30 bodegas con conciencia: quiénes estarán en la feria de vinos orgánicos
La Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables, organizada por VIOS | Vinos Más Sustentables, cumple 11 años y se consolida como el máximo evento de referencia en su tipo en Argentina.
A lo largo de sus ediciones, creció en convocatoria y en propuestas, sumando experiencias gastronómicas, charlas temáticas y un ambiente distendido que conecta al público con productores comprometidos con el cuidado del ambiente.
La cita será el viernes 1 y sábado 2 de agosto en el Gran Salón Panamericano del Buenos Aires Marriott Hotel, frente al Obelisco. Allí, más de 30 bodegas de todo el país presentarán más de 100 etiquetas de vinos orgánicos, biodinámicos, naturales, con certificaciones de Comercio Justo y Empresa B.
En paralelo al crecimiento de la feria, los números acompañan la tendencia: en la última década, el mercado interno de vinos orgánicos creció un 34.000%. Hoy, casi el 4% de la uva cosechada en Argentina es orgánica, con Mendoza a la cabeza, seguida por La Rioja y San Juan. Un fenómeno que se expande y que tendrá su punto de encuentro en pleno centro porteño.
Desde sus inicios, Alpamanta entendió que hacer vino era también una forma de cuidar la tierra. Son biodinámicos por convicción, no por moda. Todo lo que producen respira respeto: por la naturaleza, por el entorno y por sus propios vinos.
Altos las Hormigas es sinónimo de trabajo y mirada a largo plazo, y vinos que hablan con claridad. Con un enfoque orgánico y natural, vienen marcando camino desde hace años, con etiquetas que siempre están un paso adelante en frescura, precisión y expresión.
Ánimal fue una de las primeras marcas que se animó a hablar de vinos orgánicos en Argentina, cuando casi nadie lo hacía. Su nombre no es casual: hay algo salvaje y libre en su forma de pensar el vino, sin maquillaje, sin atajos y con identidad.
Argento abrazó el camino orgánico hace más de una década y no paró de crecer: hoy tienen el viñedo orgánico certificado más grande del país. Es uno de los grandes referentes en el tema, con vinos premiados, exportación fuerte y un compromiso real con la sustentabilidad.
Clásica y familiar, pero con un pie firme en la innovación. En los últimos años, Bianchi sumó líneas orgánicas y una mirada más atenta al impacto ambiental. Su historia los respalda; su presente los conecta con nuevas formas de trabajar la tierra.
Un proyecto boutique, honesto y profundamente coherente. Caligiore hace vinos ecológicos desde antes que fueran tendencia. Cultivan con respeto y vinifican con calma, siempre en diálogo con la tierra y el paisaje que los rodea.
Chakana tiene algo magnético: una mezcla de sensibilidad, riesgo y convicción. Desde lo orgánico y biodinámico, construyeron una identidad fuerte, con vinos intensos, pero puros y sinceros. Todo lo que hacen está pensado, sentido y justificado.
Cruzat es referencia obligada en espumantes. Pero lo interesante es cómo, dentro de esa excelencia, también incorporaron prácticas sustentables y una línea orgánica que suma otra capa de profundidad a sus burbujas.
Si hay una bodega que lleva el compromiso orgánico en el ADN, es Domaine Bousquet: con todo tipo de certificaciones que avalan cada paso. De origen francés, pero bien arraigados en el Valle de Uco, donde fueron pioneros. Hoy son líderes en producción orgánica, biodinámica y de Agricultura Orgánica Regenerativa (ROC).
Andrea Marrone hace vinos como piensa: con autenticidad, sin vueltas, dejando que la uva y la tierra digan lo suyo. Su proyecto agroecológico es chico, pero con enormes convicciones. Con un "Equilibrio imperfecto", pero con un mensaje clarísimo.
Un proyecto familiar con viñedos de Malbec certificados, elaboran vinos honestos y con una forma de trabajar que respeta cada eslabón del proceso. Familia Salas le puso el cuerpo y el alma a su proyecto para que no sea sólo una bodega con vinos orgánicos, sino una forma de vivir en familia.
Felix Enrique 1931 es una bodega mendocina atravesada por la historia con una mirada puesta en el futuro. Rinde homenaje a su fundador con vinos orgánicos, conscientes y con un fuerte compromiso social. Promueve la conexión directa entre productores y consumidores, y trabaja exclusivamente con insumos provenientes de empresas que comparten una visión sustentable.
Desde Agrelo, Luján de Cuyo, Finca Decero combina la precisión enológica con un fuerte compromiso social. Son miembros fundadores de The Porto Protocol, una iniciativa global que promueve prácticas responsables frente al cambio climático. Pero su impacto va más allá del viñedo: por cada botella vendida de su vino The Owl & The Dust Devil, destinan 50 centavos de dólar a proyectos de salud y educación en su comunidad. Una bodega que demuestra que hacer vino también puede ser una forma de cuidar y transformar realidades.
Es el proyecto personal de Alejandro Bianchi y uno de los grandes pioneros de la biodinámica en Argentina. Desde Finca Dinamia lleva años elaborando vino con respeto a su filosofía y mucha convicción. Alejandro, proviene de una de las grandes familias bodegueras argentinas, pero decidió desarrollar un camino propio, con la tierra y los astros como guía.
Con su línea certificada Fair For Life, Las Moras respeta los principios sustentables del Comercio Justo, cuidando desde la tierra hasta quienes trabajan día a día en cada vino. Esta línea tan especial para la bodega sanjuanina nace con una visión que mira más allá de la copa, poniendo como centro a la comunidad.
Guardianes es un proyecto vitivinícola que lidera la enóloga Victoria Brond y que rinde homenaje a quienes cuidaron la tierra generación tras generación. Con foco en preservar el territorio y su gente. Elaboran vinos auténticos: sin clarificar, sin filtrar y con baja intervención química, buscando mostrar la esencia de cada año.
Jasmine de los Mundos es la unión de espumosos y vinos tranquilos: por un lado, Jasmine Monet, espumosos 100 % orgánicos de Gualtallary; y por el otro, su línea de vinos tranquilos, Caminante de los Mundos, elaborados con levaduras nativas y también certificados orgánicos. Ambas líneas se definen por su identidad, la sostenibilidad y un pulso bien definido: vinos con alma y conciencia.
La bodega está ubicada en la zona de Vistalba, Mendoza, donde se encuentra su finca centenaria certificada orgánica. Desde ahí nace su vino ícono, Mai, y el Ultra Cabernet Sauvignon. Además, Kaiken es Empresa B, lo que demuestra su compromiso con la sustentabilidad y la comunidad. Apuestan por una agricultura regenerativa, miden su huella de carbono y trabajan junto a escuelas y organizaciones locales.
En el corazón del Valle de Traslasierra, Provincia de Córdoba, La Matilde es más que una bodega: es una comarca biodinámica con viñedos, posada, huerta y bosque nativo, todo certificados por Demeter y LETIS. Desde 2009 trabaja siguiendo el calendario lunar y respetando los ciclos naturales.
En el corazón de La Rioja, más de 500 familias trabajan juntas en esta cooperativa que combina producción orgánica con un fuerte compromiso social. Son pioneros en el sello Fairtrade y destinan parte de sus ventas a proyectos educativos, de salud y desarrollo local. La Riojana no es sólo una bodega, es una comunidad entera haciendo vino con esa identidad del norte que se siente desde la primera copa.
Lala Lá es el proyecto personal de Laura Ciacera, que dejó la bodega familiar para hacer sus propios vinos orgánicos. Desde 2016, produce partidas chicas con uvas certificadas y sin químicos ni aditivos. Lala Lá elige no seguir recetas: hace vinos vivos, espontáneos, con mínima intervención y máxima expresión.
Marantiqua nace en San Patricio del Chañar, Neuquén, Patagonia Argentina, y su nombre remite al "mar antiguo" que cubría la región hace millones de años. Elaboran vinos frescos que expresan pureza y origen. Además de estar en proceso de certificación orgánica, trabajan de forma consciente el cuidado del suelo, el uso eficiente del agua y todo el manejo del entorno patagónico.
Desde el corazón de Los Chacayes, en el Valle de Uco, Piedra Negra fue una de las primeras bodegas en apostar por la zona. Trabajan con mínima intervención, respeto absoluto por el suelo y un manejo sustentable que no es discurso, es parte del ADN del proyecto fundado por François Lurton. Tienen reconocimiento internacional sostenido, con presencia en los mejores restaurantes y guías del mundo.
Pulmary es una bodega familiar de Chacras de Coria que nació en 1998 con una convicción: producir vinos orgánicos super premium. Fusiona la tradición con la técnica moderna para resaltar la pureza de sus vinos. Con viñedos certificados, hacen vinos elegantes, de impacto y frescura marcada. Además, Pulmary apostó fuertemente al enoturismo, con visitas sin reservas y una experiencia rica, sencilla y auténtica.
Un proyecto pequeño, pero con mucha claridad. Saint Rose & Co. elabora sus vinos Le Combat Malbec y Le Combat Blanc de Blancs con uvas orgánicas, mínima intervención y espíritu artesanal. El malbec es jugoso y equilibrado, con carácter, mientras que el blanco sorprende por su textura y frescura. Ambos de estilo despojado, honestos y con identidad propia.
Santa Julia no sólo cuenta con uno de los viñedos orgánicos más grandes del país, sino también con sello Fair For Life, que reconoce su trabajo con las comunidades. Su línea de naturales (El Cabrito, El Burro, La Oveja, El Zorrito o La Mantis) son vinos sin sulfitos, sin filtrado, fermentados con levaduras indígenas, que lograron posicionarse por calidad, autenticidad y un estilo moderno, fresco y reconocido.
La línea CRIOS Sustentia es la propuesta de Susana Balbo a un consumo más consciente: Malbec y Cabernet Sauvignon orgánicos, Pinot Gris bajo alcohol y el Crios Rosé de Malbec, que cada octubre se viste de rosa para colaborar con la campaña de prevención del cáncer de mama, donando parte de las ventas a FundaVita.
The Wine Plan se presenta como mucho más que una bodega familiar: es una empresa B certificada que impulsa proyectos vitivinícolas con impacto positivo, tanto ambiental como social. Desde esa mirada, acompaña marcas que expresan territorios diversos con vinos jóvenes, vibrantes y con identidad propia. Eureka Wines, Marguerite y Vis a Vis son algunas de sus etiquetas: distintas entre sí, pero unidas por la misma búsqueda de coherencia, calidad y sostenibilidad.
Tikal es la bodega creada por Ernesto Catena que lleva el nombre de su hijo, como declaración de una mirada familiar, libre y profundamente conectada con la tierra. Ubicada en el Valle de Uco, trabaja bajo principios biodinámicos certificados, buscando que cada vino exprese el carácter del lugar sin interferencias.
Desde el viñedo más antiguo de Luján de Cuyo (¡1880!) elaboran vinos orgánicos con personalidad, identidad y estructura. En su Tempranillo se notas sus aromas florales, la textura sedosa y larga de la crianza. Además cuentan con una edición limitada de "Malbeck 2002", la cual demuestra el objetivo claro de un proyecto que une historia y calidad.
Desde La Paz, Mendoza, Vinecol viene recorriendo el camino orgánico desde el año 2000. Con certificación orgánica y viñedos vecinos a la reserva natural de Ñacuñán, es una bodega que combina coherencia y diversidad. Su porfolio tiene una identidad bien marcada y perfil limpio. Son vinos honestos, directos, que llegaron lejos, pero bien conectados con su lugar de origen.
Cuándo: Viernes 1 y sábado 2 de agosto de 2025, de 19 a 23 hs.
Dónde: Buenos Aires Marriott Hotel (Carlos Pellegrini 551, frente al Obelisco). En el Gran Salón Panamericano.
Entradas anticipadas: $38.500.- | Entrada general sin 30% de dto: $55.000.-
Entradas a la venta en www.vinosorganicos.com.ar