La bondad como ventaja competitiva: por qué la empatía es importante en los negocios
El camino hacia un mundo empresarial más bondadoso es un esfuerzo tanto colectivo como individual.

En un mundo empresarial cada vez más interconectado y transparente, la esencia de cómo se comportan las empresas, tanto públicamente como a puerta cerrada, nunca fue tan escrutada. Como fundadora de una empresa de consultoría, mi trayectoria estuvo anclada en los principios de diligencia, cuidado y un compromiso inquebrantable con el fomento de relaciones positivas dentro del sector.

Nuestro crecimiento es un testimonio de la eficacia de liderar con amabilidad e integridad. Por desgracia, este enfoque no parece ser una norma universal en el ámbito del liderazgo hoy en día.

Me encontré con un número sorprendente de empresarios cuya conducta contrasta claramente con estos valores. Este comportamiento va desde el menoscabo hasta las comunicaciones despectivas que uno no esperaría de los líderes de empresas reputadas. La cuestión se extiende más allá de las figuras conocidas que con frecuencia destacan los medios de comunicación, tocando un espectro de liderazgo que permanece en gran medida sin examinar.

No se puede exagerar la importancia de la pasión y la dedicación a la propia empresa; es el combustible que impulsa la innovación y el éxito. Esto es cierto en todas las industrias, y es especialmente importante en una industria como la tecnológica. Sin embargo, la forma en que algunos líderes expresan esta pasión, sobre todo cuando se relacionan con sus compañeros, competidores y socios potenciales, deja a menudo mucho que desear. Los encuentros llenos de comentarios pasivo-agresivos, menosprecio no provocado y falta de madurez emocional no sólo son preocupantes a nivel personal, sino que plantean interrogantes sobre las implicaciones para la cultura y la ética.

Los encuentros llenos de comentarios pasivo-agresivos, menosprecio no provocado y falta de madurez emocional no sólo son preocupantes a nivel personal, sino que plantean interrogantes sobre las implicaciones para la cultura y la ética.

Imaginate un escenario en el que una oportunidad para colaborar se encuentra no sólo con escepticismo, sino con hostilidad y falta de profesionalidad. El diálogo pasa de las sinergias a los ataques personales y las afirmaciones de superioridad. Tales interacciones no sólo son improductivas, sino que también pintan una imagen preocupante del liderazgo que impulsa a estas empresas. Además, el contraste entre los personajes públicos de humildad y la realidad de sus interacciones resalta una brecha entre la imagen y la acción.

El proceso de contratación y adquisición de talentos ilustra esta dicotomía. Los esfuerzos de nuestra empresa por ofrecer un lugar de trabajo excepcional y atraer a los mejores talentos se toparon en ocasiones con el ridículo en lugar de con la cortesía profesional. Sin embargo, a medida que nuestro equipo fue creciendo y atrayendo a profesionales líderes del sector, los que antes despreciaban nuestro enfoque empezaron a tomar nota. Este cambio subraya el valor de la resiliencia y la importancia de alimentar una cultura corporativa innovadora y de apoyo.

Nuestra marca, inspirada en una mezcla única de ethos ciberpunk-samurai, se enfrentó a su parte de escepticismo. Al principio, algunos cuestionaron la seriedad de nuestro compromiso de competir en el ámbito de la consultoría con una identidad tan definida. Sin embargo, a medida que fuimos demostrando nuestro valor y consolidando nuestro lugar en la industria, los mismos temas que antes eran criticados se convirtieron en motivo de orgullo y reconocimiento. Esta evolución en la percepción por parte de nuestros compañeros y socios es un recordatorio de que el éxito no consiste sólo en ajustarse a las normas establecidas, sino también en aportar valor genuino e innovación.

Mientras navegamos por las complejidades del escenario empresarial, la presentación de un liderazgo que encarne tanto la innovación como la integridad nunca fue más fuerte. En la búsqueda del éxito, la verdadera medida del valor de una empresa va más allá de sus logros financieros e incluye la calidad de sus interacciones, internamente con los empleados y externamente con los socios y la comunidad. La transición de una cultura de parcialidad y competitividad a otra de amabilidad y apoyo no es sólo un cambio filosófico, sino también un imperativo estratégico para el crecimiento sostenible.

En la búsqueda del éxito, la verdadera medida del valor de una empresa va más allá de sus logros financieros e incluye la calidad de sus interacciones, internamente con los empleados y externamente con los socios y la comunidad. 

Abrazar la empatía

El primer paso para cultivar una cultura empresarial más respetuosa y bondadosa es que los líderes practiquen activamente la empatía. Comprender y apreciar los desafíos, las aspiraciones y las perspectivas de los demás puede transformar las interacciones competitivas en oportunidades de colaboración. Los líderes pueden iniciar este cambio escuchando activamente a sus equipos, socios e incluso competidores, buscando comprender antes de ser comprendidos. Este enfoque empático no sólo mejora la moral del equipo, sino que también sube nuevas vías para la resolución innovadora de problemas y la colaboración.

Comunicación abierta y positiva

Una comunicación clara, honesta y positiva es la base de cualquier organización sana. Los líderes deben fomentar un ambiente en el que los miembros del equipo se sientan valorados y escuchados, en el que se ofrezca una retroalimentación constructiva y en el que haya un intercambio abierto de ideas. Esta práctica debería extenderse más allá del funcionamiento de la empresa para incluir la forma en que las empresas se comunican con la competencia, los clientes y la industria. Al priorizar la transparencia y la positividad en todas las formas de comunicación, las empresas pueden predicar con el ejemplo, demostrando que la profesionalidad no excluye la amabilidad.

Diversidad e inclusión

Un lugar de trabajo diverso e inclusivo está más preparado para combatir los prejuicios y fomentar la amabilidad. Al valorar las diferentes perspectivas y orígenes, los líderes crean un entorno más vibrante, innovador y empático. Este compromiso con la diversidad debe reflejarse en las prácticas de contratación, las estrategias de desarrollo y la promoción de una cultura inclusiva que celebre las diferencias. Al hacerlo, las empresas no sólo mejoran su potencial creativo, sino que también demuestran un compromiso con la equidad y el respeto que puede inspirar a la industria.

Un lugar de trabajo diverso e inclusivo está más preparado para combatir los prejuicios y fomentar la amabilidad. 

Reconocer y recompensar la amabilidad

En un mundo dominado con frecuencia por el pensamiento de la cuenta de resultados, es crucial que los líderes reconozcan y recompensen los actos de bondad. Ya sea a través de programas formales de reconocimiento, gritos en las reuniones o simplemente a través del reconocimiento personal, celebrar estas acciones refuerza su valor dentro de la cultura de la empresa. Este reconocimiento sirve como un poderoso recordatorio de que el éxito no consiste sólo en lo que conseguimos, sino también en cómo lo conseguimos.

Predicar con el ejemplo

En última instancia, la herramienta más potente para promover la amabilidad y prevenir los prejuicios en las empresas es que los propios líderes prediquen con el ejemplo. Las actitudes y los comportamientos de los dirigentes de una empresa marcan la pauta de toda la organización. Los líderes que demuestran amabilidad, humildad y una auténtica preocupación por los demás inspiran a los equipos a adoptar los mismos valores. Esta influencia puede extenderse más allá de los confines de la empresa, desafiando las normas del sector y fomentando un cambio hacia prácticas más éticas y compasivas.

El viaje hacia un mundo empresarial más bondadoso es un esfuerzo tanto colectivo como individual. Requiere un compromiso de crecimiento personal, empatía y el valor de desafiar el status quo. Como líderes en nuestros respectivos campos, tenemos la oportunidad -y la responsabilidad- de redefinir lo que significa tener éxito en los negocios. Al dar prioridad a la amabilidad y el respeto, podemos cultivar un entorno que no sólo impulse la innovación y el crecimiento, sino que también contribuya a una sociedad más justa y compasiva.

*Con información de Forbes US