Un emprendimiento familiar argentino encontró un nicho con impacto real: la fabricación directa de bolsas 100% compostables certificadas internacionalmente. Fundada en 2023, Conciencia Circular vendió más de 1 millón de unidades en un año, lo que representa aproximadamente 6 toneladas menos de plástico en circulación, y proyecta un crecimiento del 70% en facturación para 2026.
La empresa nació de una inquietud personal de Mauro Pasam y su hija Camila Pérez, quienes detectaron una oportunidad en el mercado argentino. "Durante mucho tiempo, la única opción distinta a la bolsa plástica fueron las de friselina o tela sintética, presentadas como 'ecológicas', pero que en realidad no se degradan y terminan generando el mismo problema ambiental", explica Pérez, cofundadora y responsable de marketing del emprendimiento.
La propuesta surgió cuando Pasam, con experiencia en la industria, se preguntó si era posible fabricar bolsas de material compostable que volvieran a la tierra y cerraran el círculo. La respuesta fue afirmativa, pero requirió una inversión inicial cercana a los $ 20 millones, principalmente destinada a la compra de materia prima importada, tintas y utensilios especiales para las pruebas. El proyecto aprovechó la infraestructura de Inducima, la fábrica de la que forma parte Mauro, lo que permitió llevar adelante el proceso de extrusión y termoformado sin necesidad de adquirir equipamiento propio.
Fabricación directa como ventaja competitiva
El modelo de negocio de Conciencia Circular se destaca por un factor clave: son fabricantes directos. "Esto nos permite eliminar intermediarios, ofrecer precios competitivos y garantizar la calidad del producto", detalla Pérez. A su vez, la empresa cuenta con stock inmediato, lo que asegura una experiencia ágil para los clientes.
Esta estrategia demostró ser efectiva. En 2024, la empresa facturó aproximadamente $ 22 millones entre abril y diciembre, su primer año completo de operaciones. En lo que va de 2025, entre enero y junio, ya alcanzó los $ 20 millones, lo que representa un crecimiento del 30% en facturación respecto del año anterior.
"Fue un año clave de validación: confirmamos que existía una demanda real por alternativas compostables y logramos crecer de manera sólida", reflexiona Pérez sobre el balance de 2024.
Los números actuales respaldan la proyección ambiciosa de crecimiento del 70% para 2026. La empresa suma entre 3 y 4 clientes nuevos por mes, opera en todo el país y cuenta con una capacidad productiva superior a 4,8 millones de bolsas mensuales, cifra que planean duplicar en los próximos dos años.
El mayor desafío no fue técnico ni financiero, sino cultural. "Explicar la diferencia entre 'biodegradable' y 'compostable' fue el mayor obstáculo", admite Pérez. En el mercado había mucha confusión, y educar a consumidores y empresas fue clave para demostrar que la sustentabilidad no es un lujo, sino una necesidad.
Certificación internacional y compostaje domiciliario
La diferencia técnica que posiciona a Conciencia Circular por encima de otras alternativas es su certificación TÜV AUSTRIA "OK Compost HOME". Este sello internacional garantiza que las bolsas se compostan en condiciones hogareñas comunes, sin necesidad de plantas industriales, y se transforman en abono sin dejar residuos tóxicos ni microplásticos.
"Es la garantía de confianza y transparencia. Este sello internacional refuerza nuestro compromiso y brinda a los clientes la tranquilidad de estar eligiendo una alternativa realmente sustentable", explica Pérez. La certificación asegura que los productos fueron sometidos a estrictos controles de compostabilidad, biodegradabilidad, ecotoxicidad y ausencia de metales pesados.
Esta diferencia técnica marca una distancia considerable respecto a muchas bolsas que se comercializan como "biodegradables" pero que en realidad no cumplen con ese ciclo natural de degradación completa.

La empresa incluso va más allá en su compromiso ambiental. "Cuando un cliente nos comparte sus ideas o identidades, buscamos rediseñar el producto final para minimizar el uso de tintas no compostables, proponiendo incluso recortar esa parte de la bolsa para su correcto compostaje", detalla Pérez.
Los principales canales de venta son empresas de distintos rubros, distribuidores y venta directa. El alcance ya es nacional, con planes de seguir incorporando distribuidores que faciliten el conocimiento de los productos en todo el país y, en el mediano plazo, abrir camino en mercados regionales donde ya detectan interés.
La visión a largo plazo es clara: "Nos proyectamos como referentes en soluciones compostables y en economía circular, no solo en Argentina sino también en la región", afirma Pérez. Para lograrlo, están planificando ampliar la capacidad instalada con nuevas inversiones en maquinaria, personal y espacio de trabajo, con el sueño de contar con una planta propia dedicada exclusivamente a este tipo de producción.
Para otros emprendedores que quieran crear proyectos con impacto ambiental positivo, Pérez comparte una lección aprendida: "Sustentabilidad y rentabilidad no son opuestos. Cuando un modelo de negocio está bien diseñado, el impacto positivo puede convertirse en el mayor diferencial competitivo. La clave está en ser coherente: innovar, educar al mercado y sostener la visión incluso en los momentos más desafiantes".
"Este proyecto nació en familia, como una inquietud personal, y hoy es una empresa en crecimiento con proyección nacional", concluye Pérez. "Nuestra convicción es clara: el futuro es circular y estamos preparados para liderar esa transición".