El lunes posterior a las elecciones en la provincia de Buenos Aires, los mercados argentinos dibujaron el peor de los escenarios: desplome bursátil, escalada del riesgo país y una incertidumbre que no se registraba desde los shocks de 2018. Para Miguel Kiguel, ex secretario de Finanzas, director de Econviews y figura consultada por Wall Street y las grandes instituciones del sistema financiero global, no se trata simplemente de una reacción especulativa ni coyuntural. La clave, dice, está en el temor "a una vuelta del populismo y un Estado interventor".
"Con respecto a los resultados del domingo, me da la impresión de que el principal temor es que la oposición ha tomado un volumen importante y que esa mayor presencia, especialmente de Kicillof, empieza a traer los temores de que vuelva un gobierno más populista. Que haya más intervención del Estado, que no se respete el déficit fiscal, que resurjan ideas como que emitir dinero no genera inflación", señala Kiguel. "Todo ese tipo de temores que generó la elección del domingo es lo que hoy está produciendo la fuerte caída inicial de los bonos y las acciones. Eso, en parte, se recuperó, tal vez porque Milei se enfatizó que va a seguir manteniendo el programa".
La lupa de los inversores estuvo sobre los bancos y las energéticas, que lideraron la salida de capitales. Según Kiguel, "la caída de los precios de las acciones y de los bonos en gran medida refleja un temor a cambios en la política económica. El principal temor en los bancos es que haya más regulaciones o aumentos en los encajes, algo que ya está afectando la rentabilidad. El sector bancario es la caja de resonancia de lo que ocurre en la economía; si vamos a menos economía de mercado y más intervencionismo, aquí es donde más se va a ver el efecto. Y en el sector petrolero, crecen los rumores de que puedan volver los controles de precio, atrasos tarifarios y más retenciones a la exportación".
El oficialismo sostuvo públicamente su "rumbo económico" y prometió equilibrio fiscal, continuidad de reformas y bandas cambiarias hasta los comicios. Para Kiguel, "el anuncio implica mantener el equilibrio fiscal, avanzar en las reformas estructurales y, hasta las elecciones, tratar también de mantener las bandas cambiarias. Cualquier cambio en la política económica, si es que ocurre, será después de las elecciones. El problema del diálogo político es que muchas veces la política significa plata y, si el gobierno insiste con que no hay recursos, no me queda claro sobre qué bases se puede construir ese diálogo".
El Gobierno instaló una mesa política de emergencia para calmar la volatilidad. Pero el analista es crítico sobre su impacto: "Para simplemente juntarse y charlar no cambia la cosa. No es que eso por sí solo da estabilidad, y menos en medio de un proceso electoral donde muchos gobernadores tienen proyectos políticos diferentes y poco incentivo a acordar. Lo que hace falta en este momento es una agenda clara sobre lo que se quiere discutir, más que una mesa".
A la hora de analizar el voto, Kiguel reconoce que la apuesta oficial a la baja de la inflación como fórmula de éxito político falló: "El gobierno apostaba a que la baja de inflación iba a ser suficiente para ganar votos en esta elección. La evidencia es que no lo fue. En la economía lo más importante ahora es que la economía real, sobre todo el consumo masivo, comienza a reactivarse. El comercio minorista y mayorista muestra caídas desde abril o mayo. Es un contexto muy recesivo y Buenos Aires es una de las regiones más castigadas, lo que se reflejó en las urnas".
Consultado sobre el riesgo de efecto dominó, el economista afirma: "No hay más elecciones provinciales. El gobierno perdió parte de su mística, pero además enfrenta el impacto negativo de los audiogates, que fueron un problema importante en la votación. No creo que se extienda a otras provincias, sino que es un problema nacional que enfrenta el gobierno, aunque tiene margen para revertirlo hasta octubre".
La también atención está puesta sobre el dólar y las tasas de interés. Kiguel no cree que las presiones sean sólo especulativas: "Las presiones sobre el dólar y las tasas demuestran preocupación sobre cómo pueden evolucionar el tipo de cambio y la tasa. Vimos que el Banco Central y el Tesoro usaron la tasa de interés para que la gente se quede en pesos y no se vaya al dólar. Ahora esas tasas empiezan a caer un poquito, lo que puede aliviar algo la situación".
Y para inversores institucionales y pymes, deja un consejo claro: "Seguir las señales habituales: qué pasa con el tipo de cambio y las tasas, la posición de vendida del Banco Central en futuros, el riesgo país y, sobre todo, las encuestas. Si el gobierno logra mejorar su posicionamiento nacional, eso puede ayudar a calmar los mercados".
Finalmente, Kiguel descarta que la volatilidad internacional sea la causa principal del temblor argentino. "El mundo, y la región, están atravesando un buen momento financiero. Los inversores están muy focalizados en Argentina y tratando de anticipar qué puede pasar después de octubre".
En un escenario donde cada dato, rumor y cifra puede detonar o calmar tormentas, Kiguel lo resume sin eufemismos: "La prioridad del gobierno debe ser acumular reservas y sentar bases claras para el diálogo político y económico. Sin eso, difícilmente vuelvan la confianza y la estabilidad que necesita el país".