La Argentina se prepara para alcanzar una cosecha récord de trigo en la campaña 2025/26. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción alcanzaría los 23 millones de toneladas, un incremento del 24% respecto al ciclo anterior y el volumen más alto de la historia del país.
El repunte consolida al trigo como uno de los pilares del agro argentino, en un contexto en el que la economía busca recomponer sus reservas internacionales y fortalecer su balanza comercial. "El trigo vuelve a ser una de las grandes apuestas del campo argentino, combinando una mejora notable en los rindes con un escenario exportador más sólido", señala el informe elaborado por el economista Paolo Rizzo.
El avance cobra mayor relevancia al considerar la crisis reciente del sector. En 2023, la histórica sequía redujo la producción a apenas 12,6 millones de toneladas, la más baja en más de una década. Sin embargo, en 2024 la cosecha se recuperó hasta 18,5 millones, y las proyecciones para 2025 marcan una expansión sin precedentes.
La superficie sembrada también acompaña la tendencia: se prevé que alcance 6,9 millones de hectáreas, impulsada por mejores condiciones hídricas, una política de insumos más accesible y expectativas positivas en el sector exportador.
Las condiciones climáticas favorables en las principales zonas productoras —especialmente en el centro y sur bonaerense— impulsaron los rendimientos a niveles récord. "Estamos frente a una campaña que conjuga tecnología, clima y planificación, algo que no se daba desde hace años", destacó un técnico de la Bolsa rosarina.
La provincia de Buenos Aires continúa siendo el principal motor del complejo triguero, con cerca del 40% de la producción nacional. Le siguen Santa Fe y Córdoba, que consolidan su aporte con mayores rindes y una diversificación creciente hacia el trigo, pan y variedades de alto valor panadero.
El norte argentino, en tanto, muestra una expansión moderada, aunque con márgenes más ajustados por el costo logístico y la competencia con otros cultivos de invierno.
El crecimiento productivo se traduce directamente en un repunte de las exportaciones. En 2023, la Argentina solo logró exportar 3,6 millones de toneladas, pero en 2024 esa cifra trepó a 8,8 millones. Para 2025, se espera que el volumen supere los 12 millones de toneladas, es decir, la mitad de la cosecha total, con ingresos estimados en US$ 2.700 millones.
Los principales destinos del trigo argentino continúan siendo Brasil, Chile y países del norte de África, mercados que valoran la calidad y estabilidad del cereal nacional. En el caso de Brasil, el trigo argentino cubre cerca del 70% de su demanda externa.
Además, Argentina se ubica entre los cinco mayores exportadores netos de trigo del mundo, lo que refuerza su papel estratégico dentro del comercio global de granos.
Pese al panorama productivo optimista, el contexto internacional no es tan favorable en términos de precios. El trigo cotiza actualmente en torno a los US$ 180 por tonelada, el nivel más bajo desde 2020 y muy por debajo de los picos de 2022-2023, cuando la guerra en Ucrania disparó los valores a máximos históricos.
La caída responde a varios factores:
- Cosechas récord en Rusia, Canadá y Australia, que aumentaron la oferta mundial.
- Desaceleración de la demanda, especialmente en Asia.
- Normalización del comercio marítimo en el Mar Negro, que redujo el riesgo geopolítico y la especulación en los mercados.
Según Rizzo, "el nuevo equilibrio mundial tiende a estabilizar los precios en niveles similares a los de 2018-2019, lo que implica menores márgenes pero mayor previsibilidad".
El desempeño del trigo adquiere una dimensión macroeconómica clave. En un contexto donde la Argentina busca recomponer sus reservas internacionales y equilibrar su balanza comercial, el complejo triguero emerge como un factor de alivio.
La generación de divisas por exportaciones y el fortalecimiento del interior productivo podrían contribuir al objetivo oficial de mejorar las cuentas externas sin recurrir a mayores restricciones.
El agro, una vez más, aparece como un motor de crecimiento y estabilidad. "Con esta campaña, el trigo vuelve a consolidarse como una fuente estratégica de ingresos y empleo, reafirmando el rol del campo como columna vertebral de la economía argentina", concluye el informe de Econométrica.