La estrella de la hoja de ruta de YPF es, sin dudas, Vaca Muerta, el yacimiento no convencional que es considerado "el futuro del país", y que la industria tiene como prioridad llevar su producción a niveles que permitan un excedente exportable significativo, lo que implica antes una inversión anual nunca vista en el país por montos y por sostenibilidad durante los próximos años.
Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, quien se caracteriza por una combinación de pragmatismo y visión estratégica, delineó ese futuro del gigante energético argentino que se convirtió en una obsesión, y le puso cifras concretas al desarrollo, al participar del cierre de la nueva edición del Forbes CEO Summit.
A la ya conocida meta de lograr exportaciones por US$ 30.000 millones al 2031 con el compromiso de toda la industria en el desarrollo de los mercados de petróleo y gas, Marín contrapone las inversiones que requerirá el desarrollo de Vaca Muerta. "Voy a hacer una compañía que sea la mayor exportadora de Argentina como empresa de cualquier rubro alrededor de 2032", auguró.
Durante la charla, Marín planteó un desafío sin precedente al describir el ritmo de perforación que YPF necesita alcanzar para materializar sus planes. "Estos cinco años van a ser muy fuertes", afirmó, destacando la urgencia de acelerar la actividad. "Tenemos que hacerlo al estilo americano, porque hay que desarrollarlo ahora".
"Para tener una idea clara de la magnitud -detalló-, tenemos que hacer 2.000 pozos de petróleo y casi 800 de gas hasta 2030-2031. Estamos hablando de 2.800 pozos", precisó al recordar que el desarrollo de los últimos 10 años de Vaca Muerta hasta ahora se hicieron 1.600 o 1.700 pozos", graficó Marín sobre el ritmo de perforación que se multiplicará exponencialmente.
Este volumen de actividad requerirá una "inversión terrible". En el caso del desarrollo de GNL cada cada proyecto es necesario invertir entre US$ 12.000 y US$ 15.000 millones para el desarrollo de toda la infraestructura incluida la construcción de los barcos. Pero a la vez hay que invertir otros US$ 15.000 millones en el upstream para la producción del gas en Vaca Muerta.
Tras alcanzar el plateau de producción de los campos, Marín estimó un sostenimiento de inversión anual de unos US$ 1.000 millones para el GNL y otros US$ 4.000 millones en petróleo, por lo cual "hay una base de inversión de US$ 6.000 millones a partir de llegar al pico" de producción.
Sin dudas, se trata de "un desafío de financiamiento" para el corto plazo, pero Marin asegura que según sus planes, "a partir del 2028 YPF será una compañía generadora de cálculo positivo, por eso los inversores a partir de 2028 van a poder disfrutar de una política de distribución de dividendos" porque a partir de ahí espera generar suficiente flujo para financiar sus operaciones y proyectos.
YPF forma parte de los tres proyectos de producción de GNL. En un caso con la italiana ENI con la que acaba de firmar un nuevo acuerdo de desarrollo en Roma; con la angloholandesa Shell, e integrada al consorcio de la empresa Southern Energy que lideran Pan American Energy y la noruega Golar, junto a Pampa Energía y Harbour.
Con este alto nivel de actividad, Marín advierte algunos cuellos de botella que habrá que prevenir. "Lo que veo más difícil es la logística de la arena, porque estamos hablando de duplicar la cantidad de toneladas actual y la ruta no da, así que hay que encontrar otra alternativa que se está trabajando".
Pero también llamó la atención sobre lo que denominó "la educación de los operarios que hay que pensar rápido y hacerlo con toda la industria porque va a haber un pico de demanda pero luego se va a mantener constante y necesitamos de esa gente capacitada".
A 18 meses de iniciada su gestión, Marín valoró para este año poder escalar la producción a los 190.000 barriles para finales de año, terminar el proceso desinversión en operaciones convencionales para "ser una compañía del no convencional a partir del 2026" y mejorar drásticamente los márgenes de eficiencia operativa de las refinerías.
"En las refinerías somos imbatibles", aseguró el petrolero al destacar que por la combinación de las mejoras en eficiencia, las ganancias que ofrece el no convencional y la rentabilidad por barril que ofrece la producción de combustible lo que hace "preferible refinar que exportar, pero no tenemos la capacidad".