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Federico, Roberto y Fernando Fontenla están al frente de la empresa fundada en 1
Negocios

La familia Fontenla: "Ya no solo ofrecemos mobiliario sino también un estilo de vida"

Georgina Lacube

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Con más de 70 años en el mercado, Fontenla pasó de ser un local comercial a una empresa que factura $ 460 millones con planta industrial, marcas, ocho locales, negocios corporativos y hasta su propia fragancia.

18 Noviembre de 2021 12.03

Todo comenzó como un típico comercio de barrio dedicado a la reventa de muebles de época. Y a lo largo de sus 73 años de trayectoria fue incorporando nuevas unidades de negocio ligadas a la industria del diseño de interiores, la decoración y la arquitectura. Esa es la historia de Fontenla, la empresa que hoy tiene su propia planta industrial y ocho locales. 

Esta estrategia de diversificación estuvo sustentada en el convencimiento de que la expansión es el único camino para crecer en un país donde la previsibilidad es un bien escaso. “Para sobrevivir a los vaivenes de la economía argentina hay que estar muy preparados y avanzar con prudencia. Además, hay que tener la sabiduría para adaptarse y adelantarse a la cachetada que te va a llegar. Nuestra fortaleza es hacer las cosas bien, buscar el mejor resultado y trabajar para que el cliente quede contento", cuenta Federico Fontenla, quien, junto a su hermano Fernando, dirige esta empresa de capital nacional y origen familiar.

"Tenemos la virtud de liderar una empresa muy artesanal, con mano de obra especializada capaz de fabricar cualquier tipo de proyecto, lo cual es una ventaja. Esto nos da la posibilidad de adaptarnos a distintas situaciones y demostrar que estamos a la altura de cualquier empresa extranjera del rubro”, agrega.

"Tenemos la virtud de liderar una empresa muy artesanal, con mano de obra especializada capaz de fabricar cualquier tipo de proyecto, lo cual es una ventaja. Esto nos da la posibilidad de adaptarnos a distintas situaciones y demostrar que estamos a la altura de cualquier empresa extranjera del rubro”, agrega.

Fundado en 1948, el primer local de Fontenla estaba emplazado en las calles Rivadavia y Donato Álvarez, en Flores. Era una tienda muy básica manejada por el padre de Roberto Fontenla, actual presidente y CEO de la firma, quien se dedicó a trabajar con mucho empeño hasta hacerse experto en el tema. Eso lo llevó a desarrollar planes para el futuro, sobre todo ligados a expandir el negocio y aumentar su competitividad. “Empezamos apostando por el sector residencial de lujo y hoy contamos con una línea más democrática que apunta a la clase media. También realizamos trabajos para hoteles, emprendimientos, sanatorios con hotelería 5 estrellas, y hasta nos han elegido para restaurar el Teatro Colón, la Casa Rosada, el Senado y Cancillería. Gracias a estos tres canales de venta (corporativo, residencial y minorista), podemos maniobrar cada contingencia. Porque, si el negocio residencial de lujo baja, compensamos con la suba que pueda tener alguna de las otras unidades. Tenemos una gran historia, un nombre consolidado, y el boca en boca es nuestro mejor marketing”, reconoce Federico. 

El proceso de crecimiento comenzó lentamente en los años 60, con la apertura de otro local, mucho más estético que el original. “Me ayudó haber estudiado decoración y ser egresado de un colegio industrial, una experiencia que me llevó a trabajar como maestro mayor de obra. Gracias a estos conocimientos dejamos de comprar a pequeños talleres para empezar a desarrollar nuestras creaciones en una fábrica propia. Éramos unas 15 personas, entre las que se encontraba un alemán que oficiaba de encargado y era especialista en estilo nordista. Fue un gran maestro que me enseñó todo lo relacionado con planos de muebles, texturas y calidades de las maderas”, recuerda el CEO.

La familia Fontenla

El éxito fue tal que con el tiempo se vieron obligados a mudar su fábrica a una propiedad más grande donde pudieran mejorar y completar sus procesos, aumentar su oferta y nutrir el mercado. Para llevar adelante el plan, inauguró en Lugano, frente al Autódromo de Buenos Aires, una planta industrial modelo de casi 7.000 m2 y con capacidad para fabricar al año 36.000 sillas y sillones (3.000 unidades por mes), 3.000 sofás (250 unidades por mes) y albergar 86.400 metros de telas. 

“Por sus dimensiones es única en Sudamérica. El lugar se divide en tres niveles donde, además de oficinas, convergen todos los procesos que atañen a la fabricación de nuestras creaciones: desde la producción de muebles y silletería hasta los de terminación, ebanistería y tapicería. Aquí el personal trabaja manual y artesanalmente en pos de lograr las terminaciones perfectas que nos caracterizan. Y con el objetivo de prescindir de terceros, hace un año y medio sumamos un taller de corte de Dekton (material que imita al mármol y que está muy de moda por ser más duro que este y no absorber la humedad), y otro para trabajos en acero inoxidable. Así pasamos de tener 40 empleados de forma directa a unos 250, y desde acá abastecemos a nuestros locales de Recoleta, Puerto Madero, Hudson, Pilar, Mar del Plata y Cariló”, relata Roberto. 

Los desafíos fueron un rumbo a seguir para la evolución de la empresa. “Hace 15 años remodelamos el Hotel Alvear, lo que nos permitió entrar en el mundo de la hotelería y desarrollar productos específicos para ese mercado. Además, cuando se construyó el Hotel Faena, en 2004, la edificación contó con el diseño de Phillipe Starck, que nos eligió para la fabricación de los muebles del proyecto. Dijo que éramos la única fábrica que estaba en condiciones de equipar el hotel. Desde entonces, las principales cadenas de hoteles de lujo comenzaron a incorporar nuestros productos, incluso algunas para sus complejos en el exterior. Entre ellos, el Four Seasons, Hyatt, Hilton, Sofitel, Brick, Novotel, Mercure, Nh, Sheraton, Alvear, Caesar Park, Llao Llao y SLS Puerto Madero, por citar algunos ejemplos”, cuenta el CEO.

En la fábrica

En 2019, la Trump Tower de Miami, hotel y residencia 5 estrellas, eligió a la marca para decorar sus ambientes, para lo cual tuvo que exportar todo el mobiliario a EE.UU.. El proyecto finalizó en 2020, en plena pandemia. Este fue el puntapié para luego concretar exportaciones a Uruguay, principalmente a Punta del Este.

LA DIVERSIFICACIÓN 

En 2015, crearon una línea de decoración más democrática, FC hogar&deco, una submarca más joven y económica cuyo local insignia se encuentra en un predio de 18.000 m2 en Hudson. En este showroom la marca comercializa más de 4.000 productos repartidos en 87 espacios totalmente ambientados y amueblados. La propuesta abarca muebles de diferentes fabricantes nacionales seleccionados bajo una estricta curaduría, sofás, sillas, bibliotecas, muebles de jardín, muebles infantiles, blanquería, pisos y revestimientos, colchones y sommiers, y un renovado espacio con objetos de decoración, cristalería y electro para el hogar. El lugar cuenta con una cafetería propia

En todos los detalles

Y hay más. En el espacio vacante que dejó Falabella en el Dot Baires Shopping este año la firma inauguró una megatienda para el hogar y oficinas de más de 3.000 m2. Requirió una inversión de $ 140 millones y une a cuatro marcas: Fontenla, Tienda FC, Patagonia Flooring y Grupo a(2). “Usamos este espacio, además, para comercializar la cápsula de muebles Pampita by Fontenla. Esta alianza nació del interés de la modelo por el diseño. Fue así que entre ambos lanzamos un catálogo que ofrece mobiliario para el equipamiento del living, comedor, dormitorio para adultos, cuarto para niños, y un gran abanico de elementos de decoración, como portarretratos, macetas, velones, mantas, espejos y cuadros. La propuesta tuvo una muy buena aceptación, lo cual se reflejó en las ventas”, cuenta Federico. Y los números avalan sus dichos: en 2020 la compañía facturó $ 460 millones, y para este año prevé un crecimiento del 55%.

NUEVOS PROYECTOS 

Lo que les pasó a la mayoría de las empresas del país debido a la pandemia del Covid-19 también le pegó de lleno a Fontenla, pero pudieron superar los obstáculos. “Si bien fue una época muy dura para la empresa, ya que en nuestros 73 años de historia nunca cerramos nuestras puertas y de repente nos vimos forzados a hacerlo, logramos sobreponernos. Lo primero que hicimos fue apoyarnos en la venta online y en nuestras redes sociales, donde mostramos nuestros productos y anunciamos la reapertura de los locales bajo protocolo. Y, como el confinamiento alteró la manera de vivir y percibir el hogar, se dio una suerte de revalorización de los ambientes y los muebles. Obligada a pasar más tiempo en sus casas y departamentos, sin poder viajar, comer afuera o cambiar sus autos, la gente optó por invertir en reformas para adaptar su vivienda a las nuevas necesidades. Al tiempo que los trabajos corporativos caían, aumentaba la demanda social”, cuenta Federico. 

Muebles Fontenla

Actualmente los ocupan varios proyectos. “En colaboración con Leone Loray, un estudio de arquitectura especializado en casas a medida, estamos por lanzar Gunta, una línea súper disruptiva que se caracterizará por el uso de esterilla, colores claros y curvaturas, todos elementos que en un momento dejaron de usarse y ahora reviven pero aggiornados. A su vez, tenemos planeado abrir una nueva sucursal en Palermo, con una inversión de $ 30 millones”, anticipa Federico. 

Y si de abrir mercados se trata, la firma acaba de lanzar una fragancia para el hogar pensada para complementar los climas que se generan con sus diseños y objetos decorativos. Se presenta en versión difusor y home spray, y su aroma pertenece a la familia de los perfumes amaderados. “Nuestra idea ya no es ofrecer solo mobiliario y servicios de ambientación, sino una experiencia y un estilo de vida”, concluye Federico.

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