La semana pasada, el cofundador de Google, Sergey Brin, donó acciones de Alphabet por US$ 700 millones. Las dividió entre tres organizaciones sin fines de lucro, según un vocero de su oficina familiar. Casi el 80% de las acciones, valuadas en US$ 550 millones, fueron para Catalyst4, la organización sin fines de lucro que Brin creó hace cuatro años. El resto se repartió entre la Fundación Familiar Sergey Brin (US$ 100 millones) y la Fundación Michael J. Fox (US$ 50 millones), que financia investigaciones y tratamientos contra el Parkinson.
Brin, de 51 años, tiene un patrimonio estimado en US$ 137.000 millones y figura como la octava persona más rica del mundo. Es el mayor donante individual para la investigación del Parkinson, con más de US$ 1.500 millones. Su madre, que murió el año pasado, padeció esa enfermedad. Además, él tiene una mutación genética que lo expone a un riesgo mucho mayor que el promedio de desarrollar ese trastorno.
También se comprometió a financiar investigaciones sobre las causas del trastorno bipolar y el autismo, según publicó Forbes en febrero. Su equipo armó un grupo paraguas llamado CNS Quest, que se ocupa de supervisar los estudios en esas áreas. (CNS significa "sistema nervioso central"). Según el vocero de Brin, gran parte del trabajo de CNS Quest avanzará con la donación de acciones de Alphabet a Catalyst4.
Brin definió su compromiso filantrópico como algo profundamente "personal porque comienza con la enfermedad de Parkinson, y soy portador de una de las mutaciones genéticas descubiertas, la mutación G2019S del gen LRRK2", según escribió en febrero para Forbes. Aunque mantiene un perfil reservado, las tres afecciones que aborda CNS Quest afectaron a miembros de su familia.
El aumento de sus donaciones a Catalyst4, una organización sin fines de lucro registrada como 501(c)(4) —que puede hacer lobby y tener empresas con fines de lucro—, podría marcar un cambio más amplio en su forma de donar.
Hasta ahora, Brin donó al menos US$ 1.500 millones a Catalyst4. A fines de 2021, invirtió más de US$ 450 millones en acciones de Alphabet y Tesla dentro de esa entidad, y en 2023 sumó otros US$ 615 millones. Aunque Catalyst4 todavía es más chica que la Fundación Familiar Sergey Brin —una organización tradicional sin fines de lucro que lleva una década y cerró 2023 con US$ 4.000 millones en activos—, en los últimos años destinó más fondos a Catalyst4. Su fundación familiar también respalda proyectos climáticos y educativos.
Con Catalyst4, Brin busca impulsar tanto la investigación científica básica como el desarrollo de tratamientos y terapias. Estos últimos, en muchos casos, surgen de empresas con fines de lucro. "Lo que hemos aprendido y observado en nuestras otras iniciativas es la importancia de financiar ambas cosas en paralelo y de que exista un ciclo de retroalimentación entre la ciencia y la parte clínica, como el diseño de ensayos, el desarrollo de fármacos y la terapéutica", dijo a Forbes en febrero Ekemini Riley, doctora en medicina molecular que colabora en la conducción de las iniciativas de CNS Quest.
A veces, esto implica invertir en empresas biofarmacéuticas a través de Catalyst4. Brin ya apoyó startups y fondos de capital de riesgo que trabajan en soluciones y tratamientos con fines de lucro. Hasta ahora, invirtió más de US$ 600 millones, de los cuales unos US$ 400 millones se destinaron solo en 2024.
Según sus declaraciones impositivas, Catalyst4 tiene una participación mayoritaria en MapLight, una biofarmacéutica que desarrolla tratamientos para enfermedades cerebrales y el autismo. MapLight ya está inscribiendo pacientes en ensayos clínicos de fase 2 para un fármaco que busca mejorar las habilidades de comunicación social en algunas personas autistas.
En febrero, Catalyst4 también encabezó una ronda de inversión de US$ 80 millones en Stellaromics, una empresa que elabora mapas tridimensionales de la actividad genética en cortes de tejido. Esos mapas los utilizan otras compañías para desarrollar nuevos fármacos.
Los beneficios de esas inversiones deben volver a la organización. Además, Catalyst4 sumó a algunas de esas empresas "fondos filantrópicos" —en general, equivalentes al 25 % de la inversión total— junto con su aporte de capital, según una fuente cercana a la estrategia de donaciones de Brin.
Todavía no está claro cómo Brin usará su última donación para fortalecer el trabajo de CNS Quest y Catalyst4. Sin embargo, está claro que seguirá incrementando los fondos, algo clave en un momento en que el gobierno de Donald Trump mantiene los recortes en el presupuesto para investigación médica y ensayos clínicos.