"Papá dice que quiere volver a casa": El regreso del viejo rey, todo un problema para su hijo y el gobierno de España
Tras ser visto por décadas como el salvador de la democracia española, el prestigio de Juan Carlos está por los suelos, porque en un puñado de años fue capaz de hacer mal todo lo que le era posible hacer mal.

"Papá dice que quiere volver a casa". Esa frase, que en muchas familias provoca pequeñas o grandes tormentas, en España es una cuestión de alta política, un asunto que complica al rey, al presidente del gobierno y que reabre el siempre incómodo debate acerca de la forma de Estado del país.

Porque "papá", en este caso, es Juan Carlos, rey de España durante casi 39 años y autoexiliado en Abu Dhabi desde el año 2020. 

 

 

Conocido en España como "rey emérito", Juan Carlos es padre de Felipe VI, que reina desde 2014 e intenta defender la monarquía del huracán generado por su padre. Tras ser visto por décadas como el salvador de la democracia española, el prestigio de Juan Carlos está por los suelos, porque en un puñado de años fue capaz de hacer mal todo lo que le era posible hacer mal.

Juan Carlos

El emérito, sin embargo, parece no darse cuenta: regresó en un jet privado a España por cuatro días para asistir a una regata en Galicia. Este viernes fue homenajeado en el Club Náutico de Sanxenxo y durante el fin de semana se hará ver entre barcos y regatistas. En el microclima gallego, pocos parecen darle importancia a los hechos de los últimos años.

"¡Viva España! ¡Viva el rey!", se escuchó en el Club Náutico mientras Juan Carlos posaba junto a los navegantes del barco de toda su vida, un buque de nombre sugestivo: "Bribón". Con visibles achaques físicos a sus 84 años, Juan Carlos seguirá las regatas desde una zodíaco junto al barco en el que navegó por años y en el que también se hizo a la mar su hijo.
 

Felipe de España

Los últimos años revelaron que Juan Carlos no se privó de nada. Desde una cacería de elefantes en Botswana junto a su amante, que terminó en una fractura de cadera y un traslado urgente a España, a una investigación de la justicia en Suiza y España por comisiones recibidas en el contexto de negocios internacionales de empresas españolas. 

Solo un ejemplo: el rey de Arabia Saudita le "regaló" 65 millones de dólares tras cerrar un contrato por el que un consorcio español construiría el tren de alta velocidad a La Meca.

Y otro ejemplo: el entonces rey le regaló cien millones de dólares a su amante, la alemana Corinna Zu Sayn Wittgenstein, una relación que terminó de pésimo modo e hizo tambalear la institución monárquica, porque le creó enormes problemas a Felipe, el hijo de Juan Carlos.

Juan Carlos y Corinna

Que un rey haga negocios y evada impuestos es imposible de justificar, aunque Juan Carlos tuvo la fortuna de salir indemne de sus tropelías gracias a una combinación de prescripción del caso y de inmunidad en el ejercicio de su función de rey. Pero el juicio popular y la opinión del gobierno que preside el socialdemócrata Pedro Sánchez son claras: debe pedir perdón.

Y como el rey que simbolizó la exitosa transición española del franquismo a la democracia no pidió hasta ahora perdón a su pueblo, y mucho menos dio explicaciones, el gobierno le impuso un castigo que puede sonar a asunto menor, pero que es palabras mayores: no podrá dormir en el Palacio de la Zarzuela, su casa durante buena parte de su vida.

Corinna, Juan Carlos y la reina Sofía

Juan Carlos no se ve con su hijo, el rey, desde su atropellada salida de España en agosto de 2020. No había pedido de detención ni peligro de que lo hubiera, pero el hombre que reinó entre 1975 y 2014 decidió abandonar el país. Y aunque lo hubiera habido: ¿un rey huyendo?

El regreso a España, entonces, es tan anormal como su salida. Entra al país por Galicia en un avión privado, un Gulfstream de una compañía angoleña. Los medios españoles destacan que nadie sabe quién paga el vuelo. Y vale recordar, en ese contexto, que Felipe VI le quitó a su padre la asignación anual que le correspondía como rey emérito, al tiempo que renunció a cualquier herencia de su padre. Un cortafuegos que nadie se atreve a afirmar hoy si será suficiente para que Felipe no se queme.

"¿De verdad el Emérito y su entorno no comprenden que provocar, como ha ocurrido esta semana, que sólo se hablara de si viajaba al fin a España o no perjudica, y mucho, la labor de hormiguita del actual rey?", se preguntó el columnista Eduardo Álvarez en "El Mundo".

Juan Carlos I

"¿O de verdad no entienden que una exhibición tan exagerada como la que se espera en Sanxenxo sólo contribuye a que se encrespen las posiciones más enconadas en torno a la monarquía? ¿O de verdad no entienden que viajar en un avión privado desde Abu Dabi hasta Galicia para participar en unas regatas no transmite precisamente la imagen de contención, prudencia y discreción en la que está empeñado con acierto Don Felipe?".
 

El viejo rey está viviendo en Galicia en la casa de un amigo, Pedro Campos. Le acondicionaron la habitación de invitados. El lunes, cuando llegue a Madrid, se verá con su hijo y su esposa, la reina Sofía, de la que los medios españoles dicen que vuelve a estar enamorada de su esposo tras años de fría distancia. 

Lo que pueda pasar el lunes es imprevisible. Serán seis horas en Madrid en las que padre e hijo, rey y rey, deberán ajustar cuentas. Y, seguramente, seis horas en las que habrá alguna conversación franca entre Juan Carlos y Sofía. Algo está claro: nada de esto será precisamente una portada de "Hola".