Con Warner Bros. Discovery en venta, Paramount y Skydance preparan una oferta anticipada. Mientras tanto, la dirección de Warner apuesta por una posible guerra de ofertas, alimentada por rumores que señalan a Netflix como un competidor listo para lanzar su propia propuesta. Este escenario podría modificar los planes de DC Studios, que pertenece a WBD, respecto a sus franquicias de superhéroes, incluida Batman.
¿Batman está en venta?
Warner Bros. Discovery busca comprador, y Paramount Skydance se posicionó como uno de los primeros interesados. Poco después, surgió la versión de que Netflix también tiene planes para adquirir la compañía. Podés leer más sobre la situación acá.
Quien se quede con WBD tendrá bajo su control un nuevo universo cinematográfico de superhéroes de DC, que ya arrasa en taquilla y cuenta con una aprobación contundente tanto de la crítica como del público. Entre todos esos personajes de cómic, Batman sigue siendo la joya principal.
El estudio que adquiera WBD podrá definir el rumbo del universo cinematográfico de DC y tendrá en sus manos una decisión clave sobre el futuro de Batman. La opción será continuar con los planes de DC Studios para una nueva franquicia separada del personaje dentro del DCU, o integrar la aclamada y exitosa saga The Batman, dirigida por Matt Reeves, al universo compartido, con un riesgo mínimo y una recompensa inmediata.
Hace poco, Matt Reeves dejó en claro que sus películas de Batman son parte del sello "Elseworld", lo que implica que no están ambientadas en el universo cinematográfico compartido que James Gunn empezó a construir con Superman, estrenada este verano. Eso, en principio, parece responder la pregunta anterior. ¿O no? Quizás. Pero hay más.
Batman siempre tiene un plan
Mientras tanto, los planes del DCU parecen estar bastante definidos, al menos según la información disponible hasta ahora y lo que se puede suponer con cierta lógica.
James Gunn ya expresó su admiración por las historietas Batman & Robin y Batman Incorporated, escritas por Grant Morrison, y ese parece ser el perfil que busca para el Batman del universo compartido. La idea detrás de El Valiente —la película de Batman anunciada dentro del DCU— es mostrar un mundo donde el personaje ya existe, con parte de su amplia batifamilia incluida.
El primer intento de integrar el mundo de Batman al DCU con acción real es, sorprendentemente, una película de terror centrada en un villano, que en un principio se había presentado como parte del sello Elseworld.
Clayface contará el origen del personaje y estará dirigida por James Watkins, con guion de Mike Flanagan —uno de los cineastas modernos más destacados del género— y Hossein Amini. Hasta ahora se sabe que será una historia de terror, algo que encaja con la fascinación de Gunn por los relatos sobrenaturales y los elementos fantásticos que siempre estuvieron presentes en los cómics del Caballero Oscuro. La propuesta también marca una clara diferencia respecto del enfoque noir y realista de Matt Reeves, sin renunciar al tono gótico que define al personaje en el universo cinematográfico de superhéroes.
También vale la pena señalar que la estética de Clayface, hasta ahora, se asemeja bastante a la de Batman. Menciono esto porque, en términos hipotéticos, si en algún momento se quisiera mantener abierta la posibilidad de integrar al Batman de Matt Reeves en el DCU, la similitud visual facilitaría ese cruce. Al mismo tiempo, Clayface conserva un aire distinto, aunque sigue evocando la Gotham de las historias clásicas. Esa estética también podría servir como base para presentar a otro Batman, como indica el plan actual del universo compartido.
Mientras tanto, Reeves podría completar su trilogía de The Batman y sus derivados en los próximos años. No hay ningún proyecto anunciado —al menos hasta ahora— dentro del DCU que contemple la aparición del personaje durante los próximos dos años, e incluso podrían estirar esa ventana a tres años si fuera necesario. Esto le daría tiempo suficiente para cerrar su historia y estrenar la tercera película cerca de 2030.
Si Reeves sigue ese calendario tentativo —sin que exista una fecha oficial, pero tomando el factor tiempo como un elemento clave para entender el escenario—, entonces el DCU de Gunn podría apuntar a estrenar The Brave and the Bold (o The Batman and Robin, como algunos especulan que se titulará) en 2031. Para eso, el proyecto debería entrar en producción a fines de 2029, lo que implicaría tener el guión y el elenco definidos para ese año.
Como no hay proyectos confirmados que requieran un Batman de acción real antes de 2027, elegir al actor en los próximos años y reservar su aparición para un cameo o un rol secundario en alguna película conjunta del DCU en 2028 o 2029 funcionaría como una revelación efectiva de su existencia dentro de ese universo. La idea de mencionar a Gotham y al propio Batman en otros proyectos, sumado a lo que plantea la película Clayface, sirve para darle presencia al personaje y su mundo, sin necesidad de que aparezca en pantalla antes de esas fechas.
Este esquema le permite a Matt Reeves cerrar su trilogía sin interferencias y, al mismo tiempo, establece la base para el Batman del DCU. Además, evita cualquier cruce o competencia entre ambos, y permite posponer la producción de nuevos contenidos relacionados con Batman hasta después de una posible fusión, que podría redefinir los planes actuales. Aunque todo indica que un nuevo Batman debutará —como estaba previsto— en 2028 o 2029, eso no implica que deba iniciarse una nueva producción antes de dos años. Para entonces, la situación con Warner Bros. Discovery ya debería estar resuelta.
¿Batman como invitado sorpresa?
El giro más evidente en todo este escenario sería que Batman ya esté elegido y haga su primera aparición en la película de evento del DCU, Man of Tomorrow, prevista para 2027. Sin embargo, ese mismo año se estrena The Batman: Part II, y resultaría llamativo que se repita una situación que los propios estudios intentaron evitar: tener dos versiones del personaje en cartel al mismo tiempo. Aun así, existe la posibilidad de que James Gunn decida presentar a su Batman con un cameo breve o un papel secundario en Man of Tomorrow. Eso podría servir para dejar en claro al público que hay un Batman distinto dentro del DCU, más allá del que verán en The Batman: Part II.
Si bien ese razonamiento es válido, el riesgo de generar confusión, comparaciones forzadas o incluso quejas del público, parece demasiado alto en este contexto. Con la situación actual de DC y WBD, y la posible fusión en el horizonte, no parece el momento indicado para alterar el orden de forma innecesaria.
Por eso, estimo que Batman no aparecerá en Man of Tomorrow. Y aunque no me sorprendería que se pruebe lo contrario, a esta altura ya no lo espero.
No tan rápido, Batman
Si todo esto suena como si la situación estuviera resuelta —The Batman como una franquicia independiente bajo el sello Elseworld, y un nuevo Batman para The Brave and the Bold dentro del DCU—, conviene pensarlo dos veces.
Superman se convirtió en un éxito de taquilla. Es la primera película del universo compartido de DC que logra superar en recaudación a todos los estrenos con actores reales de Marvel Studios en el mismo año. Con US$ 615 millones, marcó el mejor desempeño de una película del DCU en los últimos siete años, superando a nueve títulos anteriores que no cruzaron la barrera de los US$ 450 millones. Más allá de los números, lo relevante es que deja claro que la imagen pública de Superman y el interés del público siguen siendo lo suficientemente fuertes como para apuntar a un éxito aún mayor en el futuro.
Eso no significa que el éxito esté garantizado. En 2013, El Hombre de Acero recaudó US$ 670 millones al iniciar el DCEU, pero su secuela, Batman v Superman, aunque más taquillera, con US$ 874 millones, tuvo un desempeño muy por debajo de lo esperado.
Sé que a muchos les molesta la comparación, pero resulta válida en el contexto actual: ya existe una franquicia de Batman exitosa, con potencial para seguir creciendo en taquilla, mientras un universo compartido todavía intenta construir su propia versión del personaje. No es exactamente el mismo caso que cuando se habló de incorporar la trilogía de El Caballero Oscuro al DCEU, porque aquella ya estaba cerrada, mientras que The Batman, dirigida por Matt Reeves, recién empieza.
Pero vale imaginar un escenario alternativo. ¿Qué hubiera pasado si Batman Begins se estrenaba apenas unos meses antes que Man of Steel? O si Man of Steel coincidía con el debut de Batman Begins y, poco antes del estreno de The Dark Knight, se anunciaba que todo formaba parte de un mismo universo compartido. Nolan podía continuar su historia sin necesidad de hacer referencia al resto del universo si no quería, mientras las otras películas sí podían incluir al Batman de Christian Bale o al Joker de Heath Ledger, por ejemplo.
Ese es el tipo de contexto que podría llevar a cualquier ejecutivo o estudio a considerar una jugada más ambiciosa: fusionar la saga de Superman con la de The Batman, anunciarlo después de la venta de WBD, y permitir que Reeves termine su trilogía con cierta libertad, aunque ya con una hoja de ruta pensada hacia atrás. Luego, The Brave and the Bold podría situarse una década más adelante, rellenando los vacíos narrativos solo cuando sea necesario. Así, pueden retomar personajes y villanos de la trilogía de The Batman y de sus series derivadas, mientras reconfiguran el reparto de los demás sin dar mayores explicaciones.
Quienes argumentan que la estética de The Batman no encaja con el DCU podrían revisar lo que propone Clayface, que sí forma parte del universo compartido. Al inclinarse por el terror en las primeras incursiones en Gotham, se allana el terreno para una posible transición. Es evidente que la decisión facilita esa opción —intencionalmente o no—, y cuesta creer que sea casual, porque esa atmósfera también funciona dentro del universo de Gotham.
De todos modos, no estoy diciendo que esa deba ser la dirección a seguir. En lo personal, prefiero que Matt Reeves continúe construyendo un mundo independiente para The Batman, con secuelas y miniseries que expandan su historia hacia los costados, sumando más integrantes de la batifamilia y nuevos villanos. Al mismo tiempo, el DCU podría ir por otro camino, apostando a un enfoque más ligado a villanos fantásticos y tramas sobrenaturales, con un elenco más amplio de héroes disfrazados: Robin, Batgirl, Nightwing, Batwoman y Huntress, entre otros. Que la versión de Batman dentro del DCU forme parte de equipos incluso en sus propias películas ayudaría a consolidar un modelo distinto, casi como una mini-Liga de la Justicia centrada en Gotham, o una versión de los Vengadores, pero con integrantes del universo del Caballero Oscuro.
Por eso, mi esperanza es que DC Studios se anime a construir una nueva franquicia de Batman inspirada en los cómics, con cruces frecuentes con el resto del universo, mientras Reeves mantiene su propia visión del personaje todo el tiempo que quiera.
Ahora bien, si yo tuviera decenas de miles de millones de dólares para comprar todo el estudio, no gastaría esa cifra solo por capricho. Haría un análisis estratégico de la situación y dejaría claro que la opción comercial más segura, y lo más parecido a una apuesta segura, sería usar a Clayface como el puente narrativo que conecte los mundos de The Batman y el DCU el año próximo. Mientras tanto, The Batman: Parte II podría avanzar sin restricciones mayores, respetando la visión de Matt Reeves, pero con ajustes mínimos —como modificar los uniformes de la policía para que coincidan con los de Clayface—. Por lo demás, no necesitaría interactuar con el resto del universo compartido. Reeves podría comenzar a trabajar en el guion de The Batman: Parte III poco después del estreno de la segunda entrega, con la idea de acelerar la producción para llegar a un estreno hacia 2030 o 2031.
Si The Batman: Parte II se estrena en 2027 y la tercera entrega llega en 2030 o 2031, Robert Pattinson podría tener una aparición secundaria en una película conjunta del DCU en 2029, lo que serviría para confirmar su integración al universo compartido. En paralelo, The Brave and the Bold podría estar en producción y lista para estrenarse en 2031. Incluso si The Batman: Parte III también se lanza ese mismo año, hay espacio para una estrategia de calendario inteligente: una en el verano y la otra en Navidad. Con The Brave and the Bold ambientada diez años después, con Dick Grayson ya convertido en Nightwing y Damian Wayne listo para entrar en escena, la idea de cerrar el año con una película coral de la batifamilia tiene potencial para convertirse en un éxito de taquilla y una tradición de fin de año.
Este plan permite posicionar la trilogía de The Batman como la historia de origen del Batman del DCU, sin que las películas de Reeves tengan que modificar su tono o incluir conexiones explícitas con el universo compartido.
Robert Pattinson ya manifestó públicamente su preferencia por un enfoque más fantástico, y mencionó que Clayface es uno de los dos villanos con los que más le gustaría enfrentarse en pantalla. Por eso, no resulta descabellado pensar que, cuando James Gunn dijo que un actor reconocido había mostrado interés en interpretar a Batman, tal vez —con sutileza y sin dar nombres— se refería al propio Pattinson. Gunn no miente ni al público ni a los fans, pero sí tiene derecho a guardar secretos y responder ciertas preguntas con ambigüedad, sobre todo ante la presión de periodistas o seguidores. Aunque cuesta imaginar que esa sea la jugada, no se puede ignorar que los intereses declarados de Pattinson coinciden de forma notable con los planes actuales del DCU y lo que Gunn busca construir.
¿Está definido el futuro de Batman?
Dos cosas pueden ser ciertas al mismo tiempo. Por un lado, DC Studios, sus directivos y el equipo de Matt Reeves podrían estar trabajando bajo la premisa de que sus planes para mantener dos versiones de Batman en el cine —en universos separados— van a concretarse tal como están planteados. Pero, por otro lado, la venta del estudio implica que cualquier decisión actual puede quedar sujeta a revisión por parte de la nueva conducción. Todo proyecto que no esté ya en producción o finalizado podría entrar en discusión. De hecho, ya hubo casos en los que películas terminadas fueron archivadas, lo que deja en claro que ni siquiera la finalización garantiza su estreno.
La verdad es que, por más prometedor que parezca un nuevo Batman en el DCU, y por más que muchos —incluyéndome— celebremos esos planes y esperemos verlos concretarse mientras Matt Reeves continúa expandiendo su versión del universo del murciélago, un estudio que adquiera WBD y tome el control de DC podría mirar la situación y decir: "Esto es simple. Terminamos la trilogía de Batman, fichamos a Pattinson para el DCU, y listo". Los argumentos económicos detrás de esa decisión, y la posibilidad de que cualquier comprador potencial lo considere al menos como una opción viable, parecen innegables.
Sin embargo, también es cierto que, al tratarse de una inversión de riesgo bajo, la oportunidad de ampliar el impacto y los beneficios, mientras el nuevo dueño del estudio deja su propia marca con un Batman distinto, también es una propuesta atractiva. De hecho, eso es algo que desarrollé con más detalle en mi artículo de ayer, así que asegúrense de revisarlo.
No se puede dirigir un estudio bajo la lógica de "todo puede pasar, quién sabe". Por eso, WBD y DC Studios deben seguir adelante con sus planes actuales. Pero también tienen que reconocer la realidad del momento e incluir dentro de su planificación aquellas variables que podrían cambiar. Y todo indica que eso es exactamente lo que están haciendo: por eso vemos maniobras inteligentes y una estrategia que busca anticiparse a distintos escenarios.
Parece claro que están organizando todo de manera tal que el esquema general pueda sostenerse, sin importar cuál sea el futuro inmediato de DC. Si hay cambios, podrán hacerse sin necesidad de alterar lo esencial del plan.
Tanto Batman como el DCU tienen por delante un futuro prometedor, sea cual sea el camino que elijan. Ambos representan una oportunidad con ventajas importantes y riesgos acotados. Por ahora, DC Studios parece haber encontrado una posición sólida para avanzar sin cerrarse puertas, incluso ante la posibilidad de que nuevos dueños tomen el control.
*Con información de Forbes US.