Una esquina vacía durante dos años en pleno barrio de Recoleta, a pasos del Palacio Duhau, hoy es el hogar de Presencia, un proyecto gastronómico que combina la elegancia europea con la calidez porteña. Detrás de este concepto de más de 1.000 metros cuadrados están Bente y Niels Houweling, dos hermanos holandeses que eligieron Buenos Aires para materializar su primera incursión en el mundo de la gastronomía.
"No somos gastronómicos, es nuestro primer restaurante", reconoce Niels. Sin embargo, lo que les faltaba en experiencia específica del rubro lo compensaron con visión, determinación y un equipo cuidadosamente seleccionado. "Fue un desafío muy grande, y más desarrollado en Argentina", agrega, en referencia al proceso de dos años que incluyó obra, permisos e interacciones con vecinos.
La historia de los Houweling es la de una familia en constante movimiento. Bente y Niels nacieron en una pequeña ciudad holandesa a unos 40 minutos de Ámsterdam, pero cuando ella tenía apenas 7 años, la familia se mudó a América Latina. "Nos mudamos demasiado en nuestra vida", reconoce Niels. Vivieron, entre otros países, en Costa Rica y Uruguay, cambiando de ciudad —y de colegio— cada dos años.
Fue en ese peregrinaje donde aprendieron español, cursando la escuela en ambos países. "A veces se escucha entre los diferentes acentos de español que hablamos entre yo, ella y mi hermano, cada uno es un poco diferente por donde se formó", explica Niels. El menor de los tres hermanos, que vivió mucho tiempo en Los Angeles, Estados Unidos, también se sumó al proyecto de Presencia.
Las experiencias de los hermanos son tan diversas como sus recorridos. Bente estudió administración de empresas en Boston y, cuando llegó la pandemia regresó a Costa Rica, donde trabajó con su padre en un resort. Niels, por su parte, viene del mundo creativo: "Terminé secundario y arranqué, aprendí haciendo", cuenta con naturalidad. Antes de llegar a Buenos Aires en 2024 —justo para su cumpleaños número 30— manejaba una empresa de marketing en Los Ángeles.
El menor de los hermanos trabajó en logística en Los Ángeles y ahora está encontrando su lugar dentro del proyecto. "Apreciamos mucho todas las manos, toda la familia metida y ayudando donde podemos", dice Niels. "Nos movemos como uno y creo que eso también lo estamos reflejando en el equipo".
Presencia se estructura en dos espacios con personalidades distintas pero complementarias: un restaurante de fine dining en el primer piso y una cafetería en planta baja. "Tratamos de verlo como un concepto en sí, no como un restaurante arriba y un café abajo", explica Bente. La idea es que ambos espacios estén respaldados por la misma filosofía: ejecución precisa, atención al detalle y una propuesta accesible para el cliente de todos los días.
La apuesta por lo clásico europeo es clara. "Nuestra cocina se basa en lo clásico y tratamos de lograr lo mejor posible de ese plato con producto, presentación y capaz un pequeño detalle nuestro que crea una conexión diferente", describe Niels.
En la carta conviven preparaciones como el Steak Tartare con emulsión de yema ahumada y tuile de parmesano, que ya se ha convertido en uno de los platos insignia. El emblemático pollo orgánico —confitado durante nueve horas a 64 grados y terminado con demi-glace de 48 horas de cocción— es otra de las estrellas que, según Niels, "no creo que nunca lo vamos a poder sacar ya".
Entre las opciones de entrada destacan los langostinos con crema de ajo y nduja, papas crocantes y gremolata de limones encurtidos, y la burrata con chauchas y arvejas frescas, manzana y uva verde, palta y vinagreta de kiwi y wasabi. Para los amantes de los productos premium, el tartar de atún combina frutillas frescas y deshidratadas con crème fraîche, gochujang y vinagreta oriental.
En los platos principales, la merluza negra se sirve con puré de pastinaca, pak choi glaseado y trigo sarraceno, terminada con beurre blanc y caviar. El magret de pato viene con una expresión de remolachas, arándanos confitados y demi-glace de frambuesa y chía. Y para quienes prefieren la pasta, el espaguetti alla chitarra con pomodoro de langostinos y salsa bisque aireada se ha convertido en uno de los más pedidos.
La sección de tapas incluye desde jamón 5J hasta paté de foie con chutney de pera y pan especiado, pasando por el lujoso tartare en brioche con caviar sobre pan de brioche dorado.
Rodrigo Da Costa: el chef detrás de la propuesta
Al frente de la cocina está Rodrigo Da Costa (ex Palacio Duhau Hyatt, La Panadería de Pablo, Le Rêve), un chef con experiencia en Francia y una técnica que cautivó a los hermanos Houweling desde el primer bocado. "Fuimos a comer Le Rêve y desde el primer bocado fue 'wow': algo tan distinto, pero bien elaborado, pensado, hecho", recuerda Bente.
La búsqueda del chef fue orgánica. "Queríamos encontrar a nuestro chef a través de un plato, no por nombre o porque fuera famoso", señala Niels. Tras probar el Wellington, el risotto y el steak tartare, supieron que habían encontrado a la persona indicada. "Había técnica, sabor, creatividad y pasión", resume.
Da Costa no solo diseñó la carta del restaurante, sino también el concepto de la cafetería, trabajando desde un "laboratorio" en el subsuelo con apenas dos hornallas eléctricas antes de la apertura. Hoy forma parte del equipo principal y liderará los proyectos futuros de los Houweling en Argentina.
Uno de los aspectos más destacados de Presencia es su política de recursos humanos. Los hermanos decidieron armar un equipo mayormente joven, sin experiencia previa o con conocimientos básicos del rubro, y capacitarlos desde cero. "Dos o tres meses antes de la apertura ya teníamos al equipo presente. Hicimos capacitaciones, activaciones y muchas charlas para alinearnos", explica Niels.
El comienzo no fue sencillo. Las primeras noches no superaron los 25 o 30 cubiertos. "Para un equipo tan grande se sentía. Era 'bancame, confía en esto, ya va a venir'", recuerda Niels. La apuesta dio resultado: hasta el día de hoy, Presencia mantiene 0% de rotación en su equipo de casi 100 personas. "Hay oportunidad de crecer dentro del concepto", destaca Bente, quien valora especialmente que los cocineros de la cafetería aspiren a trabajar algún día con Da Costa en el fine dining.
Presencia no solo responde a una visión gastronómica, sino también a un profundo estudio del barrio y su público. Durante dos años la familia Houweling recorrió la zona, caminó el barrio y conversó con vecinos. El resultado: un espacio pensado para "la señora de Recoleta" que viene con elegancia, sin computadora, a encontrarse con amigas.
"Ponemos énfasis en que sea una zona no coworking", aclara. La cafetería está inspirada en un departamento de Recoleta, con un aire familiar donde los clientes pueden venir todos los días. Incluso, es pet friendly. "El otro día una señora dijo que encontraba todo el barrio acá, que si se quería ver con amigas solo venía y sabía que alguna iba a estar", relata Bente.
¿Por qué Buenos Aires?
La historia de los Houweling en Argentina comenzó en 2022, cuando Bente visitó el país en la previa al Mundial de Fútbol que se jugó en Qatar. "Me enamoré de Buenos Aires", confiesa. Lo que la cautivó no fue solo la ciudad, sino las personas. "Son las personas que, pase lo que pase con la política o la economía, siempre aman a su país, siguen contentos, tienen una buena mentalidad para el futuro", reflexiona.
Niels, que por entonces residía en Los Angeles, se sumó en 2024 y juntos identificaron una oportunidad. "Vimos que Argentina tiene sus cosas como todo el mundo, pero todavía hay muchas oportunidades que se pueden desarrollar", explica. "Tenemos muchas ideas de conceptos que existen en otros lados y acá todavía no. Tenemos fe en que se puede mejorar y tratamos de mostrar que es posible crear un buen ambiente laboral, tener calidad a precio razonable y dar una buena atención".
La conexión con la cultura argentina fue inmediata. "Acá la gente todavía se toma el tiempo de ir a un café, tomarse un cafecito y charlar, tener esa conexión humana", dice Niels. "En Europa ya tienen que poner advertencias de 'este es un café donde no usamos el teléfono'. Acá simplemente ponemos énfasis en lo que ya existe y creamos un espacio para que la gente pueda ser como es".
Presencia es apenas el comienzo. Los hermanos tienen pensados más proyectos a futuro, aunque por el momento son cautos. "Hay mucho por venir en los siguientes 6 a 12 meses", promete Niels. Mientras tanto, Presencia se consolida como una propuesta que celebra lo clásico sin perder frescura, donde cada detalle está pensado para crear una experiencia memorable. "La gente, tanto abajo como arriba, es el alma del lugar; nosotros simplemente ponemos el espacio", concluye.