bien. Debería vender alguna refinería y parte de su red de estaciones de servicio para tener un mercado más competitivo. Así, YPF no va a estar más a tiro de teléfono para controlar sus precios y va a redundar en que tenga mejores precios.

Desde el lado privado, ¿Cuáles creés que son los principales cuellos de botella del sector?

En transporte de crudo, donde no hay tanta regulación porque los privados ponen la tarifa, las empresas lograron financiar obras muy grandes como el Vaca Muerta Sur, se amplió Oldelval y se conectó el oleoducto Trasandino. En transporte eléctrico o de gas, que es todo más regulado y más complejo, cuesta un montón. Hay empresas de generación renovable listas para invertir que no pueden hacerlo porque no hay líneas de transmisión. Ahí hay un desafío grande para encontrar la regulación que maximice la inversión privada, porque la inversión está dispuesta. También falta coordinación entre Nación y provincias. Las provincias cobran regalías, pero muchas no reinvierten en infraestructura vial o logística. Sería útil crear agencias federales conjuntas —de energía o minería— para coordinar políticas y evitar conductas oportunistas locales. 

Decías que hubo continuidad en la política de Vaca Muerta más allá de los gobiernos. ¿Creés que para 2030 se alcanzará el millón de barriles diarios como siempre se dice?

Sí. Nuestras proyecciones indican que para 2030, con un crudo bastante más bajo, la producción total rondará 1,4 millones de barriles diarios, con un millón proveniente de Vaca Muerta. Con un escenario más o menos normal, las propias proyecciones de las empresas te llevan a eso. En gas, las exportaciones podrían llegar a 50 o 60 millones de metros cúbicos diarios. Y algo interesante con el GNL es que, mientras YPF buscaba nuevos socios tras el retiro de Petronas, apareció el proyecto de PAE con un socio noruego. Es un proyecto que ya tiene los contratos firmados y al que YPF se sumó. O sea que proyectamos valores con decisiones firmes de las compañías, no ideas. Y, por supuesto, con un gobierno y una macro mejor, el crecimiento sería aún más rápido, pero incluso con dificultades, el desarrollo continuará.

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