Hernán Cataldi: "La perspectiva es que se debe diseñar para personas no para especulaciones financieras"
Pablo Wahnon Editor de Innovación
Pablo Wahnon Editor de Innovación
El mercado inmobiliario argentino alcanzó un valor de USD 23,77 mil millones en 2024, y se proyecta un crecimiento del 3,8% anual hasta 2034, llegando a USD 33,25 mil millones, de acuerdo con Informes de Expertos. Pero estas proyecciones conviven con realidades contradictorias.
En febrero de 2025, por ejemplo, se concretaron 4.293 escrituras de compraventa en la Ciudad de Buenos Aires, un 94% más que en el mismo mes del año anterior, marcando el mejor febrero en casi dos décadas. Sin embargo, la oferta de propiedades en venta cayó de aproximadamente 160.000 en 2021 a 100.000 en 2024. La foto es clara: crecimiento en transacciones, pero un stock cada vez más limitado, en un mercado donde la previsibilidad sigue siendo la gran ausente.
En este ecosistema, los desarrolladores deben crear metodologías de gestión que trascienden lo técnico y lo estético para convertirse en verdaderos sistemas de resiliencia empresarial.
Uno de los ejemplos es el arquitecto y desarrollador argentino Hernán Cataldi, con más de 27 años de trayectoria y más de un centenar de obras completadas.
Henán Cataldi, fundador de Grupo Calac, resume décadas de experiencia en una frase que funciona como axioma: "En Argentina aprendés que no podés depender de condiciones estables, entonces desarrollás metodologías que funcionen independientemente del contexto externo."
Su enfoque, que él mismo denomina "arquitectura esencial", integra economía de recursos, modulación constructiva y sistemas eficientes que reducen desperdicios. Más allá de lo técnico, el verdadero diferencial está en la capacidad de generar confianza: mantener alineados a equipos, inversores y clientes en medio de la incertidumbre.
"El éxito siempre viene de entender que estamos diseñando para personas, no para especulaciones financieras", señala Cataldi. Esta perspectiva humanística se traduce en proyectos que mantienen valor a lo largo del tiempo, independientemente de las oscilaciones externas.
A lo largo de su carrera, Cataldi aportó innovación y soluciones técnicas en proyectos de gran visibilidad. Fue responsable de la ampliación del Acuario de Temaikén, donde
aplicó recursos constructivos innovadores, y tuvo a su cargo la ejecución en hormigón visto de uno de los edificios del Archivo General de la Nación, hitos que marcaron su capacidad para transformar desafíos técnicos en resultados arquitectónicos de calidad.
En paralelo, consolidó su perfil de desarrollador inmobiliario liderando proyectos residenciales en Nordelta y Puertos, así como una serie de emprendimientos en la Ciudad de Buenos Aires ejecutados de manera continua y exitosa, que se transformaron en referencia por su diseño funcional y eficiente. Además, participó como consultor en gestión y gerenciamiento de obras, que van desde canalizaciones pluviales e infraestructura hasta el asesoramiento a empresas constructoras en edificios públicos y universidades. A nivel internacional, obtuvo el primer premio en el concurso de Casa Montserrat en Barcelona (España), con una propuesta sustentable en hormigón prefabricado, y fue convocado como jurado en un certamen internacional en Chile, lo que reafirma su proyección global.
El valor económico del diseño
En el mundo inmobiliario, cada decisión de diseño impacta directamente en el valor de un proyecto. Para Cataldi, la arquitectura no es solo una disciplina creativa, sino una herramienta estratégica capaz de maximizar la rentabilidad de una inversión.
"El diseño bien pensado no encarece un proyecto, lo potencia", afirma. Su trayectoria lo demuestra: edificios residenciales, casas en barrios privados y desarrollos de gran escala en Buenos Aires y alrededores lograron una revalorización superior gracias a la calidad arquitectónica. Espacios bien iluminados, tipologías funcionales y materiales elegidos con criterio no solo generan mayor confort, sino que también atraen mejores compradores e incrementan el valor de reventa.
El fenómeno es claro: los inmuebles con diseño diferencial se destacan en un mercado saturado. Cataldi explica que un proyecto con distribución inteligente, eficiencia energética y detalles constructivos de calidad puede obtener un ROI mayor frente a propuestas similares sin esos atributos. "La arquitectura influye directamente en la ecuación financiera. No se trata de metros cuadrados, sino de cómo esos metros se transforman en experiencias de vida y en activos más rentables", subraya.
Confianza es el motor que delinea un mercado
La sustentabilidad y la eficiencia económica no son objetivos contrapuestos, sino complementarios. Edificios que reducen desperdicios, optimizan la eficiencia energética y adaptan su diseño a diferentes usos no solo generan ahorros operativos, sino también mayor resiliencia frente a la volatilidad del mercado.
Este enfoque cobra aún más relevancia en un contexto de escasez de recursos y fluctuaciones de costos. La capacidad de los desarrolladores de mostrar proyectos rentables y sostenibles en simultáneo es clave para mantener la confianza de los inversores y sostener el valor de los activos en el tiempo.
Anticipando cambios de paradigma
El mercado argentino también es terreno fértil para anticipar tendencias que hoy se ven en todo el mundo. La popularización de la vida nómade, los modelos de co-living y la demanda de espacios flexibles son fenómenos que desarrolladores como Cataldi vienen incorporando desde hace años.
"Las nuevas generaciones priorizan la flexibilidad por sobre la rigidez. El valor ya no está solo en los metros cuadrados, sino en cómo los espacios se adaptan a modos de vida cambiantes", observa el arquitecto, en línea con estudios internacionales que muestran que la personalización de los espacios será uno de los principales motores de decisión en real estate hacia 2030.
La experiencia argentina evidencia que la confianza no se construye a pesar de la incertidumbre, sino dentro de ella. Metodologías desarrolladas en contextos de inflación, cambios regulatorios y escasez de recursos hoy sirven como blueprint para un sector que busca resiliencia a escala internacional.
"El futuro del real estate no depende de la estabilidad económica, sino de la capacidad de generar confianza en cualquier escenario. Los desarrolladores que dominen esta habilidad serán los que lideren globalmente", concluye Cataldi.