No importa que seas un supervisor, un director o un encargado. Tu capacidad de liderazgo va a marcar tu éxito o fracaso en tu puesto laboral, ya que tenés a tu cargo otros empleados.
Puede que por la rutina perdamos algunas habilidades en la dirección del personal, pero estas se pueden recuperar de forma fácil si huís de estos hábitos:
Aislarse
Nunca trae nada bueno, ni para reflexionar. Frente a tus trabajadores vas a dar la impresión de que no tenés el interés, mientras que vas a perder conocimiento de qué ocurre exactamente en la empresa.
![](https://statics.forbesargentina.com/2021/12/crop/61b256cbac7d3__822x822.webp)
Llevar a cabo un plan estricto de trabajo
Es un fallo muy habitual porque los líderes a menudo piensan que los malos resultados obtenidos son por su culpa.
Ser demasiado estricto con los empleados y no oírlos puede ocasionar que pierdas ideas complementarias y que el resentimiento en los trabajadores disminuya la productividad.
Centrarse exclusivamente en las tareas del día a día
Esto solo creará un trabajo arduo pero sin miras a un futuro que traiga consigo expectativas mayores. Lo ideal es delegar esta tarea de supervisión diaria en alguien de confianza.
![](https://statics.forbesargentina.com/2021/12/crop/61b25711a7e6d__822x822.webp)
Poner excusas
Cuando no tenés que rendir cuentas como jefe, pensás que todo vale, pero no. Excusarte sin fundamento solo hará que potencies tu pereza y que no soluciones nada. Esforzate por encontrar la raíz del verdadero problema.
Trabajar demasiado duro
Quedarse hasta tarde y dar más de lo debido no es malo en ocasiones esporádicas. Alargarlo en el tiempo y hacerlo una rutina, sí.
Esto puede destruir tus capacidades de dirección, así que tomate tu tiempo y vas a ver que la producción aumenta de forma notable.
*Nota publicada en Forbes España