Lo que se conoce como team augmentation (aumento de personal en forma temporal en equipos de IT) agiliza la ejecución de proyectos, optimiza recursos y minimiza riesgos. Incorporar profesionales especializados para escalar un proyecto implica mucho más que sumar personas a una compañía por un periodo específico de tiempo: se trata de integrar visiones que enriquecen los procesos y la cultura de una empresa, agregando valor. Acelerar tiempos de onboarding; minimizar riesgos de escalabilidad; incrementar el know how de los clientes y maximizar la rentabilidad de los proyectos. ¿Cómo se logran estos objetivos?

El proceso de incorporación: una fase indispensable

En esta instancia inicial, es clave trabajar con el cliente para delinear la tecnología a utilizar y los perfiles de profesionales necesarios para llevar adelante esos proyectos. Para esto, se comienza con una reunión de kick off que activa el proceso de rotación o búsqueda de personas que sean el fit perfecto con los perfiles requeridos. Además, se evalúa la necesidad de sumar nuevas habilidades o conocimientos en el staff al proyecto. 

Una vez que el equipo está definido, es necesario profundizar en el setup de la tecnología, el backlog, la madurez del producto y del proyecto, y el mapeo más eficiente de personas en el equipo. De esta manera, comienza el engagement de todos los perfiles que sean necesarios para el desafío. 

Además, con el fin de preservar la eficiencia y minimizar el time to fill, es clave establecer métricas claras y monitorearlas minuto a minuto para reducirlo a un tiempo récord.
 

Time to fill: agilizando la contratación

El tiempo en el que se completa una posición es clave para cualquier empresa con un equipo de desarrollo de software. Es así que la contratación tradicional resulta ineficiente en muchas ocasiones, por varios motivos, como la lentitud del proceso, costos fijos, mantenimiento, impuestos, legales, etc. 

Implementar una estrategia de team augmentation garantiza la posibilidad de disponer de talento especializado para escalar los equipos de desarrollo con foco en la rentabilidad, la velocidad y la escalabilidad.

Por supuesto que, para que dicho proceso funcione, es fundamental alinear el trabajo con los clientes y validar los ingresos de acuerdo a las necesidades específicas que requieran. Es decir, analizar en conjunto qué perfiles van a ser válidos para alcanzar los objetivos del proyecto, respetando el presupuesto.

¿Cómo se logra? Con una evaluación meticulosa de las necesidades y una búsqueda de candidatos alineados con los requerimientos técnicos y culturales.

Para asegurar que los nuevos talentos puedan convertirse en miembros efectivos del equipo, es necesario realizar un análisis detallado del mismo: priorizar un onboarding transparente y efectivo es fundamental. 
 

Entorno laboral, mejoras potenciales y acompañamiento continuo

Para una transición fluida, es necesario investigar antes de seleccionar al profesional, para conocer las fortalezas y debilidades del grupo, las dinámicas de trabajo, los objetivos y las tareas del nuevo talento.

¿Y qué sucede con la gestión de los equipos? En general, la definición del  producto, el seguimiento y la gestión es liderado por el cliente. El management debe dar seguimiento y apoyo extra, abordando procesos, metodologías y arquitectura.

Además, se asigna un rol específico para supervisar el desempeño del equipo, asegurar los tiempos de entrega y proporcionar una evaluación externa de las fortalezas y debilidades del proyecto, para ayudar a realizar los ajustes necesarios. En este proceso, siempre se  proponen buenas prácticas, como procesos ágiles, Scrum, Lean, y Kanban.
 

Enfoque de consultoría e implementación de mejores prácticas

Si se tiene el expertise y la trayectoria para lograr un entendimiento rápido de las singularidades de cada negocio, con sus respectivos objetivos, prioridades y restricciones, el diseño se hace de punta a punta.

Sumar valor agregado desde oportunidades de mejora es una obligación, al adaptar el servicio a las necesidades específicas de cada cliente, optimizar iniciativas de IT y garantizar el tiempo de entrega de los proyectos.

¿Cómo se logra todo esto? A través de la metodología ágil. Deben desarrollarse procesos dinámicos con ciclos cortos que permitan entregas constantes de valor y mejora continua con previsibilidad y visibilidad para los clientes. 

Los sprints, o ciclos cortos, permiten tomar decisiones tempranas y eficaces para aprender rápido y alcanzar un destino final alineado con los objetivos iniciales. Al visualizar desviaciones y actuar de manera proactiva, el cliente puede tomar decisiones rápidas ante potenciales cambios.

A través de un enfoque iterativo incremental, se aporta constantemente la visión adecuada para una mejora continua, brindando valor a los equipos y prácticas existentes.

*La columna fue escrita por Gabriel Diaz, Sr. Engineer Manager de redbee