En un extenso y detallado informe titulado "Argentina: The Peso's No Bargain, but No Bubble", Bank of America (BofA) evalúa la situación cambiaria argentina con una mirada pragmática: aunque el tipo de cambio real se encuentra por encima de su promedio histórico, no hay señales de sobrevaluación insostenible y la moneda tiene fundamentos más sólidos que en crisis anteriores.
¿Está sobrevaluado el peso?
Según BofA, el tipo de cambio multilateral real se encuentra actualmente un 15% por encima de su promedio de largo plazo, tras una apreciación sostenida desde fines de 2023. No obstante, el informe señala que esta fortaleza refleja mejoras estructurales: consolidación fiscal, reformas energéticas, reducción de impuestos, caída del riesgo país y mejores perspectivas de exportación.
La estimación clave del banco es que el peso solo necesita una depreciación real del 9% para que el país acumule reservas por el equivalente al 1% del PBI por año, bajo un escenario de continuidad de políticas y flujos moderados de capital.
Comparación con crisis pasadas: ¿es diferente esta vez?
BofA identifica dos diferencias fundamentales con respecto a episodios traumáticos como la crisis de 2001:
- Mejora fiscal: Milei revirtió un déficit primario de 4,4% del PBI en 2023 a un superávit proyectado de 1,6% en 2025.
- Déficit externo contenido: mientras que Argentina tuvo déficits de más del 5% del PBI durante el gobierno de Macri, hoy se proyecta uno de solo 1.6% para 2025.
Dinámica del sector externo
Tras un superávit de cuenta corriente en 2024 gracias a la recesión, se espera un déficit moderado de 1.6% del PBI en 2025, impulsado por la recuperación del consumo y los viajes al exterior. Sin embargo, la mejora del balance energético es un ancla positiva: de un saldo neutro en 2023, se estima que el superávit del sector alcanzará los US$ 10.000 millones en 2026, gracias a Vaca Muerta y potenciales exportaciones de GNL a partir de 2027.
Además, las exportaciones no energéticas se recuperarán tras la sequía histórica de 2023, con proyecciones de US$ 94.000 millones en 2025 y US$ 100.000 millones en 2026.
Reservas, inversión y flujos
Uno de los puntos más críticos del análisis es el nivel de reservas. Aunque las netas pasaron de -US$ 10.000 millones a +US$ 5.000 millones tras el acuerdo con el FMI, BofA advierte que se necesitan al menos US$ 7.000-8.000 millones anuales para sostener la estabilidad.
El banco estima que este objetivo es alcanzable con:
- US$ 10.000 millones anuales de Inversión Extranjera Directa (gracias a incentivos como el RIGI),
- US$ 6.000 millones de flujos privados (cartera y otros),
- y políticas monetarias y fiscales disciplinadas.
¿Qué hacer con el peso?
En términos de estrategia, BofA mantiene sus posiciones largas en ARS, respaldadas por rendimientos reales de 10% y tasas nominales superiores al 30%. Proyecta una cotización del dólar a 1.400 para fin de 2025 y 1.700 para fin de 2026, con inflación descendente al 16.7% en 2025.
El banco advierte que los riesgos para esta visión son:
- Inflación mayor a la prevista,
- Empeoramiento del balance comercial,
- Caída de la popularidad del gobierno,
- o un shock externo adverso.
¿Un peso sostenible?
Finalmente, BofA concluye que el tipo de cambio actual no luce excesivamente apreciado considerando el potencial exportador del país, el superávit energético en ascenso y una posición neta acreedora externa de US$ 40.000 millones. Si la disciplina fiscal continúa y los flujos de capital se consolidan, el peso podría estabilizarse cerca de su valor de equilibrio de largo plazo.
En un contexto marcado por la incertidumbre política y el monitoreo del mercado tras los ajustes estructurales, BofA ve un horizonte más sólido que en crisis pasadas y una moneda que, aunque no está regalada, tampoco está condenada al colapso.