En un mercado cada vez más exigente con lo que consume, Célula Cocina emerge en la industria alimenticia argentina. Fundada por el joven empresario Martín Ferraro junto a sus hermanos Ana Clara y Federico, esta empresa familiar se posiciona con una propuesta clara y ambiciosa: ofrecer productos saludables, 100% libres de azúcar y sin TACC, pensados desde la ciencia nutricional pero sin resignar sabor. Con una inversión inicial de US$ 200.000 y una planta propia de 1.000 m² en Chacabuco, provincia de Buenos Aires), la marca proyecta alcanzar una facturación de US$ 1,5 millones en 2025 y multiplicarla por cinco en 2026.
Lo que comenzó como una cocina pequeña dentro de B-Fresh, un local de pastelería saludable en Palermo Chico, que es administrado por la hermana del fundador, se convirtió en un proyecto independiente a raíz de la demanda creciente. Célula Cocina nació como una solución concreta a una necesidad: abastecer al propio local con productos fraccionados, sanos y sabrosos. Pero el entusiasmo del público, junto a la visión estratégica del equipo, impulsó a los Ferraro a crear una marca nueva con una identidad propia y una misión clara.
"Queríamos lanzar algo que tuviera impacto en la salud de las personas. Desde chico, siempre me interesó el tema de la alimentación saludable, incluso pensaba estudiar medicina. Y, aunque terminé eligiendo Administración de Empresas, mi foco estaba puesto en emprender algo en este rubro", cuenta Ferraro, CEO y cara visible del proyecto. Con solo 22 años y tras una experiencia formativa en Boston, volvió al país con la convicción de que había espacio para una marca como Célula Cocina en el incipiente universo de los alimentos saludables.
El sabor de las galletitas
La empresa comenzó produciendo cookies sin gluten desde un PH en Palermo, junto a una chef amiga y con recetas desarrolladas por nutricionistas. La popularidad de sus productos, en especial las cookies de avellanas con chocolate amargo, llevó rápidamente a una saturación de la capacidad productiva. Fue entonces cuando los Ferraro decidieron mudarse a Chacabuco, ciudad de origen de la familia, donde levantaron desde cero una planta propia que hoy emplea a 15 personas entre las áreas de producción y administración.
El catálogo actual incluye 14 productos distribuidos en tres líneas principales: cookies de frutos rojos y de avellanas, crackers de semillas y polvorones cítricos, cookies keto con diferentes sabores y panes sin gluten. Esta última incluye cuatro variantes: desde un pan de molde tipo lactal hasta una innovadora versión keto nube con sabor a queso. Todos los productos están certificados sin TACC, sin azúcar, Kosher y algunos son veganos, sin huevo y proteicos.
Es en este núcleo conceptual donde radica el diferencial de Célula Cocina: el desarrollo de cada producto parte de una visión nutricional. Las recetas son diseñadas en conjunto con una ingeniera en alimentos y nutricionistas que priorizan el impacto positivo en la salud antes de evaluar el perfil del sabor. "No buscamos simplemente que sea rico. Buscamos que lo que uno ingiere aporte algo bueno, que tenga un sentido para el cuerpo", enfatiza Ferraro. Este enfoque le permitió a la empresa forjar alianzas con nutricionistas y especialistas de la salud que recomiendan sus productos a pacientes con requerimientos específicos.
Un negocio saludable
Un punto distintivo dentro del catálogo de Célula Cocina es el endulzante que utiliza: una fibra vegetal sin calorías, con bajo índice glucémico, apta para diabéticos y veganos. Esta decisión no solo elimina por completo el azúcar refinada de la ecuación, sino que convierte a sus productos en opciones para quienes buscan reducir los hidratos simples en su dieta.
El modelo de negocios es 100% propio y familiar, sin inversión externa hasta el momento. La sociedad está constituida por los tres hermanos, aunque solo Martín está a cargo de la operación diaria. En 2024, con apenas siete meses de operación productiva desde la planta de Chacabuco, la compañía facturó US$ 360.000. Para fines de 2025, espera cerrar con US$ 1,5 millones en ventas y, en 2026, prevé una facturación cercana a los US$ 5 millones. Para alcanzar este ambicioso objetivo, Célula Cocina planea realizar una inversión en maquinaria industrial de entre US$ 300.000 y US$ 500.000, apalancándose con un préstamo bancario y capital propio.
En la actualidad, la empresa distribuye sus productos en comercios de cercanía, tiendas especializadas y cadenas como New Garden en CABA y el GBA. También cuenta con su propio canal de e-commerce y un canal directo con dietéticas. La expansión territorial ya está en marcha, con presencia en Rosario, Córdoba y la Patagonia, y un plan estratégico para desarrollar el mercado del NOA y NEA en los próximos meses. Además, ya está trabajando en acuerdos para ingresar al mercado uruguayo. "La idea es consolidar la Argentina y luego crecer en Sudamérica. Brasil es una plaza potente. Y ojalá un día lleguemos a Estados Unidos", sueña Ferraro.
Como sus productos, el perfil del consumidor de la marca también evolucionó. Si bien inicialmente apuntaba a un público femenino joven, hoy la proporción es de un 70/30 entre mujeres y hombres, con un rango etario que se extendió entre los 30 y 50 años. "Las personas más grandes van incorporando la información de a poco, pero el cambio de conciencia es evidente", asegura el emprendedor. Entre los nuevos lanzamientos se destacan el brownie keto, previsto para los próximos meses, y una barra proteica en etapa de desarrollo para fin de año. Ambos productos buscan captar un mercado en plena expansión.