Cecilia Valleboni Forbes Staff
Toda gran historia de expansión comienza con un origen, y la de Dean & Dennys, la marca que acuñó el concepto fast good en Argentina, se remonta a un viaje de investigación a Estados Unidos en 2012 y, curiosamente, al recuerdo de dos extraños. El nombre de la cadena, que hoy proyecta 120 locales en Latinoamérica para 2030, es un homenaje a dos gerentes de sucursales en Nueva York, Dean y Dennys, quienes, bajo la excusa de un "trabajo práctico" universitario, brindaron a los socios fundadores la información crucial sobre operativa y proveedores para incursionar en el negocio de la hamburguesería. "Los dos encargados que más información y más buena onda nos dieron se llamaban Dean y Dennys", cuenta Francisco Ribatto Crespo, socio a cargo de Expansión y Comercial.
La incursión de los cuatro socios en el mundo gastronómico —Ribatto Crespo, Joaquín Rozas, Hugo López y Martín Ribatto, que son amigos de la infancia— se dio con la marca Bartola, en 2009 (hoy sostienen dos locales de esa marca). Fue esa primera experiencia, aunque a tropezones, la que les dio el expertise necesario para dar el gran salto. Tras ese viaje a Estados Unidos, volvieron a Buenos Aires con una idea clara: introducir un concepto de hamburguesa gourmet, diferente a las grandes cadenas de fast food tradicional, pero con su misma velocidad. Así, en enero de 2013, abrieron su primer local en Palermo Soho.
El inicio fue desafiante. Durante el primer año, el público argentino, acostumbrado únicamente al consumo de hamburguesas de fast food tradicional, no terminaba de entender la propuesta. Ribatto Crespo recuerda: "Tuvimos que pelearla durante el primer año. En ese momento, no había hamburgueserías gourmet y nos costó introducir el concepto. Nos dimos el verano de 2014 como ultimátum para el cierre del local". La clave fue una pauta estratégica en Facebook en marzo de 2014. El producto y el concepto, finalmente, llegaron a la gente, y el local "explotó" en pocos meses, logrando un crecimiento que los llevó a abrir la segunda sucursal en Recoleta ese mismo año.
Ese fue el puntapié de una expansión ambiciosa. Para sostener el crecimiento, la marca abrió una planta de producción propia en Villa Crespo con capacidad para abastecer 80 locales, incluso cuando solo contaban con siete. Esta visión a largo plazo fue la piedra angular para escalar el negocio. Hoy, esa planta produce más de 700.000 medallones de hamburguesa al mes.
En 2017, la empresa adoptó el modelo de franquicias, el cual se convirtió en el motor principal de su crecimiento. "Postpandemia tuvimos un crecimiento exponencial en cantidad de locales y en volumen", asegura el empresario. Actualmente tiene 43 locales operativos —de los cuales 33 son franquiciados, lo que representa más del 75% de las ventas totales— y ocho locales en obra.
Dean & Dennys se consolidó en el mercado argentino bajo un modelo híbrido que bautizaron como fast good. La estrategia consiste en tomar "lo mejor de cada mundo", fusionando la velocidad, sistematización y procesos del fast food tradicional con la calidad de los ingredientes y la ambientación moderna de la hamburguesería artesanal. "Hicimos este modelo híbrido, nosotros logramos poder tener el control operativo de todas las franquicias, poder brindarle soporte, auditorías y un montón de cosas que necesitamos para la expansión", explica Ribatto Crespo sobre la ventaja competitiva de su modelo.
Este modelo se diferencia por su acompañamiento integral, incluyendo provisión centralizada, capacitación y auditorías, una estructura heredada de la sistematización del fast food. "Esto refleja no solo la confianza de los emprendedores en nuestra marca, sino también la robustez del soporte que brindamos desde la central", afirma Ribatto Crespo sobre la compañía que tiene 700 empleados.
La inversión inicial para una franquicia oscila entre US$ 180.000 y US$ 300.000, con un plazo de recupero que ronda los 20 meses y una rentabilidad promedio del 18%. La marca cuenta con locales en varias provincias, incluyendo Misiones, Corrientes, Tucumán, Chubut y Santa Fe, además de su fuerte presencia en Capital Federal y Gran Buenos Aires.
A pesar de un 2025 que fue complejo para el consumo en general, la cadena mostró resiliencia. El crecimiento sostenido se debió, en gran parte, a la explosión del canal delivery, donde crecieron un 40% gracias al impulso de la competencia entre plataformas y la aparición de nuevos jugadores en el mercado. En términos de volumen, la empresa proyecta cerrar 2025 con una facturación que rondaría los US$ 34 millones.
Más allá de los planes de abrir 20 locales en Argentina durante 2026, la mirada está puesta en el exterior. La expansión internacional arrancó con la firma de un acuerdo de master franquicia en Uruguay, que contempla la apertura de siete locales para 2026, incluyendo tres antes de fin de año en los principales shoppings de Montevideo. "Estamos haciendo el primer paso internacional", confirma Ribatto Crespo, explicando que se hará inicialmente con producto y proveedores regionales.
El plan no se detiene en la orilla oriental. Para 2026, la cadena busca socios estratégicos en Paraguay y Chile, con el objetivo de replicar el modelo de master franquicia que garantice una expansión sólida y con expertise gastronómico local. "De acá a cinco años la idea de la marca es tener 120 puntos de venta entre Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile", asegura el socio, una meta ambiciosa que triplicaría su red actual.