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Más de la mitad de quienes trabajan en Argentina aún vive con su familia: los números que explican por qué

Nicolás Della Vecchia

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El acceso a un empleo formal y con ingresos suficientes aparece como el principal freno para mudarse. La vuelta a casa después de haberse independizado se repite entre jóvenes sin trabajo o con sueldos bajos, en un contexto donde la autonomía se vuelve un privilegio.

6 Agosto de 2025 08.17

El sueño de independizarse parece alejarse cada vez más para una gran parte de quienes trabajan en Argentina. De acuerdo con el informe "Trabajo e Independencia", elaborado en el marco de la campaña "Independizate" de Bumeran, el 54% de las personas trabajadoras en el país aún reside en el hogar familiar. La dificultad para acceder a un empleo formal y con buen salario se consolida como el principal obstáculo para mudarse y construir un espacio propio.

El peso del contexto económico

El 85% de quienes participaron del estudio en Argentina asegura que independizarse hoy es más difícil que hace diez años. Dentro de ese universo, el 57% considera que es mucho más complicado y el 28% cree que lo es, aunque apenas un poco. Solo un 4% piensa que ahora es más sencillo. El dato se repite en el resto de la región, con porcentajes similares en Chile (90%), Panamá (85%), Ecuador (81%) y Perú (79%).

En el caso de Argentina, el 51% de quienes buscan independizarse no tiene trabajo y el 31% asegura que su salario no le alcanza. Apenas un 6% señala que existen otras causas. La relación entre empleo e independencia es directa: el 96% de las personas trabajadoras afirma que se iría de la casa familiar si tuviera un trabajo estable o con mejor salario.

La vuelta obligada a la casa familiar

El 54% de quienes participaron del informe todavía vive con su familia. Pero no todos se quedaron porque nunca pudieron irse. El 28% tuvo que regresar al hogar familiar después de haberse independizado. El 72%, en cambio, nunca se fue. La vuelta a casa se explica por motivos concretos: el 24% perdió su trabajo, el 20% no puede sostenerse con su salario, el 14% se separó y el 11% no logró afrontar los gastos por el aumento del costo de vida.

Este regreso obligado afecta principalmente a las personas jóvenes, que a pesar de haber logrado dar ese paso, chocan con la inestabilidad laboral o la precariedad económica. La campaña "Independizate" toma como disparador esas situaciones cotidianas que pueden parecer menores, pero reflejan una tensión real: la dificultad de proyectar un futuro autónomo cuando la economía expulsa.

Persona haciendo un cursos, home office, teletrabajo, estudiantes
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Radiografía del hogar compartido

El informe también indaga en la convivencia según diferentes variables. Por ejemplo, entre las mujeres cis, el 54% vive con su familia, el 22% sola, el 22% con su pareja y el 2% con amistades. En los varones cis, el 53% vive en el hogar familiar, el 25% con su pareja, el 20% solo y el 2% con compañeros. Entre personas de otros géneros, el 57% vive con su familia, el 25% con su pareja, el 14% sola y el 4% con amistades.

Cuando se analiza por sectores del mercado laboral, se observa que en el rubro Comercial el 56% sigue en la casa familiar; en Producción, Abastecimiento y Logística, el 51%; en Administración y Finanzas, el 49%; en Salud, el 46%; y en Marketing y Comunicación, el 51%. Es decir, en todos los casos, la mitad o más sigue sin dar el paso hacia la independencia.

Estabilidad laboral, el anhelo compartido

El 51% de quienes respondieron la encuesta en Argentina no tiene trabajo actualmente. Apenas el 20% trabaja en blanco y full time. El resto se reparte entre trabajos informales part time (9%), trabajos informales full time (7%), empleos part time en blanco (6%), freelance (6%) y pasantías (1%).

Entre quienes sí tienen empleo en blanco, el sector con mayor proporción es Administración y Finanzas (33%), seguido por Salud y Marketing. En el extremo opuesto, el área Comercial muestra solo un 11% de trabajadores con esa modalidad. En Producción y Logística, el 61% no tiene trabajo.

Los datos explican por qué la independencia es una meta lejana para muchos: sin estabilidad, no hay proyecto posible. El deseo de mudarse existe, pero las condiciones objetivas para sostener esa decisión brillan por su ausencia.

La formación académica también pesa

El nivel de educación marca diferencias importantes. El 32% de las personas trabajadoras están cursando una carrera terciaria o universitaria; el 30% ya la finalizó; el 29% no tiene estudios superiores; y el 9% está por terminarlos. En Argentina, el porcentaje de personas sin estudios terciarios o universitarios es el más alto de la región, seguido por Ecuador (24%), Panamá (23%), Chile (14%) y Perú (4%).

Por sector, quienes trabajan en Marketing y Comunicación lideran el ranking de finalización de estudios (47%), seguidos por Salud (41%) y Administración y Finanzas (34%).

En cuanto al género, el 31% de las mujeres cis terminó su carrera, frente al 24% que no tiene estudios terciarios. Entre los varones cis, el 34% no tiene formación universitaria y el 29% la completó. En otros géneros, el 40% no cursó estudios superiores y el 30% sí los finalizó.

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Falta de contactos y experiencia: las otras trabas

Al buscar trabajo, las barreras no son solo económicas. El 43% de los talentos señala que la falta de contactos es el principal obstáculo para conseguir el empleo que desea. El 27% menciona la falta de experiencia y el 7% la escasa capacitación. El resto (23%) alude a otros motivos. La informalidad y la precariedad no solo dificultan la independencia: también traban el crecimiento profesional.

Con ese diagnóstico, el mensaje de la campaña de Bumeran toma fuerza. "El trabajo que necesitás para lograr tu independencia existe", aseguran. En el portal, se ofrecen más de 13.000 oportunidades laborales que buscan conectar a los talentos con empleos formales. En un escenario donde el trabajo aparece como la llave de la autonomía, el acceso a esa llave está lejos de ser equitativo.

Querer no siempre es poder

El 96% de quienes viven con su familia quiere independizarse. La voluntad está, pero el mercado laboral y la situación económica imponen barreras difíciles de sortear. Si el trabajo estable y con salario digno es la condición para dejar la casa familiar, el contexto actual convierte ese deseo en una batalla cuesta arriba.

La convivencia con padres, madres o familiares mayores no siempre responde a decisiones personales. En muchos casos, es una salida obligada ante la falta de alternativas reales. Mientras tanto, el trabajo sigue siendo la puerta de entrada a la independencia. Pero para abrirla, hace falta mucho más que ganas.

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