Los aumentos en energía que quedan pendientes para después de las elecciones
Tanto en tarifas como en combustibles se prevé un movimiento importante de precios para adaptarse al nuevo tipo de cambio y cumplir con las metas fiscales.

El apoyo financiero de los Estados Unidos a Milei no sólo fue un salvavidas clave para frenar la corrida cambiaria, sino que también cayó en el momento justo en el que los desequilibrios de precios en el sector energético llegaban a un nivel preocupante.

La fuerte suba del tipo de cambio de las últimas semanas modificó totalmente el escenario de costos de esta industria totalmente dolarizada, pero que, en muchos casos, se veía imposibilitada de aplicar un traslado a precios frente a la antesala electoral.

Luego de la baja del dólar mayor al 10%, las tensiones se reducen y la brecha entre el precio en el que compraban las refinadoras a las productoras de Vaca Muerta y el que vendían se encuentra en un nivel mucho más lógico.

De igual manera, las productoras de gas que cobran el fluido dos meses después de ser entregado, ya no están tan preocupadas por el valor que recibirán en dólares por buena parte del gas despachado en el pico invernal, donde se concentran los mayores volúmenes del año.

Algo similar le pasa a las generadoras eléctricas (donde Cammesa les paga a 40 días), a distribuidoras y transportistas, mientras que el Estado Nacional estaba subsidiando una parte cada vez más grande de las tarifas con tal de no traspasar la suba del dólar a los usuarios.

Según los datos del IIEP, en septiembre, la cobertura de subsidios alcanzó el 60% de la tarifa en el sector residencial de gas natural y del 48% en el sector eléctrico, con picos de hasta el 82% en el caso del segmento de bajos ingresos (N2).

Lo que se viene en el último bimestre y en 2026

Más allá de esta calma cambiaria temporal, la mayoría de analistas coincide en que luego de las elecciones el tipo de cambio debería volver a corregir hacia arriba teniendo en cuenta que el Tesoro está obligado a empezar a comprar reservas para afrontar sus pagos de deuda.

Y como ya en el mes de enero vencen unos 4.000 millones de dólares, el inicio de este proceso que incrementará notablemente la demanda de divisas en el MULC (Mercado Único Libre de Cambios), deberá comenzar en esta última parte del 2025.

Además del efecto dólar que implicará mayores precios en combustibles, gas y electricidad, las metas fiscales del 2026 hacen prever una serie de ajustes adicionales que profundizarían este fenómeno.

En cuanto a las naftas y el gasoil, el presupuesto contempla un incremento del impuesto a los combustibles del 71,6% respecto al 2025, lo que implicaría un salto cercano al 15% en el surtidor. Sucede que, al no ajustar en línea con la inflación como corresponde para evitar un traslado a precios, el fisco argentino se perdió de recaudar el equivalente a 1.786 millones de dólares en lo que va del año. Un lujo que ya no se podrá permitir en 2026.

Por el lado de las tarifas, se presume que finalmente se iniciará la fase dos de la segmentación con una reducción de subsidios para la clase media que actualmente recibe subsidios por el 78% del precio del gas y por el 61% del precio de la electricidad.

En simultáneo, la ley presupuestaria propone retrotraer el Régimen de Zonas Frías al esquema inicial que sólo beneficia a la Patagonia, el sur de Mendoza y la Puna. En consecuencia, el resto de las provincias con climas "templados" como Santa Fe, Córdoba o el interior de Buenos Aires, dejarán de contar con este descuento que va del 30% al 50%. 

Por último, se dará continuidad a las subas mensuales en gas y electricidad según la fórmula polinómica que incluye la inflación minorista y mayorista, más el cobro del plan de pagos de 30 cuotas que ideó el gobierno para compensar atrasos pendientes del 2024.