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Los mini reactores nucleares acaparan el interés de instituciones públicas y privadas de todo el planeta. Albergan promesas de seguridad inherentes, ahorro de costes y bajas emisiones de carbono. A pesar de su mala fama, ¿vuelve a ser 'sexy' la energía nuclear?

12 Junio de 2022 08.00

Duró 12 segundos, recorrió 36 metros y apenas se levantó unos centímetros del suelo, pero era la primera vez que un ser humano lograba un vuelo controlado con motor. Los hermanos Wright (dedicados a la reparación y venta de bicicletas) marcaron con su hazaña el comienzo de la era de la aviación. No obstante, la verdadera revolución en la industria llegó décadas después. Cuando en 1970, el motor a reacción democratizó lo que hasta el momento disfrutaban solo unos cuantos privilegiados con aviones más amplios y vuelos más baratos. ¿Conseguirá la industria nuclear dar un paso similar?

 

Microondas, tostadoras y… ¿mini reactores nucleares?

 

Asociados al poder y la fama, los coches Rolls-Royce han estado presentes en momentos de la historia irrepetibles como la recepción de los Beatles en el palacio de Buckingham o el encuentro entre Churchill y Eisenhower. En esta ocasión, la compañía británica pretende (si China lo permite) ser recordada por sus Reactores Modulares Pequeños o como son más conocidos los SMR (Small Modular Reactors). El proyecto -que pretende suministrar energía para alrededor de un millón de hogares- ha completado la ronda de financiación inicial tras la última aportación de 100 millones de euros del fondo soberano del Estado de Qatar y cuenta con el beneplácito, y el apoyo monetario, del gobierno británico de Boris Johnson.

Foto De ángulo Bajo De Edificios De Plantas De Energía Nuclear Emitiendo Humo
 

En un momento en el que la guerra de Rusia en Ucrania impulsa a los países occidentales a romper su dependencia energética y acelerar la transición energética, los SMR son más atractivos que nunca. La construcción de una central nuclear convencional es hoy en día poco sexy. Los proyectos deben comenzar con al menos una década de anticipación y es necesario adaptarse a la localización (no se puede construir una central en cualquier lugar) lo cual provoca generalmente retrasos en su construcción. Inconvenientes que elevan sus costes de amortización, no solo por el gran desembolso inicial para ponerla en marcha (unos 5.000 millones de euros), sino también por el capital necesario para mantenerla operativa y para gestionar sus residuos posteriormente.

“Los elevados costes de producción y operación de las centrales nucleares convencionales, así como los continuos debates sobre su seguridad y la gestión de los residuos radiactivos, hacen que crezca el interés en los SMR como alternativa a la construcción de una planta tradicional”, resume para Forbes María Villa Alfageme, Profesora Titular en el departamento de Física Aplicada II de la Universidad de Sevilla. “Podríamos decir que presentan las mismas ventajas que los reactores convencionales, pero sin los problemas de las centrales nucleares actuales”, añade.

Estos mini reactores son una décima parte del tamaño convencional de una central nuclear y, por lo tanto, se presupone que, más baratos (unos 2.000 millones de euros). Su carácter modular permite que sus componentes se ensamblen en fábrica y se transporten como una sola unidad en camión, tren o barco al lugar de montaje. Así que, al igual que las tostadoras o los microondas, están pensados para convertirse en productos fabricados en serie. Una posibilidad aún remota, pese a la cual Rolls-Royce prevé ingresos muy superiores a los obtenidos en cualquiera de sus productos anteriores.
 

El inexorable paso del tiempo


Aunque muchos consideran a los mini reactores como una tecnología nuclear revolucionaria, no son un desarrollo reciente. Los primeros surgieron a fines de la década de 1950 y 1960, pero es hoy cuando proliferan como fuente de energía. Según confirma la Agencia Internacional de la Energía Atómica a Forbes, actualmente hay más de 70 diseños en desarrollo en 18 países. Reino Unido, sí, pero también Francia, Luxemburgo, China, Canadá, EE.UU. o Japón, entre otros. Y, probablemente, la lista de interesados continúe creciendo porque la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE estima que alrededor del 9% del total de nuevas construcciones nucleares del mundo en 2020-2035 podrían ser mini reactores nucleares.

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Otro importante golpe de efecto en su éxito es el último empujón de la Comisión Europea a la tecnología nuclear. La institución europea la considera necesaria para la consecución de los objetivos medioambientales. Como señala a Forbes el Foro de la Energía Nuclear, “este es un paso positivo y adecuado y pone en su lugar la importancia de la energía nuclear en el proceso de transición energética”.

Una decisión controvertida que previsiblemente incrementará aún más el potencial de los reactores modulares pequeños, pero que abre otro debate interesante: ¿son verdaderamente claves para alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050? La doctora Alfageme de la Universidad de Sevilla considera que sí porque en su opinión “cada vez resulta más claro que, de momento, la sustitución de la energía procedente de combustibles fósiles no va a realizarse por una única fuente alternativa, sino por una combinación de varias”. Otros expertos, como Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial y director de Próxima Energía, expresan a Forbes su oposición. “No son fuente de energía a tener en cuenta en el futuro porque no han resuelto los grandes problemas de la tecnología, tales como su falta de seguridad y su altísimo coste”, concluye.

 

La firma de automóviles de lujo Rolls-Royce ha sorprendido a muchos al comunicar que piensa fabricar SMR, es decir, Reactores Modulares Pequeños.

Hay que recordar que la mayoría de los diseños SMR aún no han alcanzado una etapa de madurez suficiente para comprobar sus supuestos atributos. Y como recuerda a Forbes Eloy Sanz, investigador en Energías Renovables en la Universidad Rey Juan Carlos y doctor en Ingeniería Química, “en plena emergencia climática, no podemos permitirnos derrochar tiempo ni dinero”. Además, la diversidad de configuraciones en los proyectos actuales hace más complicada una pronta luz verde.

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Por ejemplo, la estadounidense NuScale, Rolls-Royce y la Corporación Nuclear Nacional de China proponen reactores de agua ligera, otros diseños son más exóticos y utilizan plomo, sodio fundido, o helio gaseoso, en lugar de agua, para refrigerar sus núcleos. Un escenario que “implica que los enfoques habituales de reglamentación establecidos deben revisarse y, en última instancia, ajustarse para garantizar un nivel de seguridad adecuado” reconoce la OCDE.

En otras palabras, no parece cierto cuánto habrá que esperar para que estos mini reactores pasen del papel al terreno. ¿Conseguirán batir el inexorable paso del tiempo?

 

*Publicada en Forbes España

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