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Giselle Bonet y un paso a lo desconocido: radicarse en China para ser un referente regional en importación

Forbes Digital

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3 Octubre de 2025 23.28

En 2013, Giselle Bonet emigró a China junto a su hija de seis años,  y se decidió por empezar desde cero en un país desconocido, con un idioma y una cultura que le exigían el doble de esfuerzo. Contra todas las barreras y dificultades que pueden presuponerse, logró fundar Pinchili. La empresa ya emplea a más de 80 profesionales en comercio internacional e ingeniería, y  se especializa en la exportación en masa de maquinarias, materias primas y productos terminados.

Pinchili cuenta con dos oficinas estratégicas: una en China, conformada por un equipo local de profesionales en ingeniería y negocios de exportación que se encarga de comunicar en chino mandarín toda la información técnica y comercial a los fabricantes para evitar errores de comunicación, y otra en Venezuela, donde brindan atención 100% en español a los importadores. A medida que fueron desarrollando el negocio, Pinchili se consolidó como el puente más confiable entre fabricantes chinos y empresarios latinoamericanos.

Desde Guangzhou, epicentro de la manufactura mundial, Giselle lidera proyectos de importación que han fortalecido la producción nacional en países como Argentina, Venezuela, República Dominicana, Chile y Colombia, convirtiéndose en un referente de confianza para miles de empresas en la región.

Su trayectoria ha sido reconocida con el premio Mara de Oro como Empresaria Internacional del Año y con la publicación de su libro sobre comercio internacional, que alcanzó el título de Best Seller en la categoría de economía y negocios.

Más allá de los logros empresariales, Giselle tiene una clara vocación de ayuda: a través de sus redes sociales comunica con cercanía cómo los empresarios latinoamericanos pueden aprovechar las oportunidades del gigante asiático, la fábrica del mundo, produciendo con calidad, a costos competitivos y con procesos óptimos de importación.

Hoy, su historia es la de una mujer que no solo venció la distancia y la competencia en un sector dominado por hombres, sino que además se convirtió en un referente internacional que inspira a miles de emprendedores a mirar hacia China como una oportunidad real de crecimiento.

Giselle Bonet afirma que siempre comparte su historia para demostrar que nada es imposible y que con trabajo constante, capacitación, honestidad y una vocación genuina de servir y ser útil a los demás, se pueden lograr cosas que parecían inalcanzables, como lo hizo una venezolana teniendo éxito en China, un país tan complejo por su idioma y su cultura.

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