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Negocios
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Securitas Biosciences fundó ocho compañías e invirtió en otras tres US$ 9 millones de fondos privados y US$ 14 millones en subsidios para desarrollar tratamientos y productos innovadores. Cómo opera, a sabiendas de que tendrá hasta cinco años de rojos operativos.

06 Noviembre de 2022 09.40

Con fondos de capitales brasileños y estructura de management en Uruguay, Securitas Biosciences quiere revolucionar la investigación científica del continente a través del impulso financiero a proyectos de salud innovadores. Por lo pronto, ya sacudió pipetas en más de un laboratorio, porque entre los desarrollos en marcha tiene uno para reemplazar sangre y mantener órganos fuera del organismo; otro para desarrollar fármacos con IA contra el dengue y el zika; uno para obtener virus que atacan tumores, y otro para conseguir una vacuna antiCovid que proteja por años.

Los tres socios cofundadores son el economista argentino Matías Vidal, con más de 25 años de experiencia en consultoría, banca de inversión, fusiones, adquisiciones y gestión de carteras; el doctor en Medicina por la UBA y especialista en Medicina Interna Julián Maggini, exdirector médico del laboratorio Abbott y actual director de la Unidad de Vinculación Tecnológica de la Universidad Austral, también argentino; y Augusto Carvalho, físico y economista brasileño, con amplia trayectoria como responsable de análisis de mercado e identificación de oportunidades de inversión.

Vidal trabajaba en el grupo Finvest y Rio Bravo desde 2003, donde Carvalho se unió en 2012. Cinco años después, en búsqueda de modelos novedosos de base científico-tecnológica en la región, conocieron a Maggini. Con el capital inicial aportado por los cofundadores y un inversor, Luis Claudio Garcia de Souza, crearon Securitas Biosciences en 2019, con Maggini como CSO, Vidal como CEO, Carvalho como CFO, un staff multidisciplinario de científicos, médicos, ingenieros, físicos y especialistas en finanzas de riesgo, y la certeza de que, desde su creación, tenían por delante hasta cinco años de pérdidas operativas. 

“La mayoría de las compañías de nuestro portfolio se encuentran en las primeras etapas de investigación o validación de tecnología. Incorporamos de a dos por año, hasta llegar a 20. Hasta el momento fundamos ocho e invertimos en otras tres unos US$ 9 millones en la etapa de seed más US$ 14 millones en subsidios, principalmente del Departamento de Defensa de EE.UU.. Para este año estamos planificando levantar un fondo de US$ 50 millones para fondear las Series A de las empresas que avanzan hacia las etapas de ensayos clínicos en humanos”, detallan.

-¿Qué perfiles de inversor buscan en América Latina? 

Buscamos socios financieros y estratégicos que estén interesados en el mercado de I&D en Biotecnología y Ciencias de la Vida. Que busquen inversiones de impacto y que entiendan la complejidad de este sector, que requiere de un modelo de trabajo intensivo en conocimiento, y que tiene alto riesgo y enorme potencial. 

-Enfocan los desarrollos hacia las “mejoras en el bienestar”, con un concepto amplio de salud. ¿Qué emprendimientos tienen en marcha?

Buscamos cubrir necesidades no satisfechas, generando impacto en el sector salud. Por ejemplo, con Meton estamos trabajando en enfermedades infecciosas emergentes como zika y dengue, que no tienen tratamientos. La llegada al mercado de estos productos se proyecta para después de 2026. Con Horizon for Liver trabajamos en enfermedades hepáticas que no tienen tratamiento, como la hepatitis fulminante, que sucede en contextos como el de hepatitis agudas virales o intoxicaciones medicamentosas y que únicamente se enfrenta con trasplante (caro, complejo y de alto riesgo). También estamos trabajando en el hepatocarcinoma, que tampoco tiene un tratamiento eficaz, y en enfermedades crónicas del hígado como la esteatohepatitis no alcohólica, que es muy frecuente, no tiene un tratamiento específico y puede conducir a la cirrosis. Con TheraVax apuntamos a cambiar la manera de tratar el cáncer usando virus modificados por ingeniería genética, capaces de reconocer e infectar un cáncer específico, atacar sus células y destruirlo, adaptándose a la variabilidad que suelen tener los tumores.

laboratorio, tubos de ensayo, trabajador de la salud
 

En TheraVax y Horizon for Liver, de acuerdo con los avances en las etapas experimentales en animales, se proyecta una llegada al mercado en 2026 o 2027. Con VirTech buscamos redefinir la medicina transfusional.

En muchos casos, la pérdida de sangre aguda condiciona las posibilidades de sobrevivir y la calidad de vida futura del paciente. Pero sería posible poner en cada ambulancia y centro periférico un reemplazo de la sangre, especialmente en situaciones críticas y lugares aislados. Entre 2024 y 2025 creemos poder lanzar el primer producto. Vaxinz es una plataforma de vacunas por ADN recombinante y está cerca de entrar en ensayos clínicos. Incluye enfermedades regionales, como fiebre amarilla. Y SABZ utiliza tecnología muy sofisticada de ingeniería metabólica para revolucionar la manera de industrializar fármacos para la epilepsia o la depresión, derivados de plantas y hongos.

-¿Cómo eligen a los científicos con los que trabajan y cómo seleccionan los proyectos? ¿De qué modo acompañan a los emprendimientos?

Trabajamos en un modelo de creación de empresas (Venture Creation) con el que desarrollamos un marco para la comercialización de la investigación y la formación de empresas de biotecnología. Primero identificamos puntos de partida, hipótesis científico-tecnológicas a las que les vemos un alto potencial. Luego buscamos grupos científicos que manejen esta tecnología en instituciones de investigación académica, que tengan un profundo conocimiento del área y un track record científico extraordinario. Para esto tenemos una red de instituciones académicas que nos permite hacer el scouting de proyectos de manera ágil, por ejemplo la Universidad Austral y la Fundación Instituto Leloir. Luego nuestro equipo científico analiza la producción del grupo seleccionado, se entabla un proceso de due dilligence científico-tecnológico y se diseña en conjunto el proyecto a desarrollar. Finalmente se funda la empresa y el grupo científico de Securitas Biosciences trabaja con los científicos complementando capacidades. Nuestro grupo de management conduce la empresa en las etapas iniciales hasta que se identifica a un gerente tecnológico para liderar la segunda etapa.

-¿Cómo hacen el cruce de saberes entre los expertos en finanzas de riesgo y los científicos para llegar a conclusiones de inversión?

Securitas es una compañía y no un fondo de capital de riesgo. El upside de los proyectos de base científico-bio- tecnológica es extraordinariamente grande y resulta atractivo para el capital de riesgo a nivel global. Las herramientas informáticas, como el machine learning, y la convergencia tecnológica con la biotecnología llegaron a la madurez que permite un desarrollo acelerado en este mercado. Pero la gran diferencia es el riesgo técnico que impone el trabajo con sistemas biológicos que tienen comportamientos mucho más difíciles de predecir, más la propiedad intelectual y la complejidad de los procesos regulatorios. Por eso es clave la estrategia para mitigar el riesgo y acortar el tiempo de maduración de los emprendimientos. Somos socios estratégicos.

microscopio, laboratorio, diagnóstico
 

-¿Las dos empresas que están desarrollando productos que están listos para entrar en ensayos clínicos son financiadas por ustedes desde el momento cero?

Ambas fueron cofundadas y financiadas por nosotros desde cero. En VirTech se hizo un análisis profundo del sector de transportadores de oxígeno (análogos de la función que cumple la hemoglobina) en EE.UU. Se seleccionó a científicos de altísimo potencial y con muchísima experiencia en el área, se fundó la empresa con ellos y luego se avanzó con fondos propios sumados a grants del Departamento de Defensa estadounidense. Con Vaxinz ya estába- mos trabajando en el desarrollo de una plataforma orientada a cáncer, y con la pandemia redirigimos los esfuerzos. Los fondos fueron propios, sumados a un subsidio del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec), de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia. Esperamos salir al mercado en 2024. También invertimos en otras empresas, como Eolo Pharma y Panarum. La primera, uruguaya, está desarrollando productos terapéuticos innovadores en inflamación crónica y enfermedad metabólica. La segunda es argentina y trabaja en un producto bionanotecnológico para que los fármacos de administración inyectable puedan ser usados por vía oral, lo que sería un cambio extraordinario para patologías crónicas como la diabetes o la artritis reumatoidea. Ambas tienen excelentes CEO mujeres.

-¿Qué rol les asignan a los gobiernos provinciales y al nacional en materia de apoyo desde las áreas de promoción científica?

Por el requerimiento de conocimiento, infraestructura y tecnología que tiene el tipo de proyectos que desarrollamos, las capacidades existentes y las sinergias con el sistema científico nacional y regional son clave para acelerar los proyectos. Trabajamos con los gobiernos nacionales en el cofinanciamiento de etapas tempranas, a través de subsidios y créditos de los ministerios de ciencia, principalmente. También tenemos un diálogo muy fluido con relación a propiedad intelectual en el caso de los desarrollos hechos por científicos del Conicet, licencias de patentes previas, y acuerdos de I&D o de utilización de capacidades en institutos de investigación.

-¿Con qué otros desarrolladores compiten y qué porción de mercado tiene cada uno?

Hoy existen en Argentina varias iniciativas de inversión de riesgo en ciencia y tecnología, como Cites, GridX, Aceleradora del Litoral y SF500. En Brasil está el fondo Vesper Ventures, y en Chile, Zentynel. El ecosistema argentino y latinoamericano necesitan que surjan muchas más iniciativas para que se desarrolle la economía del conocimiento y el mercado de I&D en biotech. Argentina tiene un potencial científico increíble, que podría ser transformador para nuestra economía y de la región. Tenemos científicos de clase global, desarrollos internacionalizables en marcha y capacidades como para posicionarnos globalmente como un nodo de I&D en biotech global. Hoy, más que competir se necesita trabajar sinérgicamente.

Laboratorio, genética, ADN (Pixabay)
(Pixabay)

-¿En qué otros proyectos trabajan?

Seleccionamos dos empresas para el año próximo, Horizon for Liver y OCC, una plataforma de terapias basadas en exosomas, que son unas vesículas producidas por algunos tipos de células y que pueden llevar información basada en ADN y ARN. Podrían servir como un modelo muy innovador de tratamiento, en particular para patologías crónicas y degenerativas.

-¿Cómo incide la coyuntura económica nacional en la evolución de la empresa?

Nuestros proyectos apuntan a mercados globales, pero al trabajar también con capitales locales tenemos en cuenta el escenario económico nacional. Hay en Argentina una búsqueda por parte de los científicos y un interés del Poder Ejecutivo de interactuar con capitales privados a través de distintos modelos, lo que abre una oportunidad. La promulgación de la Ley de Promoción del Desarrollo y Producción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología, y los modelos de financiamiento que está poniendo a disposición la Agencia de Nacional de Promoción de la Ciencia y la Tecnología abren buenas expectativas. El crecimiento de empresas como mAbxience o Bioceres nos ofrece oportunidades de colaboración extraordinarias. El sector biotech se está afianzando a pesar de la coyuntura, lo que muestra su dinamismo y potencial.

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