Soledad en el trabajo remoto: 5 estrategias para evitar el aislamiento social
Lejos de ser una simple incomodidad, la desconexión social afecta la salud mental y física, disminuye el compromiso laboral y aumenta la rotación. Ante esto, existen cinco estrategias concretas y respaldadas por la ciencia para mantenerte vinculado con los demás, cuidar tu bienestar y construir una rutina laboral más humana desde casa.

Si trabajás desde casa y te cuesta conectar con tus compañeros o incluso con tu trabajo, no sos el único. Uno de cada cinco empleados en todo el mundo dijo haberse sentido muy solo el día anterior, según el informe "Estado del lugar de trabajo global 2024" de Gallup. Para quienes trabajan de forma remota o híbrida, el riesgo es todavía mayor. En la última encuesta de Buffer sobre el estado del trabajo remotoel 23 % de los trabajadores totalmente remotos señaló la soledad como su segundo mayor problema, después de las dificultades para colaborar y comunicarse.

Esto no es solo una cuestión emocional. Se empieza a ver como una crisis de salud pública. El asesor del director general de Servicios de Salud de EE.UU. advirtió que la falta de conexión social puede aumentar el riesgo de muerte prematura tanto como fumar 15 cigarrillos por día. La soledad se asocia con depresión, ansiedad, problemas para dormir y más agotamiento. Para las empresas, tener empleados remotos y aislados significa menos compromiso, menos colaboración y más rotación.

Entonces, ¿qué podés hacer para cuidar tu salud mental y la de tu equipo si pasás la mayor parte del día en casa? Podés empezar con estas cinco estrategias basadas en estudios científicos.

1. Poné límites físicos y buscá la conexión humana

Una de las maneras más efectivas de evitar el aislamiento es salir cada tanto de la oficina en casa.

Probá trabajar fuera de tu casa

Tratá de trabajar al menos un día por semana en otro lugar. Puede ser un espacio de coworking, una cafetería, una biblioteca o un campus universitario. Cambiar de ambiente le da a tu cabeza la dosis de presencia humana que necesita. Aunque no hables con nadie, estar rodeado de gente te ayuda a sentir que formás parte de algo más grande.

Sacale el jugo a los espacios de coworking

Estos lugares ofrecen un entorno profesional donde podés hacer contactos o tener charlas informales. Si no tenés uno cerca, las cafeterías o bibliotecas también sirven. Conectate con otros que también trabajen a distancia en tu zona y armá encuentros para compartir espacio, ideas y compañía. Esto te ayuda a mantener cierta rutina y a tener caras conocidas cerca mientras trabajás solo.

Usá tu horario a favor

La flexibilidad horaria permite meter pequeños momentos sociales durante el día. Podés desayunar con un vecino, pasar más tiempo con tu familia antes de que arranquen sus actividades o sacar a pasear al perro al mediodía. Estos gestos simples suman y hacen que el trabajo desde casa no se vuelva tan solitario.

2. Usá la tecnología para tener charlas que sumen

Aunque a veces parezca que la tecnología nos aleja, bien usada puede ser tu mejor aliada para mantener una relación real con tus compañeros de laburo.

Poné la cámara como primera opción

Usá videollamadas para las charlas importantes, cuando haya ideas para compartir o si hay que discutir algo complicado. Si tenés que explicar algo difícil, no estás de acuerdo con alguien o querés que se entienda bien tu punto, elegí una videollamada o, al menos, una llamada de voz. Evitás malos entendidos y la frialdad de los mails o los chats, que muchas veces hacen que uno se sienta más solo.

Si tenés que explicar algo difícil, no estás de acuerdo con alguien o querés que se entienda bien tu punto, elegí una videollamada o, al menos, una llamada de voz.

Sumá el video también en lo cotidiano

Las videollamadas permiten ver gestos, tonos de voz y expresiones, todo clave para generar confianza. Transmiten más cercanía que una simple llamada. También podés mandar mensajes grabados en video si no hace falta una charla en vivo. Herramientas como Loom o el mismo celular te permiten dejar un mensaje claro y personal, que hace sentir al otro más cerca.

Generá momentos informales por video

Podés proponer charlas virtuales sin agenda, sumarte a reuniones opcionales por video o simplemente dejar la cámara prendida cuando estés en una reunión. Al principio puede incomodar, pero ver y dejarse ver ayuda a crear un vínculo más humano. Y si el video no va, una llamada de voz también sirve: a veces un par de minutos al teléfono resuelven más que una cadena eterna de mails.

3. Armá y sumate a redes sociales dentro del trabajo

En el trabajo remoto, crear vínculos sociales lleva más esfuerzo, pero vale la pena. Sentirte parte de algo y estar más a gusto con tu laburo empieza por ahí.

Sumate o creá comunidades online

Usá las plataformas internas como Slack o Teams para entrar en canales que tengan que ver con lo que te gusta. Puede ser uno de fotos de mascotas, de madres y padres que trabajan, de recomendaciones de libros o sobre hobbies. Estos espacios informales te permiten conectarte sin presión, te alegran el día y hacen más fácil encontrar cosas en común con tus compañeros.

Generá oportunidades para charlar

Si en tu empresa no hay estos grupos, podés armarlos vos. Proponé un almuerzo virtual al mes, una charla semanal con café para quienes arrancan temprano o un canal para compartir trucos de productividad. Crear estos espacios no solo te ayuda a vincularte con otros, también muestra que te importa cómo se lleva el equipo y el bienestar de los que trabajan con vos.

No le escapes a los eventos sociales de la empresa

Participá de las actividades que organiza la empresa, aunque sean opcionales. A veces no tenés ganas de happy hours online o juegos por videollamada, pero sirven para aflojar tensiones, conocerse mejor y sentirse menos solo. La clave es no ir con prejuicios y tratar de conectar con los demás como personas, no solo como contactos de trabajo.

Hablá de cosas que no sean del trabajo

Tratá de tener charlas que no pasen solo por lo laboral. Podés contar algo de tu vida, preguntar por el fin de semana o interesarte por los gustos de los demás. También podés sumarte a grupos de desarrollo profesional dentro de la empresa. Un club de lectura, una red de mentoría o una ronda para compartir habilidades son buenas excusas para aprender y, al mismo tiempo, armar vínculos más reales.

4. Poné límites claros entre el trabajo y tu vida personal

Uno de los efectos más jodidos del aislamiento es cómo se borran los límites entre el trabajo y la vida diaria. Eso lleva al cansancio extremo y a desconectarte tanto del laburo como de tus vínculos fuera de él.

Separá bien los tiempos y espacios de trabajo

Marcá una diferencia clara entre tu espacio de trabajo y el resto de tu casa. Aunque sea solo un rincón, que sea siempre el mismo. Evitá trabajar desde la cama o lugares donde solés descansar. Cuando termine el día, cerrá la compu, apagá las notificaciones y hacé algo que te marque que cambiaste de etapa. Un ritual simple sirve: poner música, prender una vela, o simplemente salir del espacio donde estuviste trabajando.

Aprendé a desconectarte de verdad

Muchos dicen que lo más difícil es cortar al final del día. Armá una rutina que te ayude a pasar del modo trabajo al modo personal. Podés salir a caminar, cambiarte de ropa o ponerte con alguna actividad que te atrape. Lo importante es que ese momento sea claro y que lo respetes.

Agendá planes sociales para después del trabajo

Organizá cosas para después del horario laboral, sobre todo si sentís que estuviste muy solo. Una cena con amigos, tiempo con tu familia o incluso una salida solo pueden levantarte el ánimo y recordarte que hay vida más allá de la pantalla. Además, saber que tenés algo que te espera al final del día te da una razón para cortar a horario.

Una cena con amigos, tiempo con tu familia o incluso una salida solo pueden levantarte el ánimo y recordarte que hay vida más allá de la pantalla.

Cuidá tu salud física y mental

Hacé ejercicio, dormí bien y buscá maneras de bajar el estrés. Sumarte a clases, meterte en grupos con intereses comunes o participar en actividades de voluntariado también puede ayudarte a conocer gente y sumar nuevas conexiones. Y sé sincero con vos mismo: si necesitás más contacto social que otros, está bien. Lo importante es reconocerlo y hacer algo al respecto.

5. Fomentá un trabajo remoto que sea realmente inclusivo

Aunque evitar el aislamiento depende en parte de lo que hagas vos, también podés influir en cómo se vive el trabajo remoto en tu empresa.

Hacé que las reuniones incluyan a todos

Cuando armes reuniones, asegurate de que siempre tengan link de videollamada y de que los que trabajan a distancia puedan participar activamente. Si ves que en la sala se arma una charla paralela que deja afuera a los que están conectados, marcá la situación con respeto y proponé que todos se sumen por videollamada desde sus computadoras para que nadie quede al margen.

Sumá propuestas de actividades y espacios sociales

Promové actividades que sirvan para conocerse más y fortalecer el equipo, pero pensadas también para quienes trabajan desde casa. Charlas virtuales, juegos online o proyectos compartidos pueden ayudar a generar lazos. Si en tu empresa no hay estas opciones, acercá ideas concretas y ofrecete para ayudar a organizarlas.

Pedí espacios para seguir creciendo profesionalmente

Buscá participar en capacitaciones, proyectos con otras áreas o programas de mentoría. Así sumás herramientas, conocés gente y generás vínculos desde otro lugar, mientras seguís creciendo en tu carrera.

Defendé beneficios que sirvan también al trabajo remoto

Si los beneficios están pensados solo para los que van a la oficina, pedí que se ajusten. Puede ser un presupuesto para coworking, plata para mejorar tu espacio de trabajo en casa o apoyo para formarte. Pedilo como algo justo y necesario para que todos puedan trabajar en igualdad de condiciones, no como un capricho.

Proponé encuentros presenciales

Podés sugerir juntadas trimestrales del equipo, algún retiro una vez al año o encuentros por zonas. Si alguna vez vas a la oficina, tratá de sumar a los que están conectados a las charlas informales y a lo social. Compartí información que quizás no se comunica oficialmente y ayudá a que el equipo, más allá de dónde esté cada uno, se sienta unido.

Cómo evitar el aislamiento social si trabajás a distancia

El aislamiento social en el trabajo remoto se puede evitar si sos constante y aplicás estrategias con intención. Crear vínculos mejora tu bienestar, tu día a día en el trabajo y tu crecimiento profesional. Todo esto funciona mejor si lo hacés de forma combinada, no como acciones sueltas.

Prevenir el aislamiento no es algo que se resuelve una vez y listo. Es un proceso que requiere estar atento a lo que necesitás y hacer los ajustes necesarios. Si tomás la iniciativa para cuidarte y también para generar un ambiente más inclusivo, ayudás a construir una forma de trabajar a distancia donde nadie se sienta solo.

Con información de Forbes US