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Trump anunció que podría comprar más carne argentina para bajar el precio interno y se refirió al país: "Se están muriendo"

Redacción Forbes

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La Casa Blanca evalúa ampliar las importaciones en medio de la suba de precios y la presión del agro norteamericano. La medida, que beneficiaría a los frigoríficos locales, ya generó ruido entre los productores de Estados Unidos.

20 Octubre de 2025 10.05

En medio de su cruzada contra la inflación, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó que su gobierno analiza comprar carne vacuna de la Argentina para reducir los precios que pagan los consumidores en su país. Lo hizo en declaraciones a periodistas durante un vuelo en el Air Force One, pocos días después de haber recibido en Washington al presidente Javier Milei.

"Compraríamos algo de carne de la Argentina", dijo Trump, y agregó: "Si hacemos eso, nuestros precios de la carne de vaca bajarán". La frase refleja la intención del mandatario norteamericano de utilizar al país sudamericano como proveedor alternativo frente a las dificultades que atraviesa el mercado interno estadounidense.

La inflación vinculada a productos alimenticios, en especial la carne vacuna, se convirtió en uno de los dolores de cabeza de la gestión republicana. La persistente caída del stock bovino en EE.UU., conjugada con una sequía que afectó las zonas productoras y problemas en las importaciones provenientes de México, empujó los precios al alza. En este escenario, la Argentina surge como una opción atractiva para reforzar la oferta sin poner en riesgo la calidad de los productos.

Actualmente, Estados Unidos es el tercer mercado en volumen para la carne vacuna argentina y el cuarto en valor. Entre enero y agosto de este año, las exportaciones hacia ese país representaron el 6,9% del total, detrás del 63% que tuvo como destino a China y el 9% que se dirigió a Israel. En términos de facturación, el mercado norteamericano se ubicó en el cuarto lugar, con una participación del 7,9%, por debajo de China (46,9%), Israel (11,9%) y Alemania (9,1%).

De acuerdo a datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), durante los primeros ocho meses del año se exportaron a EE.UU. 23.913 toneladas peso producto, lo que marcó un incremento del 3,7% en comparación con el mismo período del año anterior. El precio promedio de exportación fue de US$ 7299 por tonelada, con una suba del 34,9%, y el total facturado ascendió a US$ 174,5 millones, es decir, un 40% más.

Exportación de carne
Estados Unidos es el tercer mercado en volumen para la carne vacuna argentina y el cuarto en valor

 

Dentro del negocio del ganado y la carne vacuna, se especulaba con que un eventual acuerdo comercial entre ambos países podría derivar en un aumento de la cuota con aranceles reducidos, llevándola de las actuales 20.000 toneladas anuales a unas 60.000 toneladas. Hoy, la carne argentina representa apenas el 2% de las importaciones totales de carne en el mercado estadounidense.

Sin embargo, los especialistas señalaban que no resultaría sencillo para Trump avanzar con esta ampliación. En el sector agropecuario estadounidense hay resistencias claras a permitir el ingreso de carne de países con alta competitividad, como la Argentina o Brasil. Las quejas no tardaron en aparecer, sobre todo luego de que Trump anunciara una ayuda financiera para Buenos Aires tras su reunión con Milei, lo que fue interpretado como un guiño al gobierno argentino en plena implementación de su programa económico.

El malestar entre los productores rurales norteamericanos se acentuó cuando el Ejecutivo de Milei eliminó las retenciones a las exportaciones de granos, lo que generó una mayor participación de China en los puertos argentinos. Como contrapartida, China dejó de comprar soja estadounidense y esto irritó a los farmers, quienes vieron cómo el país asiático redirigía sus compras hacia el Cono Sur en respuesta a los aumentos de aranceles aplicados por Washington.

Un eventual incremento en las compras de carne argentina implicaría también una corrección del discurso que la secretaria de Agricultura, Broke Rollins, sostuvo meses atrás. En abril, Rollins había afirmado que Estados Unidos debía dejar de importar carne de países como la Argentina. De concretarse este giro, se trataría de un cambio político relevante dentro del gabinete norteamericano.

Para la industria frigorífica local, la posibilidad de vender más carne con aranceles bajos representa un estímulo. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, entre enero y agosto las exportaciones crecieron un 24%, con ingresos superiores a US$ 2200 millones. Esa mejora se vio reforzada por una política puntual del gobierno argentino: las carnes dejaron de pagar retenciones hasta el 31 de octubre, una decisión oficial que se implementó como parte de un paquete más amplio de desgravación para distintos sectores del agro.

Milei con Trump
Donald Trump manifestó que su gobierno analiza comprar carne vacuna de la Argentina para reducir los precios que pagan los consumidores en su país. 

 

Si bien desde las cámaras del sector celebraron esta medida, reconocieron que su impacto no sería tan fuerte como el que tuvo entre los granos, rubro que reaccionó con fuerza ante la quita de retenciones. Ya el año pasado, Milei había anunciado en la Exposición Rural de Palermo la eliminación de los derechos de exportación para la carne de vaca, aunque en ese momento se mantuvo el 6,75% para la carne de novillo. En julio pasado, el Ejecutivo redujo ese porcentaje al 5%, y luego lo llevó a cero de forma temporal.

A pesar del impulso exportador, el mercado interno sigue representando entre el 70% y el 75% del destino de la producción de carne vacuna. Por eso, un aumento en los envíos al exterior no debería impactar sobre los precios locales, al menos en el corto plazo. Además, buena parte de lo que se vende al mundo son cortes que no tienen alto consumo local, como el osobuco, demandado por China. Europa, en tanto, se lleva cortes premium, como el lomo o el bife ancho. En el mercado interno predomina el consumo de cortes con hueso, que no se exportan.

Con este panorama, la declaración de Trump abre una posibilidad concreta para la carne argentina, aunque también pone en evidencia las tensiones comerciales que implica cualquier decisión que afecta al agro en EE.UU. y a los intereses que orbitan alrededor del campo.

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