La Argentina de mediados de 2025 presenta un panorama económico complejo que desafía las estrategias tradicionales de las empresas. Mientras los indicadores macroeconómicos muestran signos de recuperación tras más de un año de recesión, la realidad del consumo revela una polarización creciente que está redefiniendo el mapa de oportunidades para los negocios.
Los datos del segundo trimestre del año evidencian una recuperación que no llega a todos por igual. La inflación interanual se ubicó en 47,3% en abril, con mayo registrando la tasa mensual más baja de los últimos cinco años (1,5%). Sin embargo, detrás de estos promedios se esconde una historia de desigualdades profundizadas.
La consultora Moiguer identificó lo que denomina "la Argentina dolarizada versus la Argentina pesificada", dos realidades que coexisten y que están generando dinámicas de consumo completamente diferentes. Mientras el 50% de los hogares no llega a fin de mes, un segmento de ingresos altos impulsa sectores como el turismo emisivo (80% de crecimiento), el patentamiento de autos 0km (94%) y las importaciones de bienes de consumo (60%).

Estrategias divergentes para mercados opuestos
Esta polarización está obligando a las empresas a repensar sus estrategias comerciales. Los sectores vinculados al consumo masivo enfrentan un escenario complejo: las ventas minoristas muestran apenas un 19% de crecimiento, mientras que las ventas de supermercados de cadenas registran una caída del 6%.
En el extremo opuesto, los segmentos premium experimentan un boom. Las ventas del Hot Sale crecieron 9%, la nafta premium registra un incremento del 18%, y el sector inmobiliario en CABA y GBA muestra una expansión del 61% en escrituración.
"Para un segmento se impulsan los viajes y el consumo fuera del país, para otro segmento es necesario intentar anabolizar con promos y descuentos", señala el informe de Social Mood de Moiguer.
Los números lo grafican: mientras una familia de clase alta maneja ingresos promedio de US$ 17.000 mensuales, los sectores D2/E subsisten con US$ 504. Esta brecha de más de 3.000% explica por qué el 64% de los hogares de menores recursos no llega a fin de mes, mientras que el 48% de los segmentos altos compra dólares y el 24% realiza compras en el exterior.

La clase media, que representa el 44% de la población, se encuentra fragmentada: el segmento C2 muestra patrones de consumo más parecidos a los sectores altos, mientras que el C3 se acerca más a las restricciones de los sectores bajos.
Oportunidades en la polarización
Para las empresas, este escenario presenta tanto desafíos como oportunidades. Los sectores que apuntan al consumo masivo deben reforzar estrategias de precio y promociones, mientras que las marcas premium encuentran un mercado dispuesto a gastar en productos importados, tecnología y experiencias.

El 30% de la población mantiene un perfil expansivo en el consumo, realizando gastos en salidas, viajes y electrodomésticos sin reducir su presupuesto habitual. Este segmento se concentra principalmente en los niveles socioeconómicos C1 (46%) y C2 (41%).
Sin embargo, el informe advierte sobre señales de alerta. Tras meses de mejora, los indicadores "empiezan a encender sus primeras luces amarillas". El crecimiento económico que tomó impulso en el primer trimestre se desacelera hacia el segundo, impactando en el humor de los consumidores.
La expectativa de crisis económica, que había bajado al 36% en el primer trimestre, volvió a subir al 42% en el segundo trimestre, sugiriendo que la confianza del consumidor sigue siendo frágil.
La Argentina de 2025 obliga a las empresas a desarrollar estrategias duales: una dirigida al mercado "dolarizado" que busca productos y servicios premium, y otra enfocada en el mercado "pesificado" que prioriza precio y accesibilidad.
Esta segmentación no es solo una cuestión de marketing, sino una realidad estructural que define las posibilidades de crecimiento. Las empresas que logren navegar exitosamente ambos mercados serán las que capitalicen las oportunidades de una recuperación económica que, aunque desigual, presenta sectores de notable dinamismo.
La clave estará en entender que ya no existe "el consumidor argentino", sino múltiples realidades de consumo que requieren enfoques específicos y diferenciados.