Javier Bolzico: "El acuerdo con el FMI es una condición necesaria pero no suficiente para mejorar los desequilibrios de la economía"
El presidente de ADEBA, la asociación de bancos de capitales argentinos, asegura que el sector necesita que la economía crezca en 2022 para que aumente la demanda de créditos. Por qué sostiene que el sistema financiero no puede ser la fuente de financiamiento del Tesoro.

Los bancos que operan en la Argentina aseguran estar sólidos, líquidos y solventes. “Inician el año con una muy sólida posición, tanto de capitales como de liquidez. La solidez del sistema financiero sigue siendo muy buena”, aseguró Javier Bolzico, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), a Forbes Argentina.

En un contexto doméstico e internacional volátil, marcado por la deuda en Argentina y la guerra en Ucrania, el sector apoya el acuerdo que alcanzó el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al tiempo que pide estabilidad macroeconómica para que crezca la demanda de préstamos. 

Bolzico dirige a la entidad que congrega a los bancos de capital argentino, entre ellos el Banco Ciudad, Macro, Galicia, y Supervielle, entre otros. En diálogo exclusivo con Forbes, explicó por qué es importante que haya acuerdo con el FMI y cuál será la estrategia de los bancos este año.

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-¿Cómo está el negocio del sector en 2022?

-El negocio bancario depende no tanto de los bancos, sino del mercado y en ese sentido lo que se requiere es que haya una mayor demanda de crédito para poder dinamizar la actividad del sistema bancario. Los bancos tienen capacidad y disposición de prestar, tienen los fondos. Se requiere ahora que este año vuelva a crecer la economía y de esa forma haya mayor demanda de créditos.

-¿Y qué escenario financiero y macroeconómico ustedes esperan para este año?

-Este año tiene las incertidumbres que generalmente tiene nuestra economía, más una incertidumbre de la economía internacional que se agrega a partir del conflicto en Ucrania. Tenemos que manejar esos dos escenarios La renegociación de los vencimientos con el Fondo Monetario despejaría el default. Una vez despejado ese default, hay que empezar a trabajar en todos los problemas de la economía argentina. La reprogramación de la deuda es una condición necesaria pero no suficiente para mejorar todos los desequilibrios de la economía argentina. Vemos un año con una inflación alta, tasas yendo al terreno de lo positivo y esperamos también que sea de crecimiento económico, que continúe la recuperación iniciada en 2021. 

-Recientemente comparaste un eventual default con un accidente nuclear. ¿Por qué te parece que sería tan grave o tan complicado para la economía argentina?

-Si Argentina entrara en default, que confiamos en que no ocurrirá porque está el preacuerdo con el Fondo, eso significaría la exclusión del país de todos los mercados financieros, capitales y hasta económicos. Básicamente sería un aislamiento internacional que no nos permitiría solucionar ninguno de los problemas que tenemos que solucionar, sino que los haría más. Entonces es una condición necesaria para poder encarar las cosas, si no se diera la refinanciación quedaríamos aislados y sin posibilidad prácticamente de resolver los problemas, sino que todo se agravaría. 

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-Lo que estás diciendo es algo que vienen marcando todos los sectores económicos que fueron al Congreso. ¿Creés que los diputados y senadores tomaron nota de eso o hacen más una especulación política al tratar el proyecto de ley?

-Estuve justamente en el Congreso y no solo los empresarios, sino los representantes gremiales y los gobernadores, absolutamente todos dicen: “No queremos default, tenemos que evitar el default”. El riesgo es que por legítimas discusiones políticas de posicionamiento del oficialismo y la oposición, se enrede y termine no saliendo.  Creo y confío en que es bajo. No hay dilema en esta decisión que tienen que tomar, hay dos opciones nomás: o refinanciás o hay default, porque no se puede pagar en las condiciones pactadas. Es tan malo lo que pasa si vas al default y no tiene una sola ventaja, por lo tanto no hay dilema. Hay que elegir la opción de la renegociación. 

-En el escenario que trazan para 2022, ¿cuál va a ser la estrategia de los bancos que integran Adeba? ¿Qué unidades de negocio van a impulsar?

-No todos los bancos encaran de igual forma los negocios, pero hay algunos elementos comunes. Hay como dos grandes líneas de negocios. Por un lado, lo que tiene que ver con medios de pagos digitales. En eso los bancos han avanzado mucho desde la pandemia hasta ahora. Realmente la tecnología de los bancos lidera las inversiones y ha permitido aún en pandemia incluir un montón de nuevos usuarios en forma digital. Toda esa línea de negocios tiene que ver con apertura de cuentas, con tarjeta de débito, tarjeta de crédito, código QR y las nuevas formas de interoperar y está avanzando. A su vez, el Banco Central lanzó en conjunto con los bancos y con las fintech las Transferencia 3.0 que permite que todo el sistema se haga interoperable. Eso también se enmarca en la lucha contra el efectivo que es uno de los problemas de la economía argentina y que hacen muy costosas las finanzas y los medios de pago.

La otra línea, un poco más tradicional, es la de intermediación financiera, que es la de captar depósitos y dar préstamos. En esto, los bancos dependen mucho del contexto del mercado porque los préstamos son hijos de la demanda de préstamos. Muchas veces hay demanda y no hay capacidad. Hoy los bancos tienen capacidad, tienen el capital para bancarlo, lo que necesitamos es que se vaya fortaleciendo la demanda por toma de créditos. Y, en ese sentido, cuanto antes baje la inflación más factible va a ser eso, porque en un contexto de alta inflación muchas veces las pymes y las personas no quieren endeudarse o tomar un crédito para hacer un proyecto. Cuanto mayor es la incertidumbre, menos los incentivos para tomarlos.

-¿Cuánto mejora el acceso al crédito que haya un acuerdo con el FMI que estipule tasas de interés reales positivas?

-Que haya un acuerdo con el FMI va a permitir que el mercado, los bancos y todos accedan a los mercados de capitales nacionales e internacionales. Esa es una condición para poder desarrollar préstamos. Cuando uno habla de la tasa de interés tenemos dos lados. El depositante es el que provee la materia prima para el préstamo y es importante que tenga una retribución adecuada por su ahorro. Las tasas positivas van a permitir aumentar esta provisión de fondos, de materias primas para dar los préstamos. Los bancos tenemos la responsabilidad de tener el capital para bancar esa intermediación y lo tenemos. Desde el lado de los tomadores de crédito, generalmente es sano que las tasas sean positivas para financiar proyectos. Creo que en este contexto es posible generar a mediano y largo plazo un mercado más sólido de créditos.

Hoy en Argentina hay una alta carga impositiva de los tres niveles (nacional, provincial y municipal) a las transacciones financieras, a los préstamos. Todo lo que hace la gente en el sistema financiero tiene una alta carga impositiva. Entonces, por ejemplo, cuando un préstamo tiene sobre la tasa de interés un 8% de Ingresos Brutos y después a eso tenés que agregarle el 1.2% que te da crédito y débito, entonces ya casi tenés un 10% de arranque de impuestos y después tenés las tasas municipales, que también tienen que ver con los niveles de transacción. Cuando se habla de acceso al crédito, el crédito es como cualquier bien de la economía: cuanto más impuestos tiene menos demanda hay. En esta nueva etapa también habría que pensar o repensar sobre todo los impuestos distorsivos, que son los dos que he mencionado. Cómo removerlos o cómo hacerlos menos gravosos o gravitantes sobre la operación de préstamos.

Javier Bolzico

-Los medios de pago electrónicos crecieron durante la pandemia, pero todavía se sigue usando el efectivo y hay mucha informalidad en Argentina. ¿Tiene que ver con la alta carga impositiva o hay otros motivos que expliquen ese problema? 

-El uso del efectivo no responde a una sola causa. Para usar un término que está de moda: es multicausal. Por un lado, tiene que ver con la informalidad, quien opera en la informalidad seguirá trabajando en efectivo. Pero hay un montón de gente o empresas que no necesariamente están en la informalidad, pero tienen incentivos a operar en efectivo. Por ejemplo: si hacemos una transacción, la facturamos y en lugar de que me hagas una transferencia me traés el efectivo me ahorro el 1,2% por el Impuesto al crédito y el Impuesto al débito. Ahí tenés un buen ejemplo de cómo la política tributaria le hace ver al usuario que el efectivo es gratuito y que el dinero electrónico es caro, cuando en realidad es a la inversa. Hay un subsidio normativo al uso del efectivo.

¿Qué podríamos hacer? Si vamos a mantener este mal impuesto que es el de los créditos y débitos, el impuesto al cheque, poné tasas diferenciadas, que una operación de extracción o depósito (que hoy tiene el mismo impuesto que una transferencia) tenga más impuesto cuando hay involucrado extracción de efectivo que cuando el pago se hace a través de transferencia. Que estos malos impuestos sean menos distorsivos y que se utilicen por lo menos para incentivar la desaparición o la reducción del uso del efectivo.

-En el acuerdo con el FMI se estipula que bajará la financiación del Tesoro vía emisión monetaria del Banco Central. Por lo tanto, el Tesoro tendrá que financiarse más con el sector privado. ¿Cuál es las la exposición que tienen los bancos a los instrumentos que emite el sector público?

-Los bancos tienen Leliqs  y Notaliqs, que son las nuevas letras que sacó el Central, en función en parte a necesidades de liquidez (porque son bastantes líquidas) y de inversión. Y ese es un activo y una relación entre el Banco Central y los bancos comerciales que tiene que ver, por un lado, con la estrategia de política monetaria y los mecanismos de transmisión y extracción de dinero que fija el Banco Central y transmisión de la política monetaria; y, por otro lado, están los títulos del Tesoro que tienen una naturaleza distinta. Ahí los bancos hoy no todos tienen la misma proporción de títulos públicos, pero la han incrementado en los últimos dos años a niveles prudentes y con un criterio de diversificación.

De aquí en más, por los tamaños relativos, el sistema financiero no puede ser la fuente de financiamiento del Tesoro, pero sí el mecanismo de transmisión a través del cual se coloquen títulos a otros sectores de la economía que lo requieran. El sistema financiero no está en capacidad de financiar lo que tiene que obtener el Ministerio o el Tesoro en los mercados de capitales. Para eso están los mercados de capitales. 

-¿Qué cambios veremos en Argentina en los próximos años en materia de innovación tecnológica y banca digital?

-Es muy difícil saber por la velocidad de estos cambios, pero sí vamos a ir a una banca cada vez más digital. Ya se está viendo una gran transformación de las sucursales en el sentido de que ya no son un lugar autónomo donde uno hacía operaciones, sino que son más un centro en el cual se integra la operatoria digital. Veremos cada vez más banca digital, cada vez más servicio 7x24, de a poco nos vamos acostumbrando a que los bancos están “abiertos” todo el día y eso se va a profundizar.