Punta del Este se consolidó en la última década como un parador internacional. A los tradicionales flujos de argentinos y brasileños se sumaron, con fuerza, compradores y visitantes de Estados Unidos y Europa, que encontraron en la costa este uruguaya un refugio cada vez más atractivo. Dentro de ese mapa, José Ignacio se posicionó como uno de los enclaves más exclusivos y demandados.
Parte de ese recorrido se explica por el desarrollo del mercado inmobiliario local y por el rol de actores que lograron traducir el “estilo José Ignacio” a una narrativa internacional. Uno de ellos es Antonio Díaz Inmobiliaria, firma con más de 35 años de trayectoria que, en los últimos años, tendió un puente simbólico y comercial entre Uruguay y los Hamptons, en particular con Montauk, el extremo más descontracturado y hoy más codiciado de Long Island.
“El público estadounidense se está posicionando con fuerza en Punta del Este y, en especial, en José Ignacio. Montauk es hoy la zona más de moda de los Hamptons y resulta interesante que dos de sus espacios más comentados —El Mostrador Marram y The Crow’s Nest— nacieron en José Ignacio”, explica Martín Díaz, socio de la inmobiliaria. Para el ejecutivo, la elección de la elite neoyorquina por las playas al este del arroyo Maldonado no es nueva, pero sí se volvió más visible y consistente en los últimos años, especialmente en fechas clave como Año Nuevo.

Con ese telón de fondo, la compañía busca consolidar su marca fuera de fronteras y capitalizar un fenómeno que combina lifestyle, arquitectura y real estate. “José Ignacio todavía tiene margen para crecer, sobre todo por la cantidad de proyectos urbanos que están en etapa de planificación. Una vez que la oferta se estabilice, es esperable que los valores sigan subiendo”, anticipa Camacho, una dinámica que despierta el interés de inversores extranjeros.
El atractivo no es solo financiero. “José Ignacio es un bien muy disfrutable. Quien lo compra para vivir termina haciendo una buena inversión y quien llega como inversor, termina disfrutándolo”, resume Díaz, sobre un público internacional que combina racionalidad económica con búsqueda de calidad de vida.
Fundada por Antonio Díaz hace más de tres décadas, la inmobiliaria acompañó la transformación del antiguo pueblo de pescadores en uno de los destinos premium del Cono Sur. Hoy, junto a su hijo Martín y Mamu Camacho, la firma atraviesa una nueva etapa de expansión que combina experiencia local y proyección internacional.

Uno de los factores que explica el interés externo es el marco regulatorio. “Uruguay es un país muy abierto a la compra de propiedades por parte de extranjeros. Cualquier persona puede adquirir a título personal, bajo las mismas condiciones legales que un ciudadano uruguayo”, destaca Díaz
A eso se suma un comportamiento singular del mercado. “Es un lugar que lleva más de 35 años valorizándose, incluso en contextos de crisis. La escasez de oferta —porque la gente no quiere vender— es clave en la suba de precios. Siempre decimos que en José Ignacio nunca sentís que compraste barato ni que vendiste caro”, grafica el bróker.
Un año bisagra
El último año marcó un punto de inflexión para la compañía, con operaciones de tierras de gran escala y el lanzamiento de nuevos desarrollos que se comercializarán de forma exclusiva bajo el sello Antonio Díaz. “Nuestro diferencial es el conocimiento profundo del territorio. Eso nos permite acompañar cada proyecto desde su origen hasta su realización”, señala Mamu Camacho, socia de la inmobiliaria.
Más allá de la exclusividad, el concepto que atraviesa la propuesta es el del “lujo silencioso”. “No se trata del lujo tradicional, sino del que aparece en la privacidad, el paisaje, la arquitectura y la forma de vivir. José Ignacio propone otra relación con el tiempo y con la naturaleza”, define.
Montauk, el espejo del Atlántico Norte
Ese vínculo entre orillas tuvo una puesta en escena concreta el pasado 30 de agosto, cuando la firma organizó en Montauk el encuentro Sunset Friends of José Ignacio, junto a El Mostrador. El evento reunió a referentes culturales, amigos de la marca y seguidores del estilo de vida costero. “Montauk y José Ignacio comparten un espíritu libre y una relación muy fuerte con el mar. No es una comparación forzada, sino una sintonía natural”, concluye Mamu Camacho.