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Taormina, la joya escondida en Sicilia que es un imán para millonarios, estrellas y marcas de lujo

Spencer Elliott

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Con hoteles cinco estrellas al límite de su capacidad, una escena gastronómica con estrellas Michelin y boutiques que van de Dior a Louis Vuitton, esta ciudad costera dejó de ser un secreto de culto para transformarse en epicentro del turismo exclusivo en el Mediterráneo.

21 Noviembre de 2025 16.30

La historia de Taormina como destino de celebridades no empezó con The White Lotus. En 1787, Goethe elogió con entusiasmo el Teatro Antico di Taormina, construido por los griegos en el siglo III. Más tarde, DH Lawrence se instaló en la Villa Fontana Vecchia, donde se reunieron escritores y artistas bohemios. Así se consolidó la imagen de la ciudad como un refugio para espíritus cultos. La realeza inglesa también se dejó ver por la zona, escapando de la niebla y dejándose envolver por las buganvillas. No sorprende que artistas de distintas épocas hayan elegido este rincón de Sicilia. El escritor francés Guy de Maupassant lo expresó mejor que nadie: Taormina ofrece un "paisaje en el que se puede encontrar todo lo que parece haber sido creado en la tierra para seducir los ojos, la mente y la imaginación". Esa frase sigue siendo igual de cierta hoy que en el siglo XIX.

Entonces, la segunda temporada de The White Lotus, de HBO, se apoyó en el éxito de Taormina, no al revés. Sin embargo, esta ciudad, ubicada en lo alto de una colina, sobre la costa este de la isla más grande del Mediterráneo, ganó protagonismo entre los viajeros con mayor poder adquisitivo. En 2023, el turismo en Sicilia se disparó, con un crecimiento interanual del 424 % en las reservas. Desde ese momento, Taormina se posicionó como el destino preferido para estancias de lujo. Los hoteles cinco estrellas permanecen con cupo completo durante largos períodos y las tarifas de verano llegaron a alcanzar los US$ 3.000 por noche, una cifra inédita.

Este impulso atrajo rápidamente a figuras clave de la gastronomía, la moda y el mercado inmobiliario, según explicó Felice Rizzotti, director ejecutivo y fundador de Rizzotti Advisors en Sicilia. "Taormina ya no es solo la 'Perla del Jónico', apreciada únicamente por viajeros cultos. La ciudad se convirtió en un destino que concentra algunos de los impulsores más importantes del turismo de lujo y el sector inmobiliario", precisó.

Four Seasons, por ejemplo, está viendo los resultados. El Palacio San Domenico, propiedad del gigante hotelero, pasó buena parte de los últimos años con ocupación completa. El antiguo convento del siglo XV fue remodelado en 2021 e incorporó una piscina infinita en lo alto de un acantilado, suites renovadas con vista al mar y el Spa Botánica.

El grupo Belmond también deja su marca en Taormina con dos hoteles que refuerzan el espíritu aristocrático y hedonista de la ciudad: el Grand Hotel Timeo, junto al Teatro Antico, y la Villa Sant'Andrea, frente al mar, en la bahía de Mazzarò.

La oferta continúa creciendo. El hotel boutique Kimpton, de 59 habitaciones y rodeado de jardines mediterráneos, marcará el desembarco de IHG en Italia cuando abra sus puertas en la segunda mitad de 2025.

"Taormina se convirtió en un destino que concentra algunos de los motores más potentes del turismo de lujo y del sector inmobiliario".

Felice Rizzotti

La escena gastronómica local también merece una mirada atenta. Para una ciudad con poco más de 10.000 residentes permanentes, la cantidad de estrellas Michelin en Taormina es notable. St. George, del chef Heinz Beck, ya se consolidó como un restaurante de dos estrellas. También destacan Otto Geleng, en el Timeo; Principe Cerami, en el Palacio San Domenico; y La Capinera, del chef Piero D'Agostino, cada uno con una estrella. Los menús degustación se inspiran en los productos locales: vinos minerales del Etna, hierbas silvestres y cítricos sicilianos.

La moda también impuso una nueva normalidad. La boutique resort de Louis Vuitton y su exclusivo Le Café dejaron clara la intención de la maison de atraer al viajero directamente en Taormina. El spa Jardin des Rêves de Dior y el bar con terraza del Timeo suman un toque parisino a las sesiones de bienestar y a la hora del aperitivo. Al mismo tiempo, la remodelación del histórico Mocambo Bar por parte de Dolce & Gabbana vistió de glamour siciliano a un clásico local. Sobre Corso Umberto, la calle peatonal que une Porta Messina con Porta Catania, los locales de Zegna y Tom Ford transformaron la zona en un salón al aire libre. Es una invitación a caminar sin apuro entre la playa y un trago al atardecer.

Que el lujo haya llegado a Taormina no sorprende a nadie. Entre acantilados que caen sobre el mar Jónico y la silueta constante del Etna, la ciudad parece haber sido pensada para recibir una oferta de alto nivel. Lo que sí llama la atención es la rapidez y coherencia con la que ese proceso se dio. La mejora en la infraestructura hotelera amplió la base, el crecimiento del circuito Michelin potenció la actividad cultural y las grandes marcas de moda elevaron la experiencia general. Todo eso ocurrió en apenas una década. Ese movimiento logró atraer a un público global que se repite entre Nueva York, Londres y Dubái.

En paralelo, el mercado inmobiliario evolucionó con el mismo ritmo. Las propiedades más codiciadas —con vista al mar, arquitectura señorial o ubicadas en la ladera con vistas al Etna— pasaron al radar de compradores internacionales. "El segmento de lujo es, por definición, limitado", explicó Rizzotti. El valor histórico del casco urbano y lo accidentado del terreno impiden sumar demasiadas propiedades nuevas. La escasez ya está incorporada en los precios, y los inmuebles de categoría se negocian cada vez más fuera del mercado. Los compradores con alto poder adquisitivo ya incluyen a Taormina en sus carteras mediterráneas, junto con la Costa Azul y el Lago de Como.

Reimaginada con detalles artesanales, esta villa del siglo XIX con vistas a la costa conserva el pasado y abraza el presente.
Reimaginada con detalles artesanales, esta villa del siglo XIX con vistas a la costa conserva el pasado y abraza el presente.

 

Más allá del nuevo auge y la oferta hotelera, Rizzotti señala dos factores que explican el aumento de la demanda. Primero, el estilo de vida: la posibilidad de combinar cultura, gastronomía y mar en una misma jornada, ideal para caminar sin apuro. Segundo, el valor del patrimonio. Las propiedades con historia también cotizan alto. Uno de los ejemplos más caros en el mercado local es una propiedad de 15 millones de euros (unos US$ 17,5 millones), ligada a la familia del almirante Horatio Nelson, figura emblemática de la Marina Real británica. Su nombre es Villa Falconara y su atractivo va más allá de la arquitectura. En 1925, recibió como invitados al rey Jorge V y a la reina María.

Y así volvemos al verdadero motivo por el que la gente elige Taormina. El atractivo de esta ciudad costera sigue anclado en elementos que preceden a cualquier moda pasajera. El Teatro Antico sigue siendo escenario de conciertos y festivales, con el mar de fondo. Los palacios medievales le dan carácter a las calles estrechas y empedradas. La silueta del Etna —a veces nevada, otras cubierta de ceniza— domina tanto el paisaje como la historia que se cuenta. Estos íconos no solo se conservan con dedicación, sino que también siguen en uso.

Ubicada en el Monte Tauro, sobre la apartada bahía de S. Nicola de Taormina, Villa Margherita ofrece vistas jónicas de 360° desde sus jardines en terrazas hasta el agua.
Ubicada en el Monte Tauro, sobre la apartada bahía de S. Nicola de Taormina, Villa Margherita ofrece vistas jónicas de 360° desde sus jardines en terrazas hasta el agua.

 

Los eventos culturales más recientes se integran al entorno y mantienen vivo el patrimonio de la ciudad en la vida cotidiana. La lógica detrás de estas decisiones refleja lo mejor del espíritu mediterráneo: conservar la escala reducida, asegurar una calidad alta, proteger la historia y, recién después, sumar hospitalidad actual sin opacarla.

¿Y el próximo capítulo? "El futuro de la ciudad dependerá de su capacidad para equilibrar el desarrollo y la sostenibilidad", afirma Rizzotti. "Y de su capacidad para preservar su esencia y, al mismo tiempo, acoger a las empresas más prestigiosas del mundo del turismo, la moda y el sector inmobiliario", agrega. Según él, continuará el interés de las marcas y se espera una base de dueños más estable e internacional.

También es probable que haya un límite natural en cuanto al volumen, determinado por la geografía y la necesidad de conservar. La ventaja de Taormina no está en su tamaño, sino en su capacidad para contrastar, en un mismo día, el peso de la historia con una puesta de sol enmarcada por Dior, o un servicio Michelin con una passeggiata iluminada por la luna.

 

*Con información de Forbes US.

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