Después del "contundente" triunfo del domingo, pasaron los festejos y comenzaron las buenas señales: la respuesta total del mercado y el acercamiento de los gobernadores era lo que se esperaba y más. Entre reuniones con unos y otros, todo el mundo político y financiero -nunca mejor dicho- esperaba que el presidente Javier Milei comenzara a anunciar los cambios para esta segunda etapa luego del apoyo total de las urnas. Y comenzaron, pero posiblemente no por donde muchos imaginaban.
Guillermo Francos, hasta este viernes jefe de Gabinete y pieza clave del entramado político de Javier Milei, presentó su renuncia -la hizo pública en X a las 21:11 hs- en medio de crecientes tensiones internas. En su carta dirigida al Presidente, remarcó: "Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a usted con el objeto de presentarle mi renuncia para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales".
Con estas palabras, se despedía el hombre que supo tejer puentes con los gobernadores y con el sector empresario, y que dentro del oficialismo era percibido como la cara dialoguista de la gestión.
El reemplazo será inmediato. El vocero presidencial, Manuel Adorni, asumirá el cargo el lunes próximo. Su designación confirma el fortalecimiento del karinismo, el núcleo de poder conducido por Karina Milei, que emerge vencedora de la interna libertaria tras el triunfo legislativo de La Libertad Avanza (LLA). Desde la Oficina de Presidencia explicaron que "el cambio responde al resultado de las elecciones legislativas y a la necesidad de renovar el diálogo político". En los hechos, sin embargo, los cambios de este viernes hacen evidente la victoria de un sector del gobierno sobre otro.
La sorpresiva dimisión de Francos se suma la de Lisandro Catalán, ministro del Interior y uno de sus hombres de mayor confianza. El mismo escribió en su cuenta de X: "Agradezco profundamente la confianza que ha depositado en mí para iniciar una etapa de diálogo y consensos. Voy a seguir apoyando esta gestión y a La Libertad Avanza, porque estoy convencido que las ideas de la libertad son las que van a transformar a la Argentina". A partir de estas dos salidas -Catalán estuvo 47 días como ministro- simultáneas de ambos funcionarios debilita el frente político más pragmático del gabinete.
Los mercados leen la interna
La decisión llega apenas cinco días después del triunfo electoral de La Libertad Avanza, que se consolida en ambas cámaras y revitaliza la figura presidencial de Javier Milei que hace menos de dos semanas, la oposición peronista no disimulaba frente a los medios y la ciudadanía su pretensión de hacerlo "caer" antes de finalizar el mes de octubre.
Ante estos hechos mediáticos preocupantes no solo para la ciudadanía, los mercados reaccionaron con cautela: la incertidumbre institucional y la pérdida de referentes reconocidos por el mundo empresario encendieron señales de alarma. Francos era interlocutor habitual de gobernadores, bancos y fondos de inversión, además de otros actores como Mauricio Macri, todos ellos clave para negociar la reforma tributaria y el Presupuesto 2026.

"Los gobernadores necesitan tener la certeza de que hablan con alguien con poder", deslizó un asesor del Ejecutivo. De acuerdo a estos cambios previos al fin de semana, ese "alguien" ahora será Adorni, con un perfil claramente más comunicacional que técnico.
En los despachos financieros se interpreta el cambio como un giro hacia el control político interno más que hacia la gestión económica.
La expectativa está puesta en cómo incidirá esta nueva estructura sobre la agenda de reformas —laboral, penal, tributaria— y sobre la capacidad del Gobierno para negociar con las provincias la aprobación del nuevo presupuesto.
La figura de Santiago Caputo, cada vez más influyente tras el apoyo estadounidense que permitió al Gobierno estabilizar la corrida cambiaria, suma otro componente de fragilidad institucional. Su eventual ingreso formal al gabinete, como coordinador político o en un "megaministerio", redefine aún más el balance de poder.
Adorni, el ascenso del vocero fiel
Manuel Adorni, economista y comunicador, es un incondicional de Karina Milei. Electo legislador porteño en mayo -en esa elección se ganó sus galones-, no asumirá su banca. "Quiero agradecer profundamente al Presidente Javier Milei por haberme elegido como su Jefe de Gabinete para esta nueva etapa, donde profundizar las reformas estructurales será prioridad. Es un honor continuar con el enorme trabajo que llevaba adelante Guillermo Francos", publicó en X al conocerse su nombramiento.
También agradeció "a la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, por la confianza y el apoyo permanente". Su frase final —"Que las fuerzas del cielo nos acompañen"— no pasó inadvertida: un guiño al ala espiritual que impera en la retórica presidencial.
El nuevo jefe de Gabinete mantendría la doble función de vocero y coordinador administrativo -el periodista Javier Lanari queda como Secretario de Comunicación y Medios-, un esquema inédito que centraliza la comunicación y la toma de decisiones. Desde su entorno aseguran que buscará "fortalecer la coordinación política y la comunicación de las reformas", pero su falta de experiencia en gestión genera interrogantes en sectores empresarios y entre los gobernadores, acostumbrados al estilo práctico y negociador de Francos.
El papel de Caputo y la redefinición del poder
El desplazamiento de Francos no puede entenderse sin la figura de Santiago Caputo, asesor presidencial y estratega de la campaña. Su influencia creció tras las gestiones financieras vinculadas al apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a canales alternativos con el Tesoro norteamericano. Ahora el que deberá tener en cuenta estas gestiones laterales será el flamante Canciller Pablo Quirno que seguramente ya fue advertido por el saliente Gerardo Werthein.
Fuentes oficiales admiten que finalmente Caputo podría asumir una función con rango ministerial, abarcando áreas de Interior, Obras Públicas y Transporte. "Hay que esperar; veremos cómo termina todo", señaló un asesor cercano a la Casa Rosada.
El avance del entorno de Caputo y Karina Milei confirma un rediseño del poder en Balcarce 50. Mientras algunos analistas interpretan el movimiento como un intento del Presidente de "cerrar filas" y blindar la lealtad interna, otros observan un riesgo: el reemplazo del único gestor con capacidad de tender puentes hacia la oposición y los gobernadores. El contraste es claro: Milei pasa de un gabinete con figuras políticas a uno dominado por alquimistas de su círculo más íntimo.
Gobernabilidad en revisión
El cambio llega en plena agenda económica sensible. El Gobierno busca destrabar la aprobación de tres leyes clave: la reforma laboral, la tributaria y el Presupuesto 2026. Francos había sido el articulador de la cumbre con veinte gobernadores en la Casa Rosada, celebrada apenas 24 horas antes de su renuncia. En su carta final recordó ese encuentro como símbolo de su gestión: "Encontrar mecanismos de diálogo y generación de consensos es imprescindible para avanzar en las reformas estructurales que la Argentina necesita".
La salida del ministro que encarnaba ese espíritu dialoguista tensiona la gobernabilidad en un contexto donde el oficialismo necesita ampliar su base de respaldo legislativo. Sin Francos, la interlocución con los gobernadores se redefine bajo un esquema más cerrado y vertical. Los próximos movimientos en torno al eventual ingreso de Caputo y su entorno, marcarán si se trata de un reacomodamiento táctico o de una reconfiguración estratégica del poder libertario.
En términos políticos y de mercado, el mensaje es inequívoco: el Presidente eligió reforzar el núcleo duro antes que abrir el juego al siempre expectante Mauricio Macri al que la misma Patricia Bullrich terminó de abandonar con todos sus legisladores. Para un gobierno que nació prometiendo eficiencia técnica y racionalidad económica, el mayor desafío no será financiero, sino político.