En julio, la inflación en Argentina mostró una resistencia notable frente a un contexto de fuerte depreciación cambiaria, sorprendiendo a analistas y reforzando la apuesta oficial por una estrategia de desinflación agresiva. Según informes de J.P. Morgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Banco Mariva, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió 1,9% mensual —ligeramente por encima del consenso de 1,8%—, llevando la tasa anual al 36,6%, desde 39,4% en junio.
El dato más relevante fue la inflación núcleo —que excluye precios regulados y estacionales—, que cayó a 1,5% mensual, su nivel más bajo desde 2017, a pesar de un salto promedio del 7,5% en el tipo de cambio y una depreciación acumulada cercana al 13% hacia fin de mes. Esta desaceleración núcleo fue destacada por todos los bancos como evidencia de un traspaso cambiario ("pass-through") inusualmente bajo, en comparación con episodios previos donde la depreciación se transmitía a precios de forma mucho más rápida y elevada.
Factores detrás del dato
- Componentes en alza: Recreación y cultura (+4,8%), productos estacionales (+4,1%), transporte (+2,8%) y restaurantes/hoteles (+2,7%-2,8%) impulsaron el índice.
- Componentes a la baja o estables: Indumentaria (-0,9%), bebidas alcohólicas y tabaco (+0,6%) y salud (+1,1%) moderaron el incremento general.
- Bienes vs. servicios: Los bienes crecieron solo 1,4% mensual, mostrando moderado impacto cambiario, mientras que los servicios —más ligados a salarios y demanda interna— se mantuvieron elevados (+3,1%), aunque con leve desaceleración.
- Regulados: Subieron 2,3%, impulsados por transporte público y combustibles.
Visión de los analistas
- J.P. Morgan remarcó que la moderación de la inflación núcleo y de los bienes básicos es una señal de éxito del esquema macroeconómico aplicado desde abril, con ayuda de la apertura de importaciones, política fiscal restrictiva y un mercado más competitivo.
- Goldman Sachs interpretó el bajo pass-through como una oportunidad para ganar competitividad cambiaria y mejorar el frente externo, lo que es políticamente favorable para el gobierno de Javier Milei de cara a las elecciones legislativas de octubre.
- Morgan Stanley advirtió que las próximas mediciones serán clave, ya que la combinación de depreciación y demanda interna firme podría poner presión en bienes y servicios en agosto y septiembre.
- Banco Mariva subrayó que la política monetaria extremadamente contractiva —con tasas overnight al 60% y liquidez restringida— es el pilar de la estrategia antiinflacionaria, aunque a costa de una fuerte contracción de la actividad y del crédito.
Perspectivas
Las proyecciones para agosto rondan el 2%-2,2% mensual, con la expectativa de que la inflación retome una trayectoria descendente en septiembre. J.P. Morgan estima que 2025 podría cerrar con una inflación del 26,8%, mientras que Mariva prevé un 25,6% en su escenario base, aunque reconoce un riesgo alcista hacia 37,7% si las expectativas se desanclan por factores políticos o externos.
En síntesis, julio dejó una foto alentadora para el plan económico oficial: inflación núcleo en mínimos, pass-through reducido y señales de que la política de "pesos escasos" está funcionando. Pero el cuadro no está exento de riesgos: la presión sobre servicios, la estacionalidad y los eventuales sobresaltos cambiarios podrían alterar el sendero desinflacionario antes de las elecciones.