El Gobierno baja las retenciones y favorece al campo, pero sigue luchando contra la acumulación de reservas
La baja de retenciones ofrece a los productores un alivio directo en sus márgenes y suma un incentivo clave para acelerar la liquidación de granos, un movimiento que puede apuntalar los precios en un contexto marcado por la cautela inversora.

El ministro de Economía Luis Caputo anunció una nueva reducción permanente de las retenciones (derechos de exportación) para la soja, trigo, maíz, girasol y otros granos, en el marco de las medidas del Gobierno para favorecer al sector agroindustrial. Tras revelarse el plan, el mercado comenzó a especular con cuántas divisas podría comprar el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para fortalecer sus reservas.

Específicamente, las nuevas alícuotas quedan de la siguiente manera: la soja pasa del 26% al 24%; los subproductos de soja, de 24,5% a 22,5%; trigo y cebada, de 9,5% a 7,5%; maíz y sorgo, de 9,5% a 8,5%; y girasol, de 5,5% a 4,5%. 

Caputo explicó que esta baja forma parte de un plan gradual cuyo objetivo final es eliminar en forma definitiva las retenciones, siempre que las condiciones macroeconómicas lo permitan. 

En su visión, esta política apunta a mejorar la competitividad de la agroindustria, reforzar el rol del campo como motor productivo del país, generar empleo, fomentar las exportaciones y atraer inversiones que reactiven el sector. 

Y debido a la baja de retenciones, los agroexportadores adelantarían las ventas al exterior, lo que captaría dólares frescos para engrosar las reservas del Banco Central. 

De hecho, según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA), entre enero y noviembre de 2025, los principales complejos del campo exportaron por US$ 30.324 millones, un 24% más que el año pasado, debido a los distintos recortes de DEX del ciclo.

La baja de retenciones ofrece a los productores un alivio directo en sus márgenes y suma un incentivo clave para acelerar la liquidación de granos, un movimiento que puede apuntalar los precios en un contexto marcado por la cautela inversora.

Esta tendencia quedó reflejada en el Índice de Confianza AG Barometer de la Universidad Austral, que describió un panorama moderado para el corto plazo, pero con expectativas más optimistas hacia el mediano y largo plazo.

 

Ya la reducción temporal a retención cero aplicada el 22 de septiembre y vigente durante apenas tres días generó una liquidación extraordinaria que superó los US$ 4.900 millones, evidenciando el efecto casi automático que tiene la baja impositiva sobre el ingreso de divisas.

No obstante, en el caso más reciente, el impacto no sería suficiente.

"Esta reducción implica una pérdida de recaudación para el fisco de 0,1% del producto bruto interno, aproximadamente. De corto plazo, el impacto de esta medida será limitado, ya que inició la siembra de la soja de primera (fines de octubre-noviembre), con lo que no tendrá un impacto notorio en las decisiones de producción de cara a la cosecha gruesa del segundo trimestre de 2026", relató Alan Versalli, analista en Cocos Capital.

"A pesar de esto, las buenas noticias vienen por el lado del de la cosecha fina (trigo), cuya producción es estimada en más de 24 millones de toneladas para la campaña 25/26, lo que puede implicar un flujo importante de ingreso de divisas en el corto plazo", añadió.

Desafortunadamente, el país está afrontando una cuenta regresiva. Según estimaciones privadas, el BCRA registra un nivel de reservas netas negativo en torno a US$ 14.579 millones, una cifra que ya anticipaba dificultades para alcanzar la meta de fin de año. 

Por lo tanto, para alcanzar la meta pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de fin de año, el BCRA debería sumar entre US$ 9.000 y US$ 11.940 millones, un objetivo que el mercado considera hoy prácticamente imposible.

"El cierre del año encuentra así al Banco Central atrapado entre un cronograma de vencimientos que exige dólares y una capacidad de acumulación prácticamente agotada. Con los números en rojo y sin margen para grandes recuperaciones en el corto plazo, la Argentina se acerca al final de 2025 con un escenario de tensión creciente, donde cada movimiento en las reservas se convierte en un test de resistencia para la política económica", aseveró Ignacio Morales, director de Inversiones en Wise Capital.