Intel es una de las compañías con mayor proyección de innovación a nivel global. Ya sea en tecnología relacionada a circuitos integrados, computación en la nube, centro de datos, Internet de las cosas (IoT) o soluciones para PC, la empresa nacida en California, Estados Unidos, busca expandir sus operaciones para que sus productos alcancen a la mayor cantidad de usuarios posibles.
En esa estrategia, América Latina cumple un rol clave para Intel. Es por ese motivo que constantemente se toman decisiones para impulsar la región. Ejemplo de esto es la inversión de US$ 350 millones que la empresa lleva a cabo desde 2020 en Costa Rica para mejorar el proceso de creación de microprocesadores.
“Vemos que la demanda por tecnología sigue y se ha acelerado con la coyuntura de la pandemia. La tecnología pasó a ser cada vez más esencial en todos los aspectos de nuestras vidas y eso continúa. En ese contexto, seguimos apostando a la región que, en muchos indicadores de tecnologías emergentes presenta números de crecimiento previstos que están entre los más altos a nivel global”, explica Gisselle Ruiz Lanza, Directora General de Intel para América Latina, a Forbes Argentina.
Nacida en Argentina pero radicada hace 18 años en San Pablo por su trabajo, Ruiz Lanza ocupa su actual posición desde el año pasado, cuando Intel volvió a crearla con el objetivo de impulsar aún más su posición en la región. Durante una visita al país, donde la empresa cumple 25 años de operaciones en 2023, Forbes Argentina pudo dialogar con la directora general y conocer más sobre la actualidad de Intel y su visión para el futuro.
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- Estamos en un contexto macroeconómico global complejo. ¿Cómo se trabaja en la región teniendo en cuenta esta situación?
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- Gisselle Ruiz Lanza (G.R.L): Ya desde el comienzo este es un año movido, lo cual es bueno. Estamos viviendo algunos desafíos macroeconómicos globales que también afectan a la región y hay algunas dinámicas específicas de América Latina que se suman. Específicamente en Argentina, más allá de ser un año de elección, el escenario de importación, por ejemplo, presenta desafíos. Pero más allá de los ciclos económicos, que no dejan de ser ciclos, las premisas de por qué invertir en tecnología permanecen. En ese sentido, las previsiones son muy favorables. América Latina, cuando pensamos en desafíos de la región como la mejora de infraestructura, la productividad y la rentabilidad de la empresas, las condiciones sociales y la salud de las personas, tiene una gran perspectiva en la cual la tecnología cumple un rol fundamental.
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- En ese contexto, ¿cuánto influyó las problemáticas en las cadenas de suministros y qué oportunidades surgieron para América Latina?
- G.R.L: Nuestro CEO, Pat Gelsinger, habla mucho de la necesidad y estrategia que debe haber a nivel global para generar una mejor cadena de suministros. La tecnología, principalmente los semiconductores, es la base de la digitalización de todas las cosas. Estamos viviendo una década de aceleración en ese sentido y seguirá creciendo. Hemos visto los efectos del desequilibrio entre oferta y demanda que pasamos durante la pandemia y eso afecta evidentemente a una serie de cosas, incluyendo la economía. Los semiconductores son una de las industrias que tienen mayor impacto en la economía global. Entonces, vivimos en un contexto geopolítico que demanda una cadena de suministros más resiliente y geográficamente distribuida. Es justamente por esa razón que Intel ha sido protagonista en lo que fue el CHIPS Act en Estados Unidos y en Europa. Europa ya venía hace varios años trabajando en eso pero creo que nosotros colaboramos en que se materialice. Y diría que en Estados Unidos fuimos protagonistas por el papel que tenemos como empresa americana y por la experiencia, el conocimiento y como creemos que podemos aportar. En ese contexto, y en la distribución de esa cadena de suministros, América Latina tiene una oportunidad muy grande para los próximos años.
- ¿Cuál es esa oportunidad?
- G.R.L: El ecosistema en general va a necesitar estar muy cerca de las fábricas y eso hoy está muy centrado en Asia, principalmente en Taiwán. Al expandirse, le genera a América Latina un espacio para tener una contribución mayor y así generar desarrollo económico en áreas de alta tecnología. Además, demanda mucho talento.
- ¿Cómo trabajan ustedes para incentivar ese talento en la región que no deja de ser escaso?
- G.R.L: Ese gap es mundial aunque hay países y geografías donde es mayor o menor o que tienen una estructura de trabajo para acelerar el cierre de esa brecha. En América Latina vemos una demanda cada vez mayor por talento por ejemplo en el área de desarrollo de software. La demanda es grande tanto intra Latinoamérica pero también de otras regiones. En Argentina este sector es el tercer exportador más grande ya que la calidad es muy elevada y a menor costo. Desarrollar este talento para la región es fundamental porque puede ser, al final del día, un inhibidor de que se acelere la adopción de ciertas tecnologías que son fundamentales para la región. Y es fundamental para para el desarrollo social también. Como Intel, primero creemos muchísimo en la colaboración público privada y con toda la Academia con eso. Hace ya décadas que hemos visto varios programas de llevar conectividad, de llevar computadores a los alumnos y a los profesores y de entrenar a los profesores en Habilidades Digitales. Hoy tenemos algunos programas que de hecho están disponibles o empiezan a crecer en la región como Skills for Innovation o IA for Youth, que básicamente son habilidades en inteligencia artificial para jóvenes. Al mismo tiempo existe el programa para el workforce, o sea para profesionales que pueden ganar otras habilidades en tecnología y específicamente en inteligencia artificial. Nosotros tenemos un compromiso real y estamos invirtiendo para poder colaborar con que esa brecha se reduzca.
Las operaciones de Intel
Los datos del mercado arrojan que Intel es una de las principales compañías en la industria de los semiconductores y chips. En 2022 la empresa generó 63 mil millones de dólares en ganancias. Según su propio CEO, Pat Gelsinger, la industria de los semiconductores podría alcanzar el trillón de dólares a nivel global en 2023.
“Con esa oportunidad en mente, hoy esbozamos nuestra estrategia y hoja de ruta para acelerar un crecimiento de ingresos interanual del 10% al 12% para 2026 duplicando la innovación, impulsando una colaboración aún más profunda con nuestros clientes y socios, y aprovechando nuestra fortalezas centrales para hacer crecer con éxito los mercados tradicionales e interrumpir los nuevos”, afirmó durante 2022 Gelsinger. Y agregó: “Nuestros objetivos son ambiciosos, pero confío en que contamos con la estrategia y el equipo adecuados para alcanzarlos y ofrecer valor a largo plazo a nuestros accionistas”.
- ¿Qué rol juega América Latina y Argentina en el proceso de los semiconductores?
- G.R.L: Argentina presta servicio a toda la región, incluso a Estados Unidos y Canadá. Tenemos operaciones en Costa Rica y en Guadalajara, México, que son servicios globales. Uno de los laboratorios internacionales de Intel, donde se está creando tecnología que llegará al mercado en los próximos años, está en Guadalajara. Cinco de los seis procesos de producción de semiconductores ocurre en América Latina y alrededor del 80% de los semiconductores de servidores pasan por Costa Rica. Y si bien vemos esto dentro de Intel, es un movimiento de mercado en general.
- ¿Cómo se innova y cómo se piensa la innovación en Intel?
- G.R.L: Hemos sido una empresa líder en innovación y en traer tecnología de punta durante muchísimas décadas. Es parte del ADN, de la esencia de Intel. Por lo pronto, es tener esa pasión pero no solamente por la tecnología sino también por el poder que tiene en mejorar la vida de las personas. Por otro lado, Intel es una de las empresas que, desde el punto de vista de la relación entre el revenue y el desarrollo, más invierte en investigación. Entonces, no es solamente el propósito y los valores sino efectivamente invertir en eso. Y todo eso entendiendo cuáles son las grandes tendencias y desafíos que vamos a vivir en las próximas décadas. Ya sea relacionados con el medio ambiente y la sustentabilidad hasta aquellos relacionados con la salud, la seguridad, el agro, etc.
- ¿Tenés algún caso concreto de esto?
- G.R.L: Sí, de hecho hace poco nos reunimos con el Servicio Meteorológico Nacional porque va a implementar uno de los mayores data centers en el mundo. Están dentro de los 100 mayores del mundo y el número dos en América Latina. Y para ese desarrollo van a implementar las tecnologías de punta que Intel acaba de lanzar. Estamos muy orgullosos y felices de que esto ocurra en Argentina y que no sea solamente nuestros CPUs de última generación en servidores sino también la nueva línea de GPU también. Estamos ampliando nuestro portfolio de hardware pero también de software y servicios y esa es la manera de innovar.
- ¿Cuáles son los desafíos o tendencias que notan para los próximos años?
- G.R.L: Hablamos mucho de “los 5 poderes de las tecnologías” que son las grandes tendencias para los próximos años y que van a modificar la vida de las personas y las empresas. Una es IA, donde vemos una creciente demanda. La segunda es el edge to cloud, ya que se habla mucho de que los datos son el nuevo petróleo pero necesitan ser capturados, procesados y llevados a la nube en caso de que sea necesario. La tercera es el 5G para mejorar la conectividad. La cuarta es la computación ubicua o “en todo” porque hoy se ve computación en todo, incluídos los autos. Y la quinta es todo lo que tiene que ver con la parte sensorial y experiencias inmersivas, donde aparece el metaverso con fuerza.
- ¿Cómo trabaja Intel en relación a estas tendencias?
- G.R.L: Desde nuestro punto de vista, la tecnología ya no es opcional y tiene que ser parte vertebral de cualquier empresa. Independientemente de si la compañía es industrial, de salud, de educación o de cualquier otro sector. Y definitivamente, toda esta incorporación de tecnología debe ser acompañada de ciertos debates éticos y de valores. Nosotros invertimos mucho en ciberseguridad para que la tecnología sea segura. Pero después hay mucho para debatir en cuanto a las prácticas y creo que como sociedad estamos hablando menos de lo que deberíamos de esto. Hay un papel del gobierno, de la comunidad civil y de las empresas para que la tecnología se use de la manera correcta y con responsabilidad. Esto tiene que estar en el centro de las conversaciones.
