Históricamente, hablar de plata fue sinónimo de hablar en difícil. Términos técnicos, números abstractos, conceptos que parecían reservados para especialistas. Las finanzas personales, que deberían ser parte de la vida cotidiana, se envolvieron en un lenguaje que, lejos de ayudar, excluía.
Pero algo cambió. Las nuevas generaciones ya no compran la idea de que las finanzas deben ser serias para ser importantes. Y en Naranja X decidimos acompañar —y acelerar— ese cambio. Porque creemos que hablar claro sobre dinero es mucho más que una decisión de comunicación: es un acto de empoderamiento. Justamente, en un momento en el que los medios digitales se consolidan como la forma favorita de pagar para todos los segmentos en Argentina.
Usar expresiones como "mangos", "guita", "Pa' que te rinda", o "frascos" para referirnos a una nueva herramienta de ahorro no es sólo un guiño simpático. Es reconocer cómo hablamos los argentinos cuando hablamos de finanzas. Es poner en palabras propias lo que nos pasa todos los días con la plata: que no llegamos a fin de mes, que cobramos y se nos va todo, que hacemos malabares para ahorrar aunque sea un poco. Es conectar con una realidad sin disfrazarla. Si las billeteras digitales son hoy el instrumento de gestión de dinero que más usamos por su practicidad, conveniencia, seguridad y modernidad, igual de moderna y práctica tiene que ser nuestra manera de hablar de guita.
Este enfoque —colaborativo, horizontal, sin solemnidad— permite que miles de personas entiendan mejor sus finanzas y, por lo tanto, tomen decisiones más informadas.
Según datos del Banco Central de la República Argentina, los préstamos personales en pesos otorgados por entidades financieras registraron un crecimiento interanual del 204% en 2024. Es en estos contextos donde el lenguaje financiero tiene que dejar de ser un muro para convertirse en una herramienta facilitadora del acceso. Se trata de entender los alcances de una decisión en la que tenemos que analizar plazos de pago, tasa efectiva y costo financiero total, todos conceptos que pueden simplificar el acceso a ese capital. De generar cotidianeidad como clave para favorecer un uso cotidiano y simple de las herramientas financieras que mejor se acomoden a las necesidades de cada persona.
Desde la construcción de marca, esto nos plantea un desafío apasionante: ¿cómo hablar de temas complejos de forma simple sin perder profundidad? ¿Cómo lograr que una campaña no sólo entretenga, sino que también aborde la accesibilidad, inclusión y disfrute compartido? Con ese desafío abordamos el año pasado "Palo por Palo", la campaña que ofrecía un millón de pesos por cada pelota que pegara en el palo durante un partido del campeonato. Pero este es apenas un ejemplo de todo lo que las marcas podemos hacer.
En un país donde hablar de plata muchas veces incomoda, hacerlo con humor, con verdad y con códigos locales es una manera de correr el velo. De democratizar el acceso a la información financiera. De poner en palabras lo que a veces parece inabordable. Y eso, en definitiva, también es cambiar las reglas del juego.
* Por Julieta López, Head of Brand de Naranja X