Daniel Marx: "El swap con Estados Unidos es oxígeno, pero el desafío sigue siendo recuperar la confianza"
El ex Secretario de Finanzas y asesor clave para Wall Street analiza en entrevista con Forbes el trasfondo del salvavidas de US$ 20.000 millones, advierte sobre los riesgos de la dependencia externa y marca las condiciones para que Argentina vuelva a crecer y estabilizarse luego de la derrota electoral y el nuevo acuerdo con Estados Unidos, el presidente Trump y el FMI.

El clima financiero en la Argentina cambió de golpe tras la derrota electoral y el anuncio de un swap de US$20.000 millones acordado con Estados Unidos. Daniel Marx, referente obligado para el mundo bancario y los mercados internacionales, explica sin rodeos: "El riesgo país, medido por el spread sobre los títulos del Tesoro de Estados Unidos, estuvo a principio de año en 500-600 puntos básicos, pero en estos días superó los 1.000 tras la incertidumbre electoral y la volatilidad local".

La celebración oficial por el swap fue efusiva. Sin embargo, Marx es cauto: "Que se vea como un salvavidas es correcto, pero en Argentina el apoyo extraordinario puede leerse de muchas formas. El escenario deseable es que esto sirva para generar más confianza, y así atraer capitales e inversión. Pero existe el riesgo de que quede sólo como financiamiento de corto plazo, sin resolver los problemas de fondo. La clave es que los individuos y las empresas vean razones para traer dinero y apostar por Argentina".

El swap, por otra parte, implica compromisos con Estados Unidos y organismos multilaterales como el FMI. "El anuncio todavía está a la espera de detalles fundamentales y de implementación", advierte Marx, "pero lo importante es que le da tiempo al gobierno para encarrilar las cosas. Es crucial que pase de depender del financiamiento extraordinario a crear condiciones para acceder a fondos voluntarios. El objetivo debe ser dejar el círculo de dependencia y fortalecer los fundamentos que reconquisten la confianza inversora".

El Presidente Javier Milei y su amigo el Presidente Donald Trump. Una relación que hace historia.

En la práctica, la Argentina ya está en niveles récord de asistencia internacional. "El Fondo Monetario es un acreedor preferente. Seguir ampliando esa dependencia no es sostenible. Hay que construir condiciones para que no se requiera el apoyo del Fondo y los salvatajes, sino que vuelva el financiamiento voluntario y la entrada de capital genuino", subraya Marx.

Respecto a la relación actual con el FMI y el margen para la hoja de ruta oficial, el especialista resume: "El ADN del Fondo no ha cambiado demasiado: sigue apoyando ejercicios basados en la situación fiscal, programas monetarios y temas estructurales. Lo que varió es el acceso: hoy los múltiplos sobre la cuota son más altos que nunca. Argentina ha tomado más deuda que antes. La relación sigue atada a resultados fiscales y confianza institucional, no sólo a promesas políticas".

Las proyecciones presupuestarias del Gobierno para 2026 dibujan inflación de 10% y crecimiento de 5%. Marx interpreta: "Un presupuesto muchas veces son autorizaciones de gasto nominal y otorgan mayor control de la caja. Pero la discrecionalidad y flexibilidad de los últimos años le resta importancia a la restricción nominal, y el margen para ajustes no siempre se traduce en un mayor control efectivo".

La cuestión del equilibrio fiscal y la resiliencia ante shocks externos permanece en el centro del análisis. "Los shocks siempre influyen", advierte Marx. "Sobre todo en Argentina, donde hay vulnerabilidad en los ingresos por exportaciones que inciden en lo fiscal —principalmente retenciones— y también mucha dependencia de las condiciones de financiamiento internacional. El nivel de exportaciones respecto al PBI es bajo versus otros países, pero igual afecta. Las tasas y spreads internacionales determinan el acceso y el costo de fondos. La respuesta está en disminuir esas vulnerabilidades y avanzar en mecanismos anticíclicos y diversificación".

Pagos en dólares, una obsesión para algunos, una "idea" que siempre vuelve. 

El debate sobre la dolarización vuelve cada vez que el dólar sube. Marx procura separar la discusión técnica de la política: "Argentina no está en el circuito comercial principal de Estados Unidos. El uso del dólar como refugio responde más a la historia de desconfianza que a un lazo comercial real. Hay que revertir las condiciones que dificultan la estabilidad en vez de aspirar a una dolarización que no responde a nuestro perfil económico".

De cara al futuro, Marx plantea que "el horizonte cambiario ideal sería un mercado abierto y profundo, con pocas restricciones y baja volatilidad. Para llegar ahí, hay que fortalecer todos los fundamentos y la credibilidad tanto en lo fiscal, lo monetario como en lo institucional. Solo así el mercado funcionará tranquilo y será menos vulnerable a shocks".

El peso de la deuda oficial (Estados Unidos, China y el FMI) desplazó a los acreedores privados y pone en jaque futuras reestructuraciones. "Uno debe trabajar en cómo bajar el riesgo país. La ayuda oficial fue útil en parte", analiza Marx, "pero cuanto mayor es esa proporción, más subordinados se sienten los tenedores privados y pueden poner trabas. No hay que pensar sólo en futuras reestructuraciones, sino en la secuencia que permita catalizar confianza y atraer capital genuino".

Finalmente, Marx deja una advertencia sobre los límites del optimismo oficial. "La prioridad no es confiar en que 'lo peor ya pasó', sino actuar para potencial el equilibrio, disminuir la vulnerabilidad externa y garantizar previsibilidad. Solo así el crecimiento y la estabilidad serán sostenibles".

En un periodo crítico para la política y las finanzas públicas, la mirada de Daniel Marx es directa: la Argentina debe hacerse cargo de los riesgos y aprovechar el tiempo que otorgan los acuerdos internacionales para restaurar el círculo de confianza y atraer inversión. Sin fondo genuino y sin un programa consistente, el riesgo país seguirá siendo la mayor amenaza para la hoja de ruta del Gobierno.