Entre la gobernabilidad y la incertidumbre: el impacto en los mercados del resultado electoral según los bancos de Wall Street
El resultado del 26 de octubre será clave para medir el respaldo político al programa de ajuste y reformas del oficialismo. Wall Street sigue de cerca el impacto legislativo de la votación, en un clima de expectativas cruzadas, presión social y advertencias sobre el riesgo de freno al proceso de estabilización.

Argentina se prepara para un nuevo examen político y económico. Este domingo 26 de octubre, los votantes definirán la composición del Congreso en una elección de mitad de mandato que pondrá a prueba la capacidad del gobierno de Javier Milei para sostener su programa de reformas y consolidar la estabilidad alcanzada tras dos años de ajuste.

No se trata solo de renovar bancas: lo que está en juego es la gobernabilidad de un modelo que promete continuar la transformación económica más ambiciosa en décadas. Los analistas internacionales coinciden en que el resultado electoral marcará el rumbo del país en materia de reformas estructurales, política fiscal y acceso a los mercados.

De acuerdo con un reciente informe de Bank of America, la elección será clave para definir la continuidad del proceso de reformas, el apoyo externo y la capacidad del Gobierno de mantener la disciplina fiscal que ha caracterizado a esta etapa. "Si las fuerzas promercado y sus aliados logran incrementar su representación, el país podría fortalecer su esquema de políticas fiscales y acelerar las reformas tributarias y laborales", sostiene el banco.

Un Congreso decisivo para el rumbo económico

El oficialismo llega a esta instancia con una posición minoritaria, pero con expectativa de crecimiento. Actualmente, La Libertad Avanza (LLA) controla cerca del 10% de las bancas en el Senado y el 15% en Diputados. Su objetivo es alcanzar, junto a aliados del PRO y espacios afines, el tercio que le permita ejercer poder de veto.

Los analistas de Goldman Sachs advierten que ese umbral será difícil de alcanzar, aunque destacan que "el resultado no solo medirá la capacidad del presidente para sostener su plan económico, sino también el grado de tolerancia de la sociedad hacia las políticas de ajuste". El clima político se ha tornado más competitivo de lo esperado: la coalición peronista Fuerza Patria acortó distancias en las encuestas, especialmente tras el triunfo local del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires.

El revés bonaerense impactó en los indicadores de confianza. Según el índice de la Universidad Torcuato Di Tella, la confianza en el Gobierno cayó 21% entre agosto y septiembre, afectada por tensiones en el Congreso, denuncias de corrupción y debates sobre leyes que aumentaban el gasto público. En los mercados, las apuestas políticas reflejan la misma cautela: donde antes se descontaba un triunfo oficialista holgado, ahora predomina la incertidumbre.

La economía, entre el ajuste y la estabilización

El 2024 había sido un año de recuperación tras la crisis heredada, pero el ritmo se moderó en 2025. Goldman Sachs estima que el PBI se expandirá alrededor de 4%, con contracción en varios meses del año. Sin embargo, el frente inflacionario mostró una mejora sustancial: del 300% anual a comienzos de 2024, la inflación cayó a 31,8% interanual en septiembre y podría cerrar el año por debajo del 30%, el nivel más bajo desde 2017.

El mercado laboral también exhibe signos de resiliencia, con una tasa de desempleo en 7,6% y un incremento de 3% en los salarios reales desde la asunción de Milei. La pobreza retrocedió al 31,6% en la primera mitad del año, tras haber superado el 41% en 2023.

Uno de los pilares del programa económico ha sido la disciplina fiscal: entre enero y septiembre, el superávit primario alcanzó el 1,3% del PBI, con un resultado financiero positivo de 0,4%, el primero en más de una década. A pesar de las presiones del Congreso para incrementar el gasto en jubilaciones y educación, el Ejecutivo logró mantener el equilibrio presupuestario.

"Ese compromiso fiscal sigue siendo la principal ancla macroeconómica del país", destacan los analistas. Pero el ajuste tuvo costos: las tasas de interés subieron, el crédito se contrajo y los bonos soberanos retrocedieron entre 7% y 17% en lo que va del año. El índice Merval perdió 21% en pesos y 45% en dólares, borrando parte del rally del año anterior.

Washington, la red de contención

El respaldo de Estados Unidos se transformó en una pieza central de la estrategia económica. El Tesoro norteamericano, bajo la conducción de Scott Bessent, acordó con el Gobierno argentino un paquete de apoyo por 20.000 millones de dólares, que incluye compras de pesos en el mercado y asistencia técnica para estabilizar el tipo de cambio.

El informe de Morgan Stanley va más allá: detalla que el programa se complementa con un fondo privado de inversión de igual magnitud, lo que elevaría el total de respaldo a 40.000 millones de dólares. El esquema recuerda a los mecanismos de los años noventa, como los Brady Bonds o el blindaje financiero de 2000, pero adaptado a los desafíos actuales y con participación del sector tecnológico y fondos soberanos.

Según la entidad, este nuevo marco podría incluso derivar en un "canje de deuda por educación", inspirado en los recientes debt-for-nature swaps de Ecuador, para redirigir recursos hacia el desarrollo del capital humano.

La participación activa de Washington en el mercado argentino se reflejó también en intervenciones directas en los mercados de pesos, lo que ayudó a contener presiones cambiarias en la previa electoral. Aunque algunos analistas vincularon la continuidad de ese apoyo a los resultados de las elecciones, el Tesoro estadounidense aclaró que la cooperación se mantendrá mientras el país sostenga políticas coherentes.

Tres caminos posibles

Los bancos internacionales coinciden en que el domingo marcará el punto de inflexión de la segunda etapa del gobierno libertario. Bank of America plantea tres escenarios:

- Gobernabilidad mejorada, con fortalecimiento de la coalición oficialista y avance en reformas, que podría llevar los bonos argentinos a 69 dólares y rendimientos del 11%.

- Muddle Through, con una situación política ambigua, reformas lentas y bonos en torno a 64 dólares.

- Escenario bajista, donde una derrota oficialista y menor apoyo externo harían caer los bonos a 50 dólares y los rendimientos superarían el 17%.

La diferencia entre un camino y otro dependerá de la capacidad del Gobierno de articular acuerdos con gobernadores y bloques dialoguistas. Los inversores seguirán de cerca el discurso de Milei la noche electoral, buscando señales de apertura o confrontación.

Bonos, riesgo y expectativas

Aun con la volatilidad, los grandes bancos mantienen una visión constructiva. Bank of America sostiene su recomendación de sobreponderar bonos argentinos, argumentando que los precios ya reflejan un escenario electoral adverso y que el apoyo del Tesoro de EE.UU. actúa como "red de seguridad".

Goldman Sachs, por su parte, subraya que la inflación controlada y el superávit fiscal "mejoran las condiciones para la sostenibilidad de la deuda", aunque advierte que el deterioro político podría "elevar la percepción de riesgo y limitar el acceso a crédito externo".

Morgan Stanley observa que el respaldo financiero de Washington y la disciplina macroeconómica posicionan a la Argentina como un caso atípico en la región, con potencial de pasar "del blindaje al crecimiento" si mantiene el equilibrio entre austeridad y reformas.

El termómetro social

Más allá de las proyecciones financieras, el factor social también entra en juego. La inflación a la baja no siempre se traduce en alivio inmediato, y el impacto del ajuste sobre los sectores medios y bajos sigue siendo una preocupación latente. La desaceleración del consumo, junto con el aumento de la informalidad en algunas provincias, podría convertirse en un elemento electoral decisivo.

Sin embargo, el gobierno confía en que los primeros signos de recuperación —mejora del salario real, estabilidad del dólar y baja del riesgo país— logren reforzar la narrativa de que el sacrificio empieza a rendir frutos.

Mercados y comparaciones regionales

En el plano bursátil, los analistas internacionales mantienen expectativas moderadamente positivas. Las acciones argentinas cotizan con un descuento del 28% respecto del promedio latinoamericano, pero podrían recuperar terreno si se consolida un escenario de estabilidad política. Los bancos, grandes perdedores de 2025 tras liderar las subas en 2024, figuran entre los sectores con mayor potencial de rebote.

El consenso es que Argentina podría volver a tener acceso a los mercados internacionales de deuda hacia 2026, siempre que mantenga el superávit y acumule reservas. La comparación con otros países emergentes muestra un diferencial de rendimiento todavía amplio, pero también un reconocimiento creciente del compromiso fiscal y del giro ortodoxo de la política económica.

El desafío de la gobernabilidad

El núcleo del problema sigue siendo político. En palabras de un economista de Nueva York consultado para uno de los informes, "Milei necesita transformar la estabilización en una narrativa de esperanza". La consolidación de poder en el Congreso será decisiva para que las reformas no queden atrapadas entre la resistencia de la oposición y el desgaste social del ajuste.

Para los inversores, el país combina señales alentadoras —baja inflación, apoyo de EE.UU. y superávit fiscal— con factores de riesgo, como la volatilidad cambiaria y la fragmentación política. La diferencia entre la recuperación sostenida y una nueva etapa de incertidumbre dependerá de la capacidad del Gobierno para traducir los logros macroeconómicos en crecimiento tangible y consenso político.

Más allá de los informes y las proyecciones, la elección del 26 de octubre será, en definitiva, un plebiscito sobre el proyecto de transformación libertaria. El resultado definirá si el país logra afianzar un nuevo orden económico o si deberá volver a negociar cada paso en el Congreso.

Como coinciden los tres grandes bancos internacionales, la Argentina está ante una oportunidad inédita: consolidar una estabilidad que parecía inalcanzable o volver a la inercia de la crisis recurrente.

Y en un país donde política y economía siempre se entrelazan, el desenlace de las urnas no será solo un evento electoral. Será —una vez más— el verdadero dato macro del año.