En pleno retroceso de las empresas estatales, con recortes presupuestarios y procesos de privatización, hay un caso que se salva de la motosierra al preservar un superávit histórico y tener todo el potencial para aumentar sus exportaciones gracias al boom nuclear que atraviesa el mundo.
INVAP no solo sobresale del resto de las compañías públicas por no recibir subsidios y registrar ganancias con ventas de alrededor de 200 millones de dólares al año, sino también por su competitividad tecnológica en materia nuclear y satelital que le permite exportar productos de altísimo valor agregado a todo el mundo. Entre los destinos principales, se destacan los Países Bajos, Brasil, Australia, Arabia Saudita, Argelia, Estados Unidos, Egipto, Chile, Turquía, Bolivia, Nigeria y Uganda.
Tiene 1.800 empleados, es propiedad de la Provincia de Río Negro y la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) participa en su gobernanza al colocar a dos de los siete miembros del Directorio. En sus casi 50 años de vida, la firma se especializó en el diseño de reactores nucleares de investigación y en plantas de producción de radioisótopos, con un aporte grande en proyectos de generación como el CAREM o la extensión de vida de la central Embalse.

Sin embargo, luego del accidente de Chernobyl donde los proyectos nucleares entraron en franco declino en todo el mundo, se fue diversificando hacia otros negocios como el espacial, defensa, seguridad y comunicaciones.
Con el apoyo de la NASA a inicios de los 90' a cambio de frenar el desarrollo del misil Cóndor, aprendieron a construir satélites de órbita baja y luego se consolidaron como los principales contratistas de los famosos Arsat I y II que ya fueron lanzados mientras que ahora trabajan en los satélites Sabia Mar y Arsat-SG1 (previstos para 2026 y 2028, respectivamente).
La otra pata en la que se hicieron fuertes es en la construcción de radares, tanto para el servicio meteorológico, como para el tránsito aéreo y la vigilancia en defensa, donde quieren dar un salto de internacionalización luego de empezar a exportarle a Nigeria. "Ya estamos posicionados como un referente a nivel global y hay muchísimo interés por nuestros productos", explican a Forbes en una recorrida por la planta de Bariloche con algunos medios nacionales.
Pero, sin lugar a dudas, la mayor expectativa pasa por el "veranito nuclear" que se ve tanto a nivel mundial como en la Argentina con el lanzamiento del nuevo plan que prevé la construcción de varios reactores modulares con inversión privada y con perspectivas de exportación.
"Se está volviendo a poner en valor lo nuclear y lo vemos muy positivamente. Hay un aumento de la demanda de proyectos como los que nosotros hacemos", afirmó el gerente general Darío Giussi.
Hoy están haciendo el reactor Pallas en Países Bajos, firmaron un contrato para la producción de una planta de radioisótopos en Brasil, volvieron a trabajar con Argelia y están terminando otro reactor en Arabia Saudita. Cada proyecto grande toma entre cinco y siete años de trabajo y, hasta ahora, el 50% de los clientes son extranjeros y el otro 50% se destina al mercado interno.
"Ningún país puede llegar a tener capacidades de generación nuclear o de tener dominio de la tecnología, si no recorre algunos eslabones antes, que arrancan por la investigación. Es el caso de Arabia Saudita por ejemplo o el de Emiratos Árabes Unidos, con los que estamos trabajando en reactores de investigación", agregó el gerente.