Hay Spas y después está Bathhouse. Son dos cosas distintas, dijo Jason Goodman, quien cofundó este "destino de bienestar social" junto con Travis Talmadge en 2019. El lugar ofrece saunas, piletas y servicios de bienestar, como masajes, tratamientos faciales y exfoliaciones.
"No somos un spa y queremos dejarlo muy claro", dijo. "Nuestra intención es diferente a la de la cultura del spa. Creo que la cultura del spa en Estados Unidos, al menos, proviene principalmente de los hoteles de lujo. Intenta vender una experiencia de lujo, se trata de mimarse", agregó.
Bathhouse busca ofrecer recursos para quienes apuntan al máximo rendimiento, pero también funciona como un espacio social para quienes buscan otra cosa. Tiene una cafetería, masajes de tejido profundo, espacios comunes y exfoliaciones, además de piletas termales, saunas, baños de vapor y piletas de agua fría.

"¿Es relajante meterse en una pileta de agua fría? ¡Para nada!", dijo Goodman. "¿Es relajante ir a una sauna? Tampoco. Después te sentís de maravilla porque hiciste el esfuerzo, ¿no? Así que siempre se trató de otra cosa", expresó.
"Los spas se enfocan más en una relajación superficial, que es un poco falsa", agregó. "Los spas son algo aburridos. Nosotros no nos dedicamos a mimar. Nuestras saunas son auténticas y ofrecemos tratamientos corporales intensivos con profesionales de primer nivel. Creo que hay un anhelo por algo real", señaló.
El masaje de cuerpo completo de Bathhouse, por ejemplo, combina trabajo de tejido profundo con liberación miofascial (una técnica que apunta a eliminar tensiones en los músculos faciales) y elementos de acupresión, una terapia de la medicina tradicional china. Todo esto apunta a una recuperación profunda y está en línea con su filosofía de masaje orientada a la recuperación.

"El baño turco es una experiencia sencilla y muy auténtica", dijo Talmadge. "El masaje es muy diferente al que recibirías en un spa de lujo, tiene una intención distinta. Lo sentirás en tu cuerpo", remarcó.
Con dos sedes en la ciudad de Nueva York —una en Flatiron y otra en Williamsburg—, Bathhouse proyecta una expansión a 10 locales en todo el país. Planean sumar otra sede en Nueva York y abrir en Los Ángeles, Nashville, Chicago y el área triestatal, con aperturas previstas para 2026 y 2027.
Bathhouse es muy elegido por atletas profesionales. Suelen ir luchadores de la UFC cuando compiten en noviembre en el Madison Square Garden, y también lo visita el equipo de hockey Florida Panthers, actual campeón de la Copa Stanley, cada vez que está en la ciudad.
Entre sus inversores hay figuras del deporte como DK Metcalf, Klay Thompson, Paul George, Aaron Gordon, Domantas Sabonis, Marcus Smart, Alex Caruso, Isaiah Thomas, Kelly Olynyk, Weston McKennie e Ian Happ, entre otros. En cuanto a las celebridades, Colin Farrell y Shawn Mendes han pasado por Bathhouse, y Megan Thee Stallion también fue una de sus clientas.

Se transformó en un punto de encuentro para fanáticos de las saunas, donde pueden disfrutar de una sauna tradicional de madera y piedra. Cada uno de sus centros de recuperación tiene 3.250 metros cuadrados y ofrece distintas opciones: una sauna seca de estilo escandinavo, una de infrarrojos, una sauna tropical con humedad elevada y un baño de vapor. Ambos espacios cuentan con varias piletas termales y reciben alrededor de 1.000 visitantes por día. El centro de Williamsburg, además, incluye una banya, un baño de vapor ruso tradicional con más humedad que una sauna, calentada con piedras de basalto en un horno, alcanza los 90 °C.
La idea de Bathhouse nació en 2017, cuando sus fundadores disfrutaron de saunas tradicionales y terapias de inmersión en agua fría, y notaron que en Estados Unidos faltaba una cultura auténtica de baños termales. Desde entonces, se propusieron modernizar la experiencia con diseño contemporáneo y hospitalidad bien pensada para revivir los baños termales clásicos de Nueva York.
La estética combina referencias a Blade Runner, templos mayas y artistas como James Turrell. "Tiene un aire a Dune, a John Wick", comentó Goodman. "Queríamos que fuera hipermoderno", señaló. Todo eso se suma a una experiencia multisensorial: aroma a palo santo en cada espacio, iluminación ambiental para recibir a los visitantes y música relajante sin caer en lo cursi.

"Creo que Estados Unidos está redescubriendo los beneficios de la sauna", dijo Talmadge. Aunque estar en una sauna es una actividad pasiva, genera un efecto similar al de un ejercicio cardiovascular. Tiene propiedades desintoxicantes y antiinflamatorias, y también aporta beneficios para la salud mental, como la reducción de la depresión y el aumento de endorfinas.
"Ahora más que nunca, todo el mundo está todo el día pegado al celular, obsesionado con la tecnología, y Bathhouse se convirtió en una vía de escape", agregó Talmadge. "Creo que una de las cosas que más le gusta a la gente de acá es que dejás el celular en casa y vivís una experiencia auténtica. Te desconectás por completo".
