De CEO a emprender: el golpe de realidad que nadie cuenta y 10 consejos para no morir en el intento
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
Daniel Colombo Facilitador y Máster Coach Ejecutivo
Para muchos CEOs, la cumbre del éxito corporativo no siempre significa satisfacción personal. Después de años al mando de grandes empresas con grandes marcas y cientos o miles de personas a cargo, con agendas sobrecargadas, subordinados y un ecosistema estructurado, algunos altos ejecutivos optan por un cambio radical: dejar su cargo y emprender su propio camino. Sin embargo, esta transición, lejos de ser sencilla, se asemeja muchas veces a un salto al vacío donde los desafíos pueden ser tan o más intensos que los que enfrentaban en sus roles anteriores.
Muchas personas se preguntan el por qué una persona que aparentemente lo tiene todo -dinero, posición, reconocimiento, prestigio, viajes, beneficios, tarjetas corporativas, vuelos en primera, y mucho más- van a dejar posiciones así. Lo cierto es que el cambio rara vez es impulsivo. Hay un conjunto de factores que llevan a un CEO a abandonar su puesto:
Cualquiera sea la razón, lo cierto es que la transición no es automática ni sencilla. Pasar de un entorno con reglas establecidas a uno donde cada decisión recae en uno mismo es un desafío psicológico, emocional y estratégico.
Renunciar al mundo corporativo suele venir acompañado de una expectativa romantizada: la promesa de libertad, la posibilidad de tomar decisiones sin restricciones y la ilusión de tener tiempo para uno mismo. Es lo mismo que piensa cualquier empleado que estuvo años en una empresa y que quiere lograr cuando renuncie.
Lo cierto es que ese espejismo dura poco. Muchos ex-CEOs descubren rápidamente que la independencia no es sinónimo de tranquilidad. Lo que antes parecía una rutina asfixiante —reuniones, informes, decisiones urgentes— se transforma en una hoja en blanco que debe llenarse con nuevas responsabilidades. Sin estructuras preestablecidas ni equipos que ejecuten por ellos, el peso de cada decisión recae íntegramente en sus hombros.
Uno de los mayores retos que enfrentan estos ejecutivos es el redescubrimiento de su identidad profesional. Durante años, fueron conocidos como "Fulanito, CEO de X empresa", y de un día para otro, esa denominación corporativa desaparece. De repente, deben presentarse simplemente con su nombre, sin el escudo de una gran compañía detrás, si bien cuenta su bagaje de experiencia.
Este fenómeno, al que llamo el síndrome del apellido profesional, es un golpe de realidad. Algunos lo viven como una liberación, otros como una crisis existencial. La clave está en reconstruirse con autenticidad, sin depender de títulos que antes abrían puertas por sí solos.
Por todo esto, pasar de CEO a emprendedor implica enfrentarse a una serie de cambios drásticos, por ejemplo:
Además, hay un factor emocional difícil de anticipar: la agenda vacía. La sensación de no tener compromisos estructurados puede generar ansiedad. Antes, cada minuto de su día estaba ocupado por reuniones y decisiones, agenda que muchas veces estaba impuesta por el entorno. Ahora, deben aprender a gestionar su tiempo sin la presión externa.
Relacionado con la inteligencia emocional, en el mundo corporativo el poder y la jerarquía construyen una burbuja donde el ego se alimenta constantemente. Por ejemplo, un CEO está acostumbrado a ser escuchado, a que sus ideas se ejecuten sin demasiada resistencia y a moverse en un entorno donde su palabra tiene peso. Cuando deja la estructura empresarial, esa validación desaparece. De un día para otro, ya no es "el número 1" corporativo, sino un profesional más en un mercado competitivo.
Para algunos, este choque con la realidad se convierte en una oportunidad de crecimiento personal; para otros, en un obstáculo difícil de sortear. La soberbia que antes era tolerada en el entorno corporativo puede volverse en contra en el mundo del emprendimiento, donde la humildad y la capacidad de adaptación pesan más que los títulos y los logros pasados. Donde aprender a escuchar es más valioso que simplemente oir, como antes. Y donde saber rodearse de talentos mejores que ellos, tiene un valor incalculable en el nuevo tramo que están encarando. La humildad es una gran brújula.
Otro de los grandes errores que cometen algunos ex-CEOs al lanzarse a emprender es subestimar la brecha entre lo que solían ganar y lo que el mercado realmente está dispuesto a pagarles. Quizás seas un talento extraordinario de nivel de elite mundial, y lo conseguirías. Veamos: acostumbrados a paquetes salariales abultados, beneficios exclusivos y contratos blindados, muchos esperan que su expertise sea suficiente para replicar ese nivel de ingresos en su nueva vida profesional. Laa realidad no siempre acompaña esas expectativas.
Para algunos, el golpe llega demasiado tarde. Descubren que su experiencia, aunque valiosa, no necesariamente se traduce en facturación inmediata, y que sus ingresos iniciales pueden volverse inestables e impredecibles.
En verdad, no todos los ex-CEOs logran establecerse como emprendedores. La incertidumbre sin red a la que se enfrentan y la presión constante por generar ingresos sin el respaldo de una compañía, llevan a muchos a reconsiderar su decisión. Y en varios casos, la salida es volver al mundo corporativo. Las razones varían. Algunos descubren que el emprendimiento no es para ellos. Otros, simplemente, encuentran una oferta corporativa lo suficientemente atractiva como para abandonar la aventura.
Para aquellos que logran persistir y superar los primeros años de incertidumbre, la recompensa es significativa. No solo han construido algo propio, sino que han desarrollado una mentalidad que les permite moverse con mayor agilidad en entornos muy cambiantes e inestables. Y, en última instancia, han aprendido que el verdadero poder no reside en un cargo, sino en la capacidad de adaptarse y evolucionar constantemente, superando los fracasos, que inevitablemente acontecerán.
1) Rediseña tu vida profesional desde antes, y formatea tu mentalidad de liderazgo
Liderar una corporación y emprender son dos caminos distintos. En una empresa consolidada, se cuenta con equipos de trabajo y recursos preexistentes, mientras que en el emprendimiento inicial, la responsabilidad recae completamente en ti. La capacidad de adaptarte, tomar decisiones ágiles y gestionar la incertidumbre será clave en esta transición.
2) Construye una marca personal sólida antes de dar el salto
La credibilidad y el posicionamiento son activos estratégicos. Si has construido una marca personal fuerte durante tu carrera corporativa, y te has convertido en referente en tu campo, la transición será más fluida. Esta es una de las leyes de persuasión, que tiene que ver con la influencia y la autoridad, entendida como el lugar que ocupas en la mente de la gente.
3) Aprovecha tu red de contactos
Posiblemente como CEO no atendiste a mucha gente, a la que ahora podrías necesitar llamar. Sobre esto, antes de emprender lo nuevo, identifica quiénes pueden apoyarte como inversores, socios o clientes potenciales. Es fundamental que estos vínculos sean gestionados con una propuesta de valor clara y bien estructurada.
4) Define un modelo de negocio que sea escalable
Un emprendimiento exitoso, así como si te quieres dedicar a invertir en proyectos de otros, no solo debe ser innovador, sino también rentable y escalable. Recuerda que si querés seguir en acción profesional, es importante saber cómo multiplicar los recursos económicos y financieros con sabiduría.
5) Fortalece tu mentalidad de resiliencia y aprendizaje continuo
A diferencia del mundo corporativo que amortigua ciertos riesgos con sus estructuras, en el emprendimiento los desafíos son constantes. La resiliencia es fundamental para superar fracasos iniciales y aprender de cada obstáculo. También la antifragilidad (un concepto del ensayista Nassim Taleb) que te permite cultivar desde mucho antes las herramientas que van a ser útiles cuando venga el temporal. La capacidad de iterar y ajustar tu modelo de negocio con rapidez marcará la diferencia.
6) Administra el capital con visión estratégica
Relacionado con el punto de más arriba, muchos CEOs inician sus proyectos con capital propio, pero la planificación financiera es clave. Es fundamental definir cuánto estás dispuesto a invertir, diseñar escenarios de flujo de caja y buscar alternativas de financiamiento si es necesario. También, a hacer negocios sin tanta emocionalidad como la que puede surgir de un exceso de empatía (que se denomina "ecpatía"). Evita caer en la trampa de invertir en exceso sin validar el mercado, y esquiva a los oportunistas que te vendrán de a cientos (así como de a miles huirá gente que en tu cargo anterior, te merodeaban como moscas).
7) Desarrolla un equipo alineado con la cultura de tu emprendimiento
En una gran corporación, los procesos y estructuras generalmente están establecidos; en un emprendimiento, la cultura organizacional se construye desde cero. Rodéate de personas que compartan tu visión y valores, priorizando el talento que aporte versatilidad y compromiso en etapas iniciales.
8) Equilibra la visión estratégica con la ejecución operativa
Como alto ejecutivo, tu fuerte probablemente ha sido la estrategia, aunque en un emprendimiento también deberás involucrarte en la ejecución, bajar desde lo alto y estar en la línea operativa durante cierto tiempo. La capacidad de tomar decisiones rápidas y gestionar prioridades será crucial para que tu proyecto avance con agilidad.
9) Prueba, valida y ajusta antes de escalar
Uno de los errores más comunes de los emprendedores que vienen de altas posiciones corporativas es querer construir desde el primer día una empresa de gran escala. Excepto que tengas todo diseñado, un capital lo suficientemente amplio para aguantar, y socios dispuestos a asumir los riesgos contigo, antes de invertir en crecimiento acelerado, valida tu producto o servicio en el mercado real. Realiza pruebas piloto, recopila retroalimentación y ajusta según los resultados. Toma consultoría sobre cómo hacer consultoría y entrénate en campos en los que antes no habías tenido experiencia.
10) Mantén el enfoque y evita la dispersión
Los tres recursos no renovables actuales son el tiempo, la atención y la energía. En la transición verás muchas oportunidades, aunque en lo concreto no todas serán viables o estratégicas. O no serán lo que pensabas que eran. Por eso es importante trabajar con tiempo en la transición y mantener el enfoque continuo. Define una hoja de ruta clara, escribiendo tus planes detallados y minuciosos, semana a semana, y evita diluir esfuerzos en demasiadas iniciativas a la vez.
A la par, enfocarte en una propuesta de valor bien definida aumentará las probabilidades de éxito. También, optimiza tu tiempo: descarta reuniones y cafés que se pueden evitar, llamados interminables y querer complacer a todos los que te conocen de antes. Es una nueva etapa, y, por lo tanto, incluye tu nuevo "yo".
Como has visto, pasar de CEO a encarar tus propios proyectos, más que una simple decisión de carrera, es un proceso de transformación personal. Y como en cualquier viaje, lo más importante no es solo el destino, sino la dirección que tomas y la consistencia del recorrido.
Daniel Colombo
Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 33 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado, Miembro y Mentor en Maxwell Leadership, el equipo de John Maxwell.
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