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El curioso mundo de los explosivos: una industria que crece al ritmo de Vaca Muerta

Fernando Heredia

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La facturación de una pyme del sector promedia los 300.000 dólares mensuales y se espera un crecimiento de hasta el 35% en 2024.

18 Noviembre de 2023 08.03

Pocos saben que la industria de los explosivos ocupa un rol clave en la operatoria de Vaca Muerta y por eso atraviesa un boom similar al de la formación no convencional neuquina. La Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC) se niega a difundir las cifras precisas, pero distintas empresas del sector indicaron a Forbes que el nivel de facturación de cada pyme que presta servicios de voladura promedia los 300 mil dólares al mes y la facturación de las grandes no puede bajar del millón de dólares porque es el monto mínimo para seguir funcionando.

A nivel global, la consultora Mordor Intelligence anticipa un ritmo de crecimiento anual del 2,3% liderado por el Oil & Gas de los Estados Unidos, pero en la Argentina las tasas son mucho más aceleradas. “El año que viene un 30% a 35% más de laburo va a haber”, dice René Guillermo Plaa, CEO de Standard Oil Pehuen.

Otro valor de referencia interesante surge de la tesis “Uso de explosivos en intervenciones de pozos” de Ricardo Lupo, Especialista en Gestión de Gas y Petróleo de la Universidad Austral y director de Gestiones Lupo, una empresa intermediaria entre los fabricantes y los clientes del Oil & Gas.

La investigación de Lupo muestra que, por mes, en la Cuenca Neuquina, se utiliza un aproximado de 950 unidades de carga hueca, 762 unidades de cordón detonante y 154 unidades de detonador eléctrico.

Se trata de explosivos que se emplean antes de poner el pozo en funcionamiento y realizar el famoso proceso de fracking o fractura hidráulica. Una vez que se perfora un pozo, se entuba y se cementa, es necesario llevar a cabo una seria de detonaciones para que el fluido que va a inyectarse tenga contacto con el subsuelo. Ya concretado este paso, la inyección de la mezcla de agua, arena y algunos elementos químicos genera la estimulación necesaria en la roca para que ahí si se pueda extraer el hidrocarburo no convencional.

"Los disparos o cañoneos se realizan con cargas moldeadas unidas por un cordón detonante activado desde la superficie mediante un cable. Nosotros gestionamos todas las presentaciones, registros, proyectos y consultas de los usuarios que prestan servicios de voladura como de aquellos que las reciben”, explica Lupo.

“Para representar a clientes necesitas hacer un curso de armas y explosivos porque es un tema muy complejo. Yo lo que hago es habilitarle los polvorines, los proyectos de voladura. Por ejemplo, presentan un proyecto de voladura a la ANMAC para un trabajo de estimulación de pozos. La ANMAC lo aprueba y recién ahí pueden hacer las voladuras”, agrega uno de los pocos mandatarios de explosivos que hay en el país.

De todas las variedades de explosivos existentes, en la Argentina se fabrican cordones detonantes, cargas huecas, cargas de poder y detonadores. Lo que se conoce como el tren explosivo. 

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“El detonador se conecta con el cordón detonante, va a unas cargas huecas, eso va a un cilindro cerrado al vacío y eso genera las microfracturas. Va dentro del pozo y se acciona desde la superficie”, subraya el experto.

La mayor fabricante del país es ETA S.A. Le siguen Expro Argentina y Pehuen Wireline. Otros dispositivos, como los propelentes para estimular las microfracturas, directamente se importan. Al mismo tiempo, se utilizan explosivos en otro tipo de operatorias como la prospección sismográfica para realizar estudios de exploración, la generación de desviaciones, la toma de muestras, la fijación de dispositivos y el abandono de pozo para sellarlo.

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