La deuda soberana de Argentina volvió a quedar bajo la lupa de las grandes calificadoras de riesgo. Esta vez, Fitch Ratings anunció este lunes una mejora en la calificación de la deuda de largo plazo del país, que pasó de "CCC" a "CCC+". Esta suba llega en un contexto de fuertes cambios en la política económica impulsados por la gestión de Javier Milei, con foco en la estabilización macroeconómica, la apertura cambiaria y la búsqueda de financiamiento externo.
El reporte de Fitch, publicado en Nueva York, dejó en claro que la mejora responde a dos factores clave: la puesta en marcha de un nuevo programa con el FMI y una liberalización del mercado de cambios que fortaleció la liquidez internacional y apuntaló el plan de estabilización.
La agencia también aclaró que, por política interna, no asigna perspectivas de calificación a países que se encuentren en niveles de "CCC+" o inferiores. Aun así, la mejora en la nota refleja un reconocimiento a las primeras señales de estabilización fiscal y monetaria.
La mejora en la calificación podría redundar en un nuevo recorte del nivel de riesgo país, que si bien perforó los 700 puntos básicos, todavía se mantiene en un nivel demasiado elevado para acceder a los mercados internacionales de financiamiento.
Las razones detrás del ascenso en la nota
El Gobierno lanzó en abril un nuevo programa con el FMI que contempla desembolsos por US$ 20.000 millones en cuatro años. De ese total, US$ 12.000 millones ya ingresaron a las arcas del Banco Central, lo que permitió robustecer las reservas internacionales brutas, que pasaron de US$ 24.000 millones a US$ 38.000 millones.
El nuevo esquema cambiario reemplazó el sistema de "crawling peg" por un régimen de flotación dentro de una banda que oscila entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar, con una ampliación del 2% mensual. Este cambio eliminó la mayoría de los controles cambiarios y dejó solo restricciones puntuales para liberar de forma gradual la demanda contenida de divisas, como los giros de utilidades de empresas.
Este salto en la calificación se produce en paralelo a las expectativas de una mayor desinflación. En marzo, la inflación mensual se ubicó en 3,7%, pero las proyecciones de Fitch apuntan a que descenderá por debajo del 2% mensual hacia el último trimestre de 2025. La inflación interanual, que alcanzó un pico de 289% en abril de 2024, se proyecta en 28% para diciembre del año próximo.
Además, el Producto Bruto Interno mostró un mejor desempeño que lo esperado. La contracción de 2024 fue de 1,7%, un retroceso menor al previsto. Para 2025, Fitch proyecta un fuerte repunte con un crecimiento estimado del 5,6%, impulsado por las reformas microeconómicas, la desregulación de sectores clave y un aumento en las inversiones en energía y minería.
A pesar de estas mejoras, la calificadora advierte sobre algunos riesgos. La acumulación de reservas sigue siendo un desafío. Si bien las reservas netas pasaron de -US$ 7.000 millones a +US$ 5.000 millones, la política oficial de no intervenir dentro de la banda cambiaria complica la posibilidad de sumar más divisas en el corto plazo.
Por otra parte, los compromisos de deuda siguen siendo elevados. Solo en 2025, Argentina deberá afrontar pagos por US$ 8.600 millones en bonos, de los cuales la mitad ya se abonó en enero. En los próximos años, los vencimientos superarán los US$ 11.000 millones anuales. Si bien los desembolsos del FMI brindan un alivio, la sostenibilidad financiera depende de la capacidad de reforzar reservas y recuperar el acceso al crédito internacional.
Moody's también ve señales positivas, pero pide cautela
Días antes del anuncio de Fitch, Moody's ya había abierto la puerta a una mejora en la calificación de Argentina en los próximos seis meses. Si bien la agencia aún no concretó la suba, advirtió que de mantenerse los avances fiscales y monetarios, el país podría empezar a transitar el camino hacia dejar atrás el grado especulativo.
Durante el evento Inside Latam Argentina 2025, Jaime Reusche, vicepresidente de Moody's, reconoció que la mejora fiscal es un punto a favor, aunque todavía ve pendientes los ajustes en el frente externo. "Es posible un nuevo aumento, pero va a ser bastante gradual", aseguró el ejecutivo, quien también remarcó que persisten las dudas debido a los 10 impagos que acumula la historia crediticia argentina.
Reusche destacó, además, que si bien la liberación del mercado cambiario es un paso importante, los antecedentes de implementaciones similares invitan a la cautela. "La casi flotación cambiaria se implementó en varias ocasiones y, en todas ellas, durante las primeras semanas el tipo de cambio empezó apreciándose. Pero algunos meses después, típicamente, se topó contra la banda superior", explicó. Aunque reconoció que en esta oportunidad existe un diferencial importante: equilibrio fiscal.
En este contexto, la posibilidad de que Argentina alcance nuevamente el grado de inversión sigue lejana. El propio Reusche lo confirmó al señalar que, si bien las condiciones macroeconómicas mejoraron, aún falta consolidar la confianza en los mercados y demostrar que el nuevo esquema de política económica es sostenible en el tiempo.
Por ahora, la mejora en la calificación funciona como un respaldo inicial a las reformas impulsadas por la actual administración. Los próximos pasos estarán ligados a la capacidad de sostener el superávit fiscal, mantener la desinflación en curso y, sobre todo, recuperar un acceso estable a los mercados de deuda.