Probablemente todos pasamos por eso alguna vez. Una sala de conferencias sin gracia, donde se hace un evento del sector. Después de un día largo, lleno de charlas, discursos y presentaciones, llega ese momento en el que, en teoría, los asistentes pueden relajarse y empezar a hacer contactos de verdad.
Bueno, más o menos. Para algunos puede ser una oportunidad, pero muchos prefieren tomarse el tren y volver a casa. Mientras los que ya se conocen se agrupan en círculos cerrados, el resto respira hondo y trata de arrancar una charla con algún desconocido. Incluso para los que se llevan bien con lo social, el momento puede resultar incómodo.
Oliver Fitz-Gibbon tiene una alternativa mucho más saludable. Como cofundador de Rally, propone una forma distinta para que los fundadores se reúnan: sesiones regulares de entrenamiento a intervalos de alta intensidad (HIIT) y salidas a correr. La idea es que el gusto compartido por el ejercicio sirva como excusa para romper el hielo y, de paso, generar amistades y relaciones laborales. Y no es un detalle menor: todos terminan más entrenados, con mejor salud y quizás con más herramientas para bancarse el estrés de liderar una empresa.
Rally empezó con un grupo de unas 20 personas. Hoy es una comunidad que reúne a 1000 participantes. Además de sus encuentros en Londres, también armó grupos en Los Ángeles y Múnich. Y ya hay charlas en marcha para llevar la marca a Dubái, Nueva York y San Francisco.
El fitness como punto de encuentro
Fitz-Gibbon reconoce que la idea de usar el deporte como forma de acercarse a otros no tiene nada de nueva. "Se cerraron acuerdos en canchas de golf y de squash desde hace décadas, pero vimos que había margen para actualizar eso", dice.
Con su hermano Frederick Fitz-Gibbon y Louis Fearn, detectaron algo que faltaba en el mundo tech de Londres: un espacio donde fundadores e inversores pudieran conectarse sin necesidad de forzar salidas o eventos sociales que ya no tienen tanto sentido. Fitz-Gibbon recuerda que, una vez, lo invitaron a ocho eventos en diez días. Se anotó en todos, pero no fue a ninguno. "Es algo que nos pasa a muchos", admite.
La Generación Z ya no toma tanto como antes y, entre quienes tienen algunos años más, muchos ya son padres y no salen tanto. En los fondos de capital riesgo, los socios ya hicieron su red de contactos, así que los eventos del sector les resultan menos atractivos.
"Así que se nos ocurrió una idea", cuenta Fitz-Gibbon. "Nos dijimos: ¿por qué no juntamos a gente del sector a partir de una experiencia o interés compartido, y armamos una comunidad?"
Los encuentros de Rally están pensados al detalle. En las sesiones de HIIT, los participantes se agrupan de a cuatro. "Mientras pasás por las cinco estaciones, tenés objetivos asignados. En ese recorrido, hablás con los que tenés al lado y con los demás grupos. Te vas moviendo, te chocás los cinco y sonreís", explica.
Fitz-Gibbon aclara que, en ese momento, nadie habla de trabajo, pero igual se empiezan a construir vínculos. "Cuando tenés las endorfinas por las nubes, estás de mejor humor y con más ganas de conectar", dice.
Para él, la clave es encontrar algo en común. "Pasa lo mismo en la vida personal. Tenés más chances de enganchar con gente con la que compartís intereses y experiencias", agrega.

¿Funciona de verdad? Fitz-Gibbon pone su caso como ejemplo. Además de estar al frente de Rally, trabaja como Director de Plataforma en la firma de inversión corporativa InMotion Ventures. "Hay una conexión real entre lo que hago en InMotion y la gente que conozco en Rally. Invertimos en clima, energía y software para empresas. Y gracias a eso, tengo la chance de conocer a muchos fundadores", señala.
Puede que sorprenda que una idea tan simple haya pegado en distintos lugares del mundo, pero Fitz-Gibbon cree que todo tiene que ver con el método. Según él, lo fueron puliendo hasta que logró ofrecer el mejor resultado posible para los participantes, sin interferir con sus otras obligaciones. Gracias a eso, hacer crecer el proyecto fue cuestión de encontrar gimnasios y marcas que quisieran acompañarlos en cada ciudad.
Rally también se ocupó de cuidar su imagen. "Nuestras gorras están por todo Londres", dice Fitz-Gibbon. "Si usás una gorra de Rally, significa que sos ambicioso, que estás armando una empresa o invirtiendo en una, y que además te importa tu salud", remarca.
Más que hacer contactos
Está claro que el deporte y el ejercicio ofrecen algo que va mucho más allá de generar contactos. A menos que tengan una cuota grande de suerte, los fundadores enfrentan presiones enormes mientras intentan hacer crecer sus proyectos en un mercado competitivo y una economía inestable. Estar en forma y mantener una buena salud puede ser clave para bancarse el estrés que viene con el cargo. Además, todo lo que se aprende en el deporte competitivo puede trasladarse directamente a la fortaleza mental y la capacidad de competencia que se necesitan para manejar una empresa.
Esa es la mirada de Murvah Iqbal, directora ejecutiva de Hived, una empresa de entregas con vehículos eléctricos que tiene base en Manchester. Exjugadora del equipo juvenil del Manchester City, dice que esa etapa fue clave para su formación mental.
"El deporte es una oportunidad increíble para que cualquiera desarrolle su carácter y resiliencia", me respondió por mail. "Siento que realmente me dio una ventaja en mi camino como fundadora, ya que estaba acostumbrada a los sacrificios que requiere el entrenamiento", agregó.
También fue clave para ella confirmar una idea que le quedó marcada: es posible desafiar el statu quo. "El fútbol, y el deporte en general, siempre estuvo dominado por los hombres. Yo crecí jugando al fútbol con una actitud de 'si ellos pueden, ¿por qué yo no?' frente a mis hermanos. Esa misma forma de pensar la llevé al trabajo", explica. "La logística también es un rubro mayormente masculino, y además, no hay tantas mujeres emprendedoras. En los últimos años, vi un cambio muy positivo en ambos mundos, y me pone muy contenta ser parte de esa transformación", indica.
Natalia Shahmetova también ve en el deporte una parte fundamental de su identidad como emprendedora. Nació en Bielorrusia, y de chica se enganchó con la orientación. Más adelante, ya instalada en Ucrania, empezó con el trail running y las carreras de resistencia. Hoy vive en Varsovia y es CEO de Woofz by Nove8, una app de entrenamiento para cachorros. Ella también encuentra similitudes entre la manera en la que encara su trabajo y cómo se prepara para competir.
"Prefiero pensar en los negocios como una carrera de larga distancia, con algunos puntos de control o hitos", dice. "En cada uno, te detenés y revisás la estrategia. El deporte también me ayudó a tener una mirada más amplia. Tengo una meta clara y sé qué quiero conseguir", cuenta.
Esa manera de pensar sirve para atravesar momentos difíciles o enfrentar desafíos del mercado. "No te estresás ni te venís abajo porque las condiciones cambian. Tenés un camino claro y te enfocás en eso", concluye.
Compararse con deportistas puede sonar exagerado, pero las similitudes entre el alto rendimiento deportivo y el trabajo en una startup existen, aunque no sean idénticas. El deporte no solo puede ser un punto de conexión entre fundadores: también se transforma en una fuente de energía mental y motivación cuando las cosas se complican.