El Banco Central actualizará desde enero de 2026 los límites de su esquema de bandas de flotación cambiaria en función de la inflación mensual que informe el Indec. Además, pondrá en marcha una estrategia para aumentar las reservas internacionales, con compras que podrían llegar hasta los US$ 17.000 millones, si mejora la demanda de dinero.
El organismo que conduce Santiago Bausili busca acompañar la remonetización de la economía y ajustar la liquidez en el mercado cambiario. Proyecta que la base monetaria, actualmente en torno al 4,2% del PBI, se expanda hasta representar el 4,8% hacia fin de 2026. Esa meta dependerá de las condiciones de la balanza de pagos y será financiada con la adquisición de unos US$ 10.000 millones.
Si la demanda de dinero crece un 1% adicional del PBI, las compras podrían escalar hasta los US$ 17.000 millones, siempre que el mercado permita esa intervención sin necesidad de esterilización constante.
Un nuevo esquema con foco en la estabilidad cambiaria
La autoridad monetaria ajustará de forma mensual el techo y piso de la banda cambiaria en función del último dato de inflación publicado. Esta modificación busca generar una referencia más predecible para los agentes económicos y permitir mayor alineación entre el tipo de cambio y los precios internos.
Por otro lado, las intervenciones del BCRA se adaptarán a la operatoria diaria. Las compras representarán el 5% del volumen total negociado en el mercado de cambios, con posibilidad de realizar adquisiciones en bloque si se detectan alteraciones que afecten su funcionamiento.
Ese 5% funcionará como una regla inicial, aunque podrá modificarse según la volatilidad y profundidad del mercado. La decisión toma en cuenta que el volumen operado cayó en los últimos meses, pasando de un promedio de US$ 600 millones diarios a cerca de US$ 200 millones (sin contar operaciones de pase). @@FIGURE@@
En esta nueva fase del programa monetario, el BCRA considera que hay condiciones más favorables para la acumulación de reservas. Atribuyen ese escenario a la disminución de la incertidumbre tras las elecciones presidenciales y al ordenamiento macroeconómico en marcha.
Las intervenciones buscarán preservar la estabilidad cambiaria, sin alterar el normal desarrollo del mercado. Por eso, el Banco Central podrá realizar compras de mayor volumen cuando identifique riesgos puntuales que puedan generar distorsiones.
El nuevo esquema combina objetivos de acumulación de reservas con una referencia cambiaria que se actualiza al ritmo de los precios. La clave estará en la capacidad del Central para sostener ese equilibrio sin alterar el flujo normal del dólar en la economía.