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Macroeconomía

Flota, flota pero ¿puede descontrolarse el dólar? La pregunta que inquieta más a la calle que al mercado

Virginia Porcella

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Un nuevo escenario se abre en el frente cambiario a partir del salto del tipo de cambio cuyo techo el Gobierno no logró imponer en $1.300. Qué pasa se llega al techo de la banda.

2 Agosto de 2025 07.20

Aunque no llegó a despertar a los peores demonios de la conciencia económica de los argentinos, el salto del dólar de fin de julio refrescó la memoria. En pocas semanas, la discusión por el tipo de cambio pasó de un enardecido debate por el atraso cambiario a las sirenas de corrida cambiaria, lo que deja planteada la pregunta: ¿se trató de una corrección brusca pero sólo una corrección al fin o existe la posibilidad de que el precio del dólar conozca el techo de la banda y más allá? 

El mercado, que también se equivoca, tiene a priori una postura tomada. No ve, por ahora, mayores riesgos. Tanto los analistas más afines a las políticas oficiales como aquellos más críticos, descartan complicaciones si el dólar efectivamente llegara al techo de la banda. En ese punto, que a todas luces el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, buscan evitar al grito de "flota, flota", la autoridad monetaria tendría poder de fuego de sobra para disciplinar una demanda díscola. En esos precios -el techo de la banda es hoy de $1.455 para el dólar mayorista- el BCRA contaría, según los cálculos del economista Fernando Marull, con unos USD 23.000 millones de reservas líquidas (no netas) para intervenir. El cálculo, obviamente, computa los USD 14.000 millones desembolsados por el FMI. "¿Toca o no toca?", desafía Marull.

Pero en la calle, lejos de los cálculos técnicos y los mercados financieros, la duda amaga con instalarse. Plazos fijos y cuentas remuneradas, para el ahorrista de a pie e incluso el pequeño empresario, perdieron atractivo frente a un dólar que le ganó cómodamente la carrera a la inflación por más de 10 puntos y se llevó gran parte de los rendimientos obtenidos en pesos. El fuerte subidón a las tasas de interés apunta a evitar ese efecto pero eso queda por ahora reservado a inversores más sofisticados, con timing más preciso, aun cuando los bancos ya ajustaron unos puntos las tasas pasivas. 

En el corralón y el almacen la atención -y tensión- pasa por otro lado. Qué hacer con los precios. La respuesta pasa más por la expectativa que por lo ya ocurrido. Es lo que demuestran las mediciones preliminares de inflación: aunque el dólar acusó subas desde los primeros días, el IPC habría anotado una suba inferior al 2%, en línea con el mes anterior. El salto de los últimos días del mes, en cambio, sólo tendrá bajo impacto si se despeja la sospecha de turbulencias continuadas y no se avizoran nuevos episodios de "correcciones" abruptas.

Sin embargo, algunos sectores reaccionaron rápidamente. Las automotrices, entre las primeras. No esperaron a que terminara el mes para enviar listas de precios con subas en torno al 5%, para corregirlas hasta un 10% sobre el último día y acomodarlas al nuevo precio del billete, en torno a los $1380. Es un sector altamente expuesto a los costos en dólares y de poco peso en el índice de inflación, aunque de alta incidencia en el humor social de la clase media. Es que de eso se trata también, sobre todo, el denonado esfuerzo del Gobierno por mantener el dólar a raya, a pocos meses de unas elecciones legislativas que se asoman determinantes para la consolidación del rumbo económico. Un dólar planchado evita angustias y atrae votantes. En ese frente, precisamente, el panorama se complicó. 

Si no logra acceder a una fuente adicional de divisas, "el Gobierno se verá obligado a elegir entre dos tipos de equilibrios de cara a la elección: un equilibrio con altas tasas de interés, dólar anclado e inflación estable o a la baja, pero con actividad económica en caída producto del encarecimiento del crédito; o un equilibrio con una tasa de interés más baja, un dólar más cerca del techo de la banda, pero un crédito que puede seguir siendo motor de la actividad, aunque con el riesgo de que el traslado a precios de la devaluación interrumpa la dinámica decreciente de la inflación", analizó para sus clientes el economista Emanuel Álvarez Agis. En cualquiera de esos escenarios, queda descartada la posibilidad de un desmadre del precio del dólar. En el peor de los casos, en el techo de la banda.

Para muchos, principalmente bancos de inversión extranjeros como el HSBC o el Bradesco, ambas entidades que sí pronostican mayores tensiones, ese nivel sería incluso saludable para la economía. El propio Caputo festejó durante la semana el ajuste de un tipo de cambio criticado hasta hace poco por poco competitivo. "TCRM (tipo de cambio real multilateral) en 102,67, es decir casi 3% por encima de enero de 2016 (salida del cepo de Macri) sin traspaso a precios", posteó en X sobre un comentario de un usuario que destacaba que, tras la suba de las últimas semanas, el tipo de cambio real está en máximos en 14 meses sin que se produjera un impacto en precios. 

Sin ánimo de revancha pero memorioso, el economista Martín Rapetti, atacado virulentamente por advertir sobre el atraso cambiario a principios de año, descartó complicaciones serias. "Siempre dijimos que el dólar iba a corregir (a pesar de los agravios), pero por esto también creemos que en el corto plazo no va a subir mucho más. Después de las elecciones veremos cómo se redefine el esquema cambiario", opinó.

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