Crear una empresa de inteligencia artificial, y más aún una que capte el interés de grandes inversores, solía demandar años. Pero Pavel Gurvich y sus socios fundadores de Tenzai, una compañía israelí de ciberseguridad, demuestran que eso ya no siempre es así. Fundaron la startup hace menos de seis meses y este martes anunciaron su lanzamiento con una ronda de financiamiento inicial de US$ 75 millones.
Los agentes de Tenzai, basados en modelos de IA avanzados desarrollados por firmas como Anthropic y OpenAI, están diseñados para detectar y aprovechar vulnerabilidades en los sistemas de sus clientes. Según Gurvich, estos agentes cuentan con capacidades ofensivas sofisticadas y pueden operar a una escala que hasta hace poco parecía inalcanzable. Cuando identifican un problema, sugieren lo que consideran la mejor solución. Luego, un equipo humano evalúa esa recomendación y decide si la aplica o no. Gurvich aseguró que la tecnología de Tenzai puede ofrecer a las empresas el equivalente al trabajo de tres expertos en seguridad bien pagos. El objetivo es contribuir a desarrollar un código que no se pueda vulnerar.
"Las cosas que encuentran estos agentes son increíbles... uno no espera que la IA sea tan creativa", dijo a Forbes.
Firmas reconocidas de capital de riesgo como Greylock Partners, Lux Capital y Battery Ventures quedaron lo suficientemente impresionadas como para invertir a comienzos de este año. Según una fuente cercana a la operación, valoraron la startup en US$ 330 millones.
Por ahora, la empresa no revela cuántos clientes tiene ni quiénes son, ya que todavía está desarrollando el producto junto con los primeros usuarios. Sin embargo, los fundadores de Tenzai ya tienen experiencia en grandes operaciones. Gurvich y el cofundador Ariel Zeitlin vendieron su startup Guardicore —donde también participaban como fundadores Ofri Ziv e Itamar Tal, excompañeros en la inteligencia israelí— al gigante de redes y ciberseguridad Akamai en 2021 por US$ 600 millones. El último cofundador de Tenzai, Aner Mazur, fue jefe de producto en Snyk, una empresa que también usa IA para ayudar a los programadores a proteger sus desarrollos, y que alcanzó una valuación de US$ 7400 millones.
Asheem Chandna, inversor de Greylock, estima que hay un mercado potencial de al menos US$ 5000 millones para las pruebas de seguridad impulsadas por inteligencia artificial. "La ciberseguridad es, de hecho, un área de aplicación muy prometedora para la IA, en todas las categorías del sector", afirmó.
Mor Chen, colega de Chandna, destacó la trayectoria del equipo fundador: "Los fundadores de Tenzai aportan décadas de experiencia trabajando en organizaciones de vanguardia como las Fuerzas de Defensa de Israel, donde desarrollaron sus carreras pensando como estos actores en entornos muy complejos y de alto riesgo". Y agregó: "Están combinando esta mentalidad con los avances en IA".
Tenzai se mete en un mercado donde la demanda por agentes de inteligencia artificial que reemplacen la tarea de los pentesters, o equipos rojos, no para de crecer. Estos profesionales intentan replicar las acciones de ciberdelincuentes para detectar fallas en el software y robar información corporativa o tomar el control de cuentas empresariales.
Entre sus competidores aparecen la israelí Terra Security, que recientemente levantó US$ 30 millones en una ronda de financiamiento Serie A, y XBOW, una startup con base en Seattle que superó a los humanos y se posicionó como líder en la plataforma de recompensas por errores HackerOne. Hasta el momento, esta última recaudó US$ 117 millones.
Gurvich señala que Tenzai apunta a competir más con grandes consultoras como Deloitte o PwC. Su objetivo es trabajar con clientes como bancos y otras instituciones financieras para encontrar fallas en aplicaciones críticas desarrolladas a medida, y no tanto en software comercial de uso extendido.
A Gurvich no le sorprende que la industria avance hacia una mayor adopción de la inteligencia artificial. Sostiene que los modelos, en especial los desarrollados por OpenAI y Anthropic, ya muestran capacidad para detectar fallas básicas a gran escala. A comienzos de este año, Anthropic publicó un estudio en el que mostró que su modelo Sonnet 4.5 identificó nuevas vulnerabilidades en más del 33 % de las herramientas de código abierto que analizó.
Si bien "las personas más capacitadas del mundo superan a las mejores máquinas del mundo" en tareas de hacking, Gurvich remarcó que la IA puede detectar problemas muy graves, sobre todo cuando trabaja a gran escala. "En ese sentido, las máquinas están mejor posicionadas para realizar un mejor trabajo", cerró.
*Con información de Forbes US.