Cecilia Valleboni Forbes Staff
Rodrigo Teijeiro comenzó a emprender en el mundo de la tecnología desde finales de los '90, cuando abandonó la carrera de Economía en la Universidad de San Andrés (UdeSA) para lanzarse al boom de Internet. Su primer proyecto fue sonic.com, una plataforma para bandas independientes que levantó capital en un momento de euforia. "Tenía más de 25.000 bandas independientes. La idea era replicar el modelo de MP3.com -una compañía que llegó a una valuación de US$ 8.000 millones- y desarrollarlo en América Latina", rememora. Pero el crash tecnológico de 2000 lo obligó a repensar su camino.
En plena crisis argentina y con la decisión de estudiar en el exterior, Teijeiro se instaló en Los Ángeles para cursar en la University of Southern California (USC). Fue allí donde un problema personal y recurrente que se vivía por aquellos años -el costo exorbitante de las llamadas internacionales para comunicarse con su pareja- se convirtió en la semilla de su próximo negocio. "Literalmente, dije: 'Cambio de novia o encuentro otra forma para llamar'", bromea. Lo que nació como un simple sitio web para vender tarjetas telefónicas online se convertiría en el primer paso de un largo recorrido.
Ese negocio, gestionado con un equipo remoto en Ucrania y sin inversores iniciales, demostró ser una mina de oro. En apenas tres años, alcanzó una facturación de casi US$ 10 millones. Era el año 2005, y la tecnología de voz sobre IP (VoIP) que utilizaban -mucho antes del auge de WhatsApp y Skype- le permitió a Teijeiro construir una base financiera sólida. En 2007, con la base del negocio de las tarjetas telefónicas funcionando, Teijeiro incursionó en otro emprendimiento y lanzó la red social Sonico, una plataforma que llegó a tener 55 millones de usuarios y levantó más de US$ 5 millones en diferentes rondas de inversión. Aunque exitosa en sus inicios, la irrupción de gigantes como Facebook le hizo entender que el modelo de las redes sociales no sería sostenible para su empresa. Fue en 2010 cuando, aprovechando el know-how y el tráfico de usuarios, decide pivotar hacia lo que se convertiría en RecargaPay.
"El problema más grande que nadie había resuelto era que la vasta mayoría de la gente en la región tenía celulares prepagos y tenía que ir físicamente a recargar", explica Teijeiro. Con esa premisa, creó Recarga.com, una plataforma que permitía recargar celulares desde casa. El modelo escaló rápidamente, expandiéndose a 10 países (Chile, Colombia, Argentina, España y Estados Unidos, entre otros). Sin embargo, en 2015, Teijeiro tomó una decisión radical y arriesgada: cerrar las operaciones en todos los países para concentrarse al 100% en Brasil, el mercado con mayor oportunidad y complejidad de la región.
Fue en ese momento cuando el nombre cambió a RecargaPay, y la empresa dejó de ser solo una aplicación de recargas para convertirse en una "super app" de servicios financieros. "Con el tiempo fuimos incorporando más y más cosas hasta que empezamos a ver que a través de los pagos podíamos hacer una disrupción importante en los servicios financieros en Brasil", cuenta y ejemplifica: "Empezamos a permitir a las personas a pagar en cuotas y a dar préstamos personales". Así, el foco se desplazó de las recargas -que hoy representan menos del 1% del volumen- a los pagos de servicios y, paulatinamente, a soluciones de crédito, préstamos personales y la aceptación de pagos con tecnología Tap to Pay a través del smartphone. Además, permite pagar en transporte público en más de 70 ciudades del territorio brasileño y en junio sumó una tarjeta de crédito, que "tiene el cashback más alto del país". "Lo que hicimos es crear un ecosistema de pagos y servicios financieros, tanto para consumidores como para pequeños negocios, que es extremadamente poderoso", resume.
Con ADN argentino en un gigante brasileño
Hoy, RecargaPay se consolidó como un actor clave en el ecosistema fintech de Brasil, con más de 10 millones de usuarios. "Somos una de las empresas más importantes de la industria, sin duda", enfatiza el emprendedor. La compañía opera bajo la regulación del Banco Central brasileño, compitiendo de igual a igual con grandes bancos tradicionales. Con un equipo de 600 personas -de los cuales 500 están en Brasil, 80 en Argentina y el resto en diversos países del mundo-, logró un volumen de pagos de casi US$ 7.000 millones y un revenue de más de US$ 300 millones, con un crecimiento anual que supera el 50%. "Somos una compañía product-led -enfatiza Teijeiro- en la que invertimos en el producto en lugar de gastar en publicidad masiva".
La compañía levantó US$ 120 millones de capital, en diferentes rondas. La última fue la Serie C, en 2021, por US$ 70 millones de inversión del venture capital estadounidense Fuel Venture y IDC Ventures. "Hace tres años que somos una compañía rentable y si uno agarra las comparaciones con empresas públicas, tranquilamente somos más que un unicornio". Esto sugiere que su valuación supera los US$ 1.000 millones, aunque no haya pasado por una ronda formal de inversión en los últimos años para obtener ese título.
En cuanto a los productos que impulsan su crecimiento, Teijeiro es contundente: "El motor principal de la plataforma es Pix, que convirtió a RecargaPay en una plataforma de pago, seguida por los préstamos personales y la opción de financiar pagos en cuotas". Para el emprendedor, la clave de su éxito reside en la eficiencia y la adopción de tecnología de punta, como la Inteligencia Artificial (IA). Teijeiro asegura que la IA está presente en todas las áreas de la compañía, desde la programación hasta la atención al cliente, lo que les permite ser "mucho más eficientes que un banco que tiene 100.000 empleados".
Teijeiro resalta un aspecto único del equipo: a pesar de operar en Brasil, el C-level es 100% argentino. "Es curioso porque se da esta combinación de inversores netamente americanos, mercado brasileño y argentinos en la dirección", reflexiona el empresario, que destaca la filosofía de trabajo remoto que la empresa mantiene desde sus inicios.
El fundador de RecargaPay está convencido de que la oportunidad en Brasil sigue siendo inmensa. Menciona el Open Finance, un sistema que le permite a los usuarios ser dueños de sus datos financieros y transferirlos entre instituciones, y Pix Parcelado, que busca competir con las tarjetas de crédito al permitir pagos en cuotas a través del sistema de pagos instantáneos Pix. "Eso es lo que nos permite ofrecer mejores servicios desde el día cero", afirma.
Con una mirada global, Teijeiro compara los mercados. "Brasil tiene una industria financiera de pago más desarrollada, en mi opinión, que Estados Unidos", asegura. "En una aplicación en Brasil podés hacer muchas más cosas de lo que puedes hacer en cualquier app en Estados Unidos". Al mismo tiempo, reconoce los avances en Argentina y su sofisticación, pero sitúa al mercado brasileño a la cabeza de la innovación en la región.
Para el futuro, RecargaPay seguirá concentrada en Brasil. El desafío principal, según Teijeiro, no es la expansión geográfica, sino la velocidad a la que la empresa aproveche los beneficios de la inteligencia artificial. "No es un tema de si sos una empresa de inteligencia artificial o no, todas lo van a ser", concluye, subrayando la necesidad de adaptación constante en un mercado dinámico y en continua evolución.
A nivel personal, Teijeiro se desempeña como inversor ángel en unas 20 startups, principalmente de los rubros de marketplaces, fintech y deep tech. Además, recientemente asumió un rol como miembro del directorio de Junior Achievement Americas, una organización que lo ayudó a encauzar su camino emprendedor en los '90. "Tengo ganas de poder ayudar a esta organización a escalar y tener mayor impacto en la región", afirma, destacando la importancia de la mentalidad emprendedora en un mundo que se viene "muy cambiante con la IA".