En un contexto económico y social marcado por la incertidumbre, los líderes empresariales enfrentan el desafío de adaptarse a un consumidor que cambia sus hábitos y expectativas a gran velocidad. En el marco del Forbes Retail & Consumer Insights Summit, la periodista Virginia Porcella moderó una conversación con Juan Garibaldi, CEO & Senior VP de Danone South Cone, y Diego Serantes, Gerente General de PepsiCo Alimentos Argentina, quienes compartieron su diagnóstico sobre las transformaciones del mercado, el impacto de las tendencias globales y las prioridades estratégicas de sus compañías.
Para Diego Serantes, el consumidor argentino mantiene su esencia, pero reordena su lista de prioridades. Según el ejecutivo, se trata de un comprador que compara opciones en diversos canales antes de decidir: "El argentino es un consumidor omnicanal a la hora de analizar y buscar opciones. Y es el mismo consumidor que, con o sin inflación, se adapta". En este sentido, PepsiCo busca comprender cómo evoluciona la ecuación de valor para el cliente, y para ello impulsa un fuerte proceso interno de digitalización.
Garibaldi, en cambio, considera que la transformación ha sido más profunda. "Hoy el consumidor cambió. Se adaptó a la nueva realidad", afirmó. En su visión, antes predominaba una lógica de consumo acelerado frente a la inflación: "Antes miraba el billete como algo que le quemaba y salía a comprar productos que estaban subsidiados". Ahora, dice, se incorporan otras variables de decisión, similares a las de mercados más desarrollados: calidad nutricional, origen de los ingredientes y transparencia. "El consumidor hoy está mucho más ávido de aprender y entender algunos aspectos de las recetas de nuestros productos. Está al tanto de las tendencias globales, no sólo de la coyuntura local", remarcó.
En un mundo hiperconectado, las preferencias locales se ven influenciadas por fenómenos globales. Serantes puso como ejemplo la demanda cada vez más grande de alimentos aptos para celíacos. "Argentina está top 3 entre los países con más celíacos del mundo, y haber adaptado todos los productos de Lay's fue parte de ver qué le pasa a la gente hoy y dar una respuesta a eso", explicó, en referencia a la reformulación de su portafolio para cumplir con estándares libres de gluten.
Garibaldi coincidió en que las tendencias internacionales impactan de manera directa en el mercado argentino, ya sea el interés por la sostenibilidad o la búsqueda de productos funcionales. Para Danone, conocer al detalle las necesidades de su público permitió lanzar propuestas que respondieran a problemas específicos, como el déficit proteico en la población juvenil. "Antes, el detalle de las etiquetas en las galletitas no lo leía nadie. Hoy eso cambió", señaló, subrayando la creciente conciencia del consumidor sobre la composición de los alimentos.
En este escenario, ambas compañías mantienen como norte la conexión con el consumidor, pero adaptan sus estrategias para responder con mayor agilidad. "La prioridad nuestra está en el consumidor. Eso no cambió", enfatizó Serantes. La clave, dijo, es la eficiencia: identificar con rapidez qué valor se puede agregar y cómo entregarlo. "Por eso tenemos que ser súper eficientes para ver cómo le agregamos más valor al consumidor de forma ágil, y la digitalización está atrás. Y esto va más allá de la inteligencia artificial", agregó.
Garibaldi, por su parte, resaltó la importancia de la innovación basada en insights reales del mercado. Los nuevos productos de Danone, apuntados a corregir deficiencias nutricionales, son un ejemplo de cómo se traduce ese conocimiento en acciones concretas.

Más allá de la coyuntura, Garibaldi expresó un fuerte optimismo sobre el lugar de Argentina en el escenario agroalimentario internacional. Según él, se trata de "uno de los países con mayor potencial del mundo en materia alimentaria". Para el CEO, el futuro del país está estrechamente ligado a su complejo agroindustrial, al que describió como "una tierra de oportunidades gigante". La reciente asociación con Mastellone, explicó, es un proyecto que se pensó hace una década y que hoy encuentra las condiciones para concretarse.
Las reflexiones de Serantes y Garibaldi coinciden en un punto central: el liderazgo en un entorno disruptivo requiere observar de cerca al consumidor, interpretar sus señales y actuar con rapidez. Ya no basta con competir en precio; se requieren propuestas de valor alineadas con tendencias globales, necesidades locales y una experiencia de marca coherente. En ese terreno, la digitalización y la capacidad de anticiparse son factores decisivos. Y en tiempos de cambios acelerados, el desafío es doble: adaptarse sin perder la esencia.